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El mundo|Martes, 8 de noviembre de 2005
ARRESTAN AL PROFUGO EX PRESIDENTE DE PERU, SIN EXPULSARLO DE INMEDIATO

El día que Fujimori fue detenido en Chile

Luego de la sorpresiva llegada de Alberto Fujimori a Santiago desde Tokio, el Supremo chileno indicó su arresto. El ex mandatario pidió a ese país la libertad provisional. Se inició el proceso de extradición a Perú, que lo reclama para juzgarlo por corrupción y crímenes de lesa humanidad.

Por Carlos Noriega
Desde Lima
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En Perú se pidió que Chile expulsara de inmediato a Fujimori por los graves delitos que se le imputan.
Por primera vez, el hombre calificado como el presidente más corrupto en la historia de Perú está detenido. Doce horas después de su sorpresiva llegada a Santiago de Chile desde Tokio y cinco años después de su huida de Perú, el prófugo ex mandatario peruano Alberto Fujimori (1990-2000) fue arrestado en la madrugada de ayer y quedó recluido en la Escuela de Gendarmería, luego de estar unas horas en la Escuela de la Policía de Investigaciones de Chile. Con su detención se inició el proceso de extradición a Perú, que lo reclama para juzgarlo por corrupción y crímenes de lesa humanidad. Lima tiene 60 días para pedir la extradición, la que se solicitaría por los delitos de asociación ilícita para delinquir, peculado, desaparición forzada y homicidio calificado, entre otros cargos.
Ayer viajó a Santiago una delegación del gobierno peruano, presidida por el ministro del Interior, Rómulo Pizarro, e integrada, entre otros, por el procurador del caso Fujimori, Antonio Maldonado, para tratar con las autoridades chilenas los pasos a seguir para la extradición de Fujimori. También viajó a Chile una delegación de familiares de las víctimas de los escuadrones de la muerte fujimoristas, para pedir la rápida extradición de Fujimori. El presidente Alejandro Toledo calificó como “un insulto a la memoria de los peruanos” la pretensión de Fujimori de volver a Perú como candidato presidencial. “Que se acerque (Fujimori) más, pero para responder ante los fiscales y los jueces”, señaló Toledo, en respuesta al viaje de Fujimori a Chile.
Un Fujimori recostado en el asiento posterior de un automóvil policial, custodiado por agentes de la Interpol y tapándose el rostro con la mano, como suelen hacer los delincuentes comunes, aunque sin poder evitar que las cámaras capten por unos segundos la expresión de abatimiento reflejada en su rostro, fueron las primeras imágenes de Fujimori que llegaron a Perú desde Chile.
Durante su segundo traslado, en horas de la tarde, Fujimori intentó ensayar alguna sonrisa forzada ante las cámaras. La orden de detención preventiva contra Fujimori fue emitida por el juez Orlando Alvarez, quien actuó por indicación de la Corte Suprema de Chile. El arresto se produjo horas después de que el gobierno peruano enviara una nota a su similar chileno pidiendo la detención del prófugo ex presidente, quien a pesar de tener una orden de captura internacional había logrado ingresar sin problemas a Chile, ante la extrañeza y molestia del gobierno, la clase política y la opinión pública peruana. El gobierno chileno justificó la no detención de Fujimori al momento de pasar los controles migratorios señalando que las leyes de Chile lo impedían, a pesar de la existencia de una orden de captura internacional, y que ése era un asunto de la Justicia y no del Ejecutivo. La noche del domingo, centenares de personas se reunieron frente a la Embajada de Chile para exigir, a los gritos de “Lagos, entrega al ladrón” y “Chile, devuelve al asesino”, la detención de Fujimori y su entrega al Perú.
En Perú se pidió que Chile expulse de inmediato a Fujimori dada la gravedad de los delitos que se le imputan, que van desde corrupción hasta violaciones a los derechos humanos, y así evitar el largo y engorroso trámite de la extradición, pero el canciller chileno, Ignacio Walker, se apresuró a negar esa posibilidad, argumentando que “es imposible la expulsión porque el caso se encuentra en manos de la Justicia”. Y así se lo dijo telefónicamente al presidente Toledo la noche del domingo. Consultado por Página/12 el ex canciller y ex ministro de Justicia peruano, Diego García Sayán señaló que el argumento del gobierno chileno para no expulsar a Fujimori “trata de justificar una decisión que es política”. “Si bien no estaba legalmente obligado a expulsarlo, ésa era una opción que Chile tenía a la mano y pudo aplicarla, porque pasaron varias horas entre la llegada de Fujimori a ese país y el momento en que el caso pasó a un juez”, aseguró García Sayán. Fujimori ha pedido a la Justicia chilena que le conceda la libertad condicional mientras dura el proceso de extradición. “Espero que se aplique la ley y ese recurso no sea aceptado, porque los antecedentes de Fujimori indican que existe un peligro de fuga si es dejado libre”, advierte García Sayán.
En diálogo con Página/12, el subsecretario del partido fujimorista Sí Cumple, Diego Uceda, intentó restarle importancia a la detención de su jefe: “No es una detención, sino una retención preventiva”. “Fujimori tiene que haber previsto todas las opciones y tener un plan de contingencia para esta situación, estamos seguros de eso”, agregó. “Solamente Fujimori sabe por qué viajó a Chile, en el partido nadie sabía de su viaje”, dijo Uceda, confirmando el manejo autoritario y excluyente que tiene Fujimori en su partido. Uceda anunció “el inicio de movilizaciones en las calles”, con el objetivo de presionar por la inscripción de la candidatura presidencial de Fujimori para las elecciones de 2006, a pesar de estar inhabilitado para ejercer cargos públicos hasta el año 2011. “Fujimori tiene 67 años y no va a esperar hasta el 2011 para ser candidato”, señaló Uceda, admitiendo la desesperación del ex presidente por retornar al poder. Fujimori está más cerca de Perú, efectivamente, pero también más cerca de una prisión peruana y de responder ante la Justicia por los graves delitos de los que se lo acusa. Así lo cree el vocal de la Corte Suprema que ha hecho las veces de vocal instructor en el caso Fujimori, José Luis Lecaros, para quien “la extradición del prófugo ex presidente será más viable con Chile que con Japón”.
En Japón, Fujimori estaba protegido por su nacionalidad japonesa. En Chile ya no tiene una nacionalidad en la cual escudarse, y con su detención ha quedado en una situación muy comprometida, aunque sus seguidores no quieran admitirlo y confíen que su jefe saque alguna carta bajo la manga para darle vuelta a una historia que parece comenzar a escribirse en su contra.

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