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El mundo|Martes, 20 de septiembre de 2005

Pueden volver, pero mejor no

El alcalde de Nueva Orleans ahora pide que no regresen a cuatro barrios. Ya evacuan en Florida ante la tormenta Rita.

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Ayer, Katrina; hoy, Rita podría golpear nuevamente Estados Unidos.
La falta de coordinación entre las autoridades estatales y federales que marcó el desastre del huracán Katrina resurgió ayer cuando el presidente George W. Bush salió a frenar el regreso de residentes de cuatro barrios de Nueva Orleans ordenado por el alcalde de esa ciudad, Ray Nagin. Esta vez, Washington se puso firme y se impuso: pocas horas después, Nagin anunció: “Suspendemos todo retorno a la ciudad de Nueva Orleans desde ahora”. Al mismo tiempo, en la región inferior de los Cayos de Florida ya comenzaba la evacuación de algunos residentes ante la amenaza de la tormenta tropical Rita que se aproxima desde el Caribe.
Mientras el viceadministrador de la Guardia Costera, Thad Allen, advertía de los peligros de hacer regresar a la gente sin que las condiciones sanitarias y organizacionales de la ciudad estuvieran aseguradas, en los Cayos de Florida ya se estaba evacuando a los residentes de la parte inferior de la región por la cercanía de Rita, una tormenta tropical que tomará fuerza en aguas cálidas a lo largo de la semana, emprende rumbo a Cuba y a las Bahamas y amenaza, además de la parte sur de Florida, la devastada Nueva Orleans y la costa de Texas. Al mismo tiempo, el huracán Philippe despierta alertas. Se está formando al este de las Pequeñas Antillas y, probablemente, se dirigirá al noroeste.
Las autoridades gubernamentales también advirtieron de un nuevo éxodo masivo de la ciudad de Nueva Orleans si la amenaza de Rita se concreta. “Hay preocupación de que esta tormenta provoque más inundaciones”, explicó ayer Bush. “Si llueve mucho, al Cuerpo de Ingenieros del Ejército le preocupa que los diques (de Nueva Orleans) se rompan”, agregó. Las Bahamas, el norte de Cuba y Cayo Hueso (Key West) son las zonas bajo amenaza inmediata, y el estado de Texas podría sentir sus efectos el próximo fin de semana.
Luego de un aluvión de críticas sobre el compromiso del presidente Bush con la catástrofe causada por Katrina, el mandatario parece haber demostrado que ahora tiene el control de la situación. No dudó en salir a contradecir al alcalde Nagin: “El alcalde tiene el sueño de tener a su ciudad de nuevo funcionando”. “Compartimos el sueño, pero también queremos ser realistas sobre algunas de las dificultades y de los obstáculos. Estamos preocupados”, agregó. Esta vez, y especialmente luego de las críticas que recibió por la designación de Michael Brown para FEMA (la Agencia Federal de Gestión de Emergencias), Bush se apoyó en los análisis de los especialistas como Allen.
Sin embargo, no todos son halagos para Bush. Desde el Congreso ya se han escuchado críticas al uso que se le está dando a los miles de millones de dólares que el gobierno federal está destinando a las víctimas y a la reconstrucción de Nueva Orleans. Los legisladores demócratas, e incluso algunos republicanos, temen que la Costa del Golfo, como Irak, se convierta en el escenario para otro gran experimento de la ideología neoconservadora. Por ejemplo, Bush ha emitido, unilateralmente, una ley que permite a las empresas constructoras pagar salarios por debajo del mínimo para la reconstrucción.

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