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El mundo|Domingo, 2 de octubre de 2005
32 MUERTOS Y 101 HERIDOS EN UN NUEVO ATAQUE CONTRA LA ISLA TURISTICA DE BALI EN INDONESIA

Los asesinos regresaron al lugar del crimen

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Uno de los heridos de ayer es trasladado en ambulancia en Kuta, en la isla indonesa de Bali.
Indonesia volvió a ser blanco. Al menos 32 personas murieron y otras 101 resultaron heridas, entre ellas varias extranjeras, tras un ataque terrorista registrado ayer en la zona turística de Bali, tres años después de los sangrientos atentados en discotecas de la llamada “isla de los dioses”. Varias bombas explotaron en pocos minutos en las estaciones balnearias de Jimbaran y Kuta, en el corazón de la industria turística de la isla, primera destinación de Indonesia para los viajeros extranjeros. Según expertos, el ataque habría sido perpetrado por la red terrorista regional Yamaah Islamiyah (JI), vinculada con Al Qaida.
La policía indonesa confirmó que las explosiones se produjeron junto a la costa en Jimbaran y Kuta, que es la mayor estación balnearia de Bali y que siempre está repleta de turistas. Las primeras dos ocurrieron en la playa de Jimbaran a las 20 horas local, a 100 metros de distancia una de otra, cerca de restaurantes de comida marina muy frecuentados por turistas, y una tercera tuvo lugar en otro restaurante de un shopping de Kuta que sufrió además severos daños materiales. Un testigo dijo al canal local Metro TV que una de los estallidos en Jimbaran ocurrió cerca del hotel Four Seasons y que varias personas eran evacuadas heridas del lugar.
Las sirenas de las ambulancias retumbaban en la noche, mientras que decenas de turistas trataban desesperadamente de contactar con sus parientes, aunque las redes de telefonía móvil estaban todavía bloqueadas. Según testigos, la confusión y el pánico reinaban en la zona tras las explosiones, que los testigos calificaron de “ensordecedoras”. “Era un auténtico caos”, declaró un turista británico, Daniel Martin, quien aseguró que se encontraba junto a un edificio cercano al restaurante donde se produjo una de las explosiones. “No hubo policía ni nadie en la zona durante un buen rato”, añadió. “Había gente en la calle con heridas importantes, ensangrentada... Tuve miedo de acudir al restaurante por lo que podía ver allí”, confesó Martin. “Hubo varios segundos de silencio tras la explosión, y después empecé a ver a la gente correr, algunos gritando, otros llorando”, relató Wahidin, otro testigo de las explosiones. “Vivimos realmente el pánico. Cada uno trataba de salvarse por sí mismo, y no llegaba ayuda”, añadió, confesando que no tuvo el valor de volver atrás para socorrer a las víctimas en el lugar del atentado.
Un responsable de la Embajada de Francia, que visitó dos hospitales donde son atendidos los heridos, dijo que hay al menos 32 muertos y 101 heridos. En el hospital de Sangla se encontraban 21 cuerpos y en el nosocomio de Graha Asih otros 11, indicó este responsable, quien pidió el anonimato. Entre las víctimas hay un australiano y una japonesa, además de una francesa herida, según la misma fuente.
El presidente del país, Susilo Bambang Yudhonoyo, condenó las explosiones y en una intervención pública televisada declaró: “Está claro que se trata de ataques terroristas, ya que los objetivos fueron golpeados al azar y en lugares públicos”. El gobierno convocó ayer por la noche en el aeropuerto militar Halim de Yakarta a los jefes de la policía, el ejército y los servicios secretos indonesios. El presidente también anunció que partía hacia la zona de los ataques para interiorizarse personalmente de la situación. “La situación política, social y económica en Bali se estaba recuperando en los pasados tres años antes de este ataque con bombas”, dijo el mandatario. Por su parte, el portavoz de la diplomacia indonesa, Marty Natalegawa, afirmó que las explosiones se produjeron “en una zona muy concurrida”, y estimó que las bombas “estaban destinadas a causar la mayor cantidad de víctimas”.
El 87 por ciento de los 240 millones de habitantes de Indonesia es musulmán, pero la isla de Bali es la única región donde la inmensa mayoría de la población (un 91 por ciento) es de religión hindú. Estados Unidos, Australia y otros países advirtieron varias veces a lo largo de 2005 de los riesgos de un atentado en el país. Los antecedentes de ataques en Indonesia son varios: en octubre de 2002 una serie de explosiones en discotecas causaron la muerte a 202 personas, entre ellos 88 australianos, y fueron atribuidos a activistas musulmanes de la red islámica regional Yamaah Islamiyah (JI), vinculada con la red terrorista Al Qaida. Además se perpetraron ataques contra el hotel Marriott de Yakarta, provocando 12 muertos el 5 de agosto de 2003, y contra la Embajada de Australia, que dejó 12 víctimas el 9 de septiembre de 2004. “Los autores de los atentados precedentes están en su mayoría en libertad, (esto) nos hace correr un cierto riesgo”, afirmó Natalegawa.
Según un experto en terrorismo, sólo la red regional Yamaah Islamiyah (JI) es capaz de organizar atentados como el ayer. “La única organización que tiene la voluntad y la capacidad de disponer en la zona y organizar ataques simultáneos contra un objetivo occidental en Indonesia es la Yamaah Islamiyah”, indicó Rohan Gunaratna, especialista en terrorismo en el Instituto de Defensa y estudios estratégicos de Singapur. “La JI no fue todavía proscrita, no fue criminalizada, es importante que Indonesia lo haga y designe a la JI como una organización terrorista”, añadió el experto. Por su parte, el ministro australiano de Relaciones Exteriores, Alexander Downer, estimó “que podemos pensar que fue un atentado dirigido por una organización como la Yamaah Islamiyah”, aunque subrayó que por el momento no dispone de pruebas.

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