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El mundo|Miércoles, 2 de noviembre de 2005

A Bush lo vacunan en su plan contra la gripe aviaria

El presidente norteamericano solicitó al Congreso 7100 millones de dólares para planes de emergencia, fármacos antivirales y vacunas. No se sabe si éstas serán efectivas para enfrentar una pandemia.

Por Yolanda Monge*
Desde Washington
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“Yo ya me vacuné”, bromeó Bush al anunciar el plan nacional.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció ayer su plan nacional para luchar contra una posible pandemia de gripe aviaria. “Si esperamos a que la pandemia aparezca, será demasiado tarde”, alertó Bush, y advirtió que, aunque nadie sabe cuándo, es probable que “la pandemia aparezca en cualquier momento”. El presidente solicitó del Congreso 7100 millones de dólares para planes de emergencia, fármacos antivirales e investigación sobre vacunas. También anunció la adquisición de 20 millones de dosis de la actual vacuna contra el virus de la gripe aviaria H5N1. Los científicos no saben si esta vacuna servirá contra el virus mutante que cause la pandemia.
El problema reside en que esas vacunas sólo protegerían a 20 millones de estadounidenses (sobre una población de más de 290 millones) y que la comunidad científica reconoce que no sabe si serán útiles en caso de que al final se produzca la temida pandemia, puesto que para que esto ocurra el virus que afecta a las aves debe mutar, para así poder transmitirse entre humanos y no de aves a personas, como ha sucedido hasta ahora.
Todo apunta a que es muy posible, además, que la variante que mute sea otra diferente al H5N1. En este sentido, la Comisión Europea anunció que tiene listo un prototipo de vacuna, pero para la variante H7N1. La estrategia de Bush de acumular unas vacunas que no se saben efectivas con seguridad para enfrentar una posible pandemia impedirá que los laboratorios farmacéuticos fabriquen otro tipo de remedios antigripales convencionales, así como provocará una superproducción en el mercado.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como científicos especializados aseguran que tarde o temprano un virus de la gripe aviaria acumulará las mutaciones necesarias para una transmisión eficaz de persona a persona y causará una pandemia, como ya ocurrió en 1918, 1957 y 1968. La gran incógnita reside en que nadie sabe si esa variante será la H5N1. Si no lo fuera, Bush habría tirado a la basura 1200 millones de dólares. Pero incluso, aunque sí lo fuera, puede que las mutaciones transformen tanto el virus que la vacuna sea también inútil. Por todas estas razones, la OMS ha desaconsejado la producción en masa de esta vacuna. Consejo que no parece contar para el presidente de Estados Unidos.
En un discurso en el Instituto de Salud Nacional en Bethesta (Maryland), Bush solicitó además otra partida extraordinaria de 2800 millones de dólares para la investigación de métodos más rápidos de producción de antídotos contra la enfermedad. “Estados Unidos debe de estar preparado para detectar un estallido de pandemia en cualquier lugar del mundo, almacenar vacunas y medicinas antivirales y estar preparado para responder de forma coordinada entre las autoridades federales y locales para contener y hacer frente a los casos de la enfermedad.” Sobre esos tres anteriores pilares se basa la estrategia de la potencia mundial para enfrentarse a una eventual pandemia.
Bush aseguró que una pandemia de gripe aviaria sería mucho “más seria” que la gripe común que cada año postra en la cama a cientos de miles de personas enfermas y obliga a vacunarse. “Yo ya me vacuné”, bromeó el presidente. A diferencia de la común y vulgar gripe, la temida pandemia puede atacar y matar a gente joven y sana tanto como a personas mayores y de frágil salud. Bush parecía ayer consciente en su discurso de que el dinero que solicita al Congreso puede ser un gasto absurdo e innecesario: “La vacuna podría no ser la más adecuada para la pandemia, porque el virus puede que sea diferente al que ahora conocemos. Pero una vacuna contra la actual gripe aviaria al menos ofrecería alguna protección y salvaría algunas vidas en los primeros y críticos momentos del brote”. El presidente explicó que Estados Unidos estaba incrementando las reservas de vacunas y antídotos, tales como Tamiflu y Relenza. Ambas medicinas no pueden prevenir que la población se contagie de la gripe, pero pueden reducir los severos efectos de la enfermedad si se toman en las primeras 48 horas de contraer el virus, explicó Bush. “En este momento no existe una pandemia ni en EE.UU. ni en el resto del mundo, pero si nos dejamos guiar por la historia, tenemos razones para estar preocupados. En el siglo pasado, nuestro país y el mundo sufrieron tres pandemias y los virus de las aves contribuyeron sin duda alguna a ellas.” La gripe aviaria comenzó en el sudeste de Asia y se ha expandido hacia zonas de Europa. Su contagio es desde las aves a los seres humanos que estén en contacto cercano con ellas. Desde 2003, al menos 62 personas han muerto en el sudeste asiático por el H5N1; en la mayoría de los casos tenían contacto con aves. Pero de momento no se han detectado casos de contagio persona a persona. Sin embargo, los científicos consideran que es cuestión de tiempo para que el virus evolucione de manera que pueda contagiarse entre personas, lo que daría lugar a una epidemia de mortíferas consecuencias. Hasta el momento, por mucho que Bush quiera almacenar vacunas, no existe un remedio de efectos demostrados contra la gripe aviaria.
La gripe aviaria no ha cruzado las fronteras de EE.UU., pero Bush aseguró ayer que “nuestro país ha recibido el mensaje y ha avisado del peligro con tiempo necesario para reaccionar al Departamento de Seguridad Interior”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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