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El mundo|Jueves, 2 de febrero de 2006
MAS DE 250 HERIDOS EN UNA COLONIA CISJORDANA

Una batalla campal de desalojo

Por J. M. Muñoz *
Desde Gaza
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La furia de los colonos israelíes y la represión de la policía antimotines.

Es sólo uno de los más de cien enclaves que los colonos judíos han establecido a la brava en la Cisjordania ocupada. Y sólo se trataba de nueve viviendas en las que residían 38 familias. Pero su desalojo y la demolición de las casas, decidida por el gobierno israelí de Ehud Olmert y ratificado ayer mismo por el Tribunal Supremo, desembocó en una batalla campal en la que resultaron heridas más de 250 personas, incluyendo tres miembros del Knesset de extrema derecha. Anoche, 67 –tanto manifestantes como algunos oficiales de seguridad– seguían internados. Los colonos, y los jóvenes militantes que se sumaron a la protesta, se armaron con piedras, bloques de hormigón, botellas de vidrio, baldes de pintura y de aceite de cocina.

Un policía se halla grave al recibir el impacto de un bloque de cemento. Una evacuación en la que se emplearon casi cuatro horas y que fue más violenta que la de los 17 asentamientos de Gaza en agosto pasado. En la colonia de Amona, al norte de Ramalá (Cisjordania), se vivieron ayer escenas llenas de fanatismo religioso. Los colonos y los 3000 extremistas que acudieron a Amona para tratar de impedir la decisión del Ejecutivo consideran que la Biblia les otorga la propiedad de lo que denominan Judea y Samaria. Fueron necesarios más de 5000 agentes para ejecutar la orden, unos 2000 soldados, otros 3100 policías, entre los que se contaron algunos a caballo, y cinco camiones hidrantes. Y 45 radicales fueron detenidos.

Los colonos gritaron “nazis” y “asesinos” a los policías, lanzaron de todo desde los tejados y uno de los radicales esgrimió un arma, algo que no sucedió en Gaza. Israel sólo considera ilegales los asentamientos construidos sin permiso oficial desde marzo de 2001. Pero cuesta Dios, ayuda, y muchos recursos judiciales llevar a cabo las decisiones del Ejecutivo para evacuar esos asentamientos levantados en lo alto de las lomas de Cisjordania. “Se ha traspasado una línea roja. Es una actitud intolerable en el Estado de Israel”, dijo Olmert, que consideró que el enfrentamiento que se vivió ayer “fue una operación premeditada y programada con fines políticos”.

Por su lado, en cambio, uno de los líderes de los colonos de Amona, Orit Caspi, tuvo otra interpretación de los sucesos. Para el vocero se trató de “una iniciativa espectacular con fines electorales”, en referencia a las elecciones legislativas del próximo 28 de marzo en las que se elegirá el futuro gobierno. “El Estado ha declarado la guerra a sus ciudadanos”, denunció Caspi, que aseguró que “es imposible seguir viviendo en este país”. A pesar de los arrestos, los alborotadores gozan de cierta impunidad si se tiene en cuenta el precedente en Gaza. El centenar de jóvenes que fueron detenidos en las colonias de esa región durante la desconexión del año pasado ya están en la calle. Los analistas denominan a este fenómeno “la anarquía de las colinas”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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