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El mundo|Viernes, 9 de septiembre de 2005

La primera crisis política de los hacedores de la Revolución Naranja

El presidente de Ucrania, Viktor Yushenko, cesó a su gobierno en medio de acusaciones de corrupción. Hace ocho meses él y su equipo llegaron al poder prometiendo erradicar tal flagelo.

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La carismática Julia Timoshenko hasta ayer encabezaba el gobierno de Viktor Yushenko.
Por Rodrigo Fernández *
Desde Moscú

Viktor Yushenko, presidente de Ucrania, cesó ayer al gobierno en pleno como consecuencia de una crisis política –la más grave que viven los triunfadores de la Revolución Naranja– desatada por acusaciones de corrupción. A la dimisión del secretario de Estado, Alexandr Zinchenko, el fin de semana pasado, le siguió ayer la del viceprimer ministro Nikolai Tomenko. Zinchenko, que fue jefe de la campaña presidencial de Yushenko en el otoño del 2004, había acusado directamente a tres altos funcionarios cercanos al líder ucraniano de corruptos. Además de cesar al Gabinete que encabezaba la carismática Yulia Timoshenko, Yushenko se liberó de sus allegados Piotr Poroshenko, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, y de su ayudante principal Alexandr Tretiakov. A este último lo suspendió de su cargo mientras se investigan las acusaciones hechas por Zinchenko.
“He comprendido que unos roban, pero que son otros los que dimiten. No quiero compartir la responsabilidad con quienes han creado el actual sistema de corrupción”, declaró ayer por la mañana Tomenko en la rueda de prensa en la que explicó que había renunciado a su cargo porque se solidarizaba con las revelaciones hechas por Zinchenko. Poroshenko optó por dimitir también, oficialmente para que después no se le acusara de utilizar su puesto con el fin de obstaculizar las investigaciones.
Pero estas dimisiones resultaron ser sólo el comienzo del terremoto político que se avecinaba. Dos horas más tarde, Yushenko decidía cortar por lo sano y cesar al gobierno, sin esperar a que se desmoronara por sí solo. Tres días de consultas mantenidas con los que hicieron posible el triunfo de la Revolución Naranja mostraron a Yushenko que era incapaz de mantener la unidad de su equipo. Su repentina decisión llegó ocho meses después de que él y su equipo llegaran al gobierno prometiendo erradicar la corrupción en su totalidad que ha acosado a anteriores administraciones.
“En los últimos meses he tenido que limar constantemente asperezas entre el Gabinete de ministros y el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, entre éste y la Secretaría de Estado”, explicó Yushenko. El nivel de confianza entre los miembros del equipo que estaba en el poder es de cero, señaló el presidente. Tomenko por su parte, afirmó que las relaciones se habían deteriorado a tal punto que había dos gobiernos, uno conducido por Poroshenko, y el otro por Timoshenko. Un aliado cercano de Timoshenko dijo que trabajaría para alcanzar “la segunda fase de la Revolución Naranja”. Yushenko criticó asimismo al gobierno saliente por su “inclinación al populismo”.
“Estamos siendo testigos de una paradoja. Muchas nuevas caras han llegado al poder pero la cara del poder no ha cambiado”, dijo Yushenko, refiriéndose al burócrata del anterior régimen de la era soviética, Leonid Kuchma, que era visto siempre envuelto en casos de camaradería y corrupción. “Necesitamos detener la desilusión de la sociedad y asegurarnos que los ideales (de la Revolución Naranja) no sean puestos en duda”, agregó. El presidente dijo que los ucranianos están viendo la revolución como una forma de transferir la riqueza de la vieja elite a una nueva.
La destitución del gobierno, para muchos observadores, habría sido provocada por Timoshenko, que ya se prepara para las próximas elecciones parlamentarias que deben celebrarse en marzo del 2006. Esos comicios son sumamente importantes, ya que, de acuerdo con la reforma política aprobada durante la Revolución Naranja, a partir del próximo año el primer ministro será nombrado por el Legislativo y no por el presidente como ahora. Además, tendrá muchos más poderes que en la actualidad. Timoshenko goza de gran popularidad en Ucrania y su partido, Batkivshchina (Patria) puede ganar las elecciones y así volver triunfante a encabezar el gobierno.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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