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El mundo|Domingo, 12 de febrero de 2006
EXCLUSIVO

DOS PREMIOS NOBEL OPINAN SOBRE LAS CARICATURAS DE LA DISCORDIA

Los premios Nobel José Saramago y Günter Grass, portugués y alemán, expresan sus opiniones acerca del debate generado tras la publicación en Dinamarca de las caricaturas de Mahoma que han desatado una ola de violencia y otras reacciones en el mundo islámico. Saramago fue atacado en su país y en otros países católicos cuando publicó, en 1991, El Evangelio según Jesucristo, acusado de ser blasfemo con los dogmas católicos. Grass es visitante asiduo de Dinamarca, donde además vivió una época crucial de su vida.

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Por Juan Cruz *


José Saramago (Azinhaga, 1922) ganó el Premio Nobel de Literatura en 1998; reside en Lanzarote, desde donde viaja por todo el mundo. Su novela El Evangelio según Jesucristo causó una enorme polémica en su país y en otros países católicos, e indirectamente originó entonces su marcha de Portugal. Su última novela es Las intermitencias de la muerte.

JOSE SARAMAGO
“Lo que pasó con Salman Rushdie fue una señal”


1. ¿Le sorprendió que la aparición de los dibujos desatara esta polémica?

Los dibujos se publicaron en septiembre, y estamos en febrero. Ahora surgen de súbito, como si hubieran aparecido ayer. El conflicto lleva mucho tiempo calentándose. Lo que me sorprendió es que algo tan viejo estallara como una bomba ahora por algo que apareció en septiembre. Por otra parte, la reacción tampoco es novedosa. Lo hemos vivido en los siglos XV o XVI, fuimos igual de intolerantes, quemamos a los que pensaban distinto, no hemos sido tan diferentes.

2. ¿Le sorprendieron las reacciones violentas?

En algunos momentos he temido lo peor. Vivimos en Estados laicos, en los que el margen de libertad es amplísimo, y a veces pensamos que todo el mundo se alimenta de lo mismo, y no es así. Pero conociendo lo que es el Islam, y sobre todo la situación internacional, las reacciones no me han sorprendido. Que algunas manifestaciones hayan sido organizadas no tiene por qué maravillarnos, porque ya se sabe lo fácil que es. Y tampoco me ha sorprendido la violencia con que se han producido. Lo que sí me pilló desprevenido es la irresponsabilidad del autor o de los autores de esos dibujos. Algunos opinan que la libertad de expresión es un derecho absoluto, el único derecho absoluto que existe, mientras que todos los demás son relativos. La cruda realidad impone límites. Imaginemos que el dibujante danés en lugar de hacer una viñeta ridiculizando a Mahoma, dibuja una diciendo que el director del periódico es un imbécil. Sería muy valiente, pero al día siguiente probablemente estaría en la calle.

3. ¿Qué hacer? ¿Autocensurarse?

No se trataría de autocensurarse, sino de usar el sentido común. En una situación como la que vivimos, y conociendo la susceptibilidad que hay en torno de estos temas, el sentido común nos dictaría qué hacer. Alguien verdaderamente responsable que tuviera constancia de que una viñeta puede ser como echar gasolina al fuego la guardaría para mejor ocasión.

4. ¿Es ésta una expresión del choque de civilizaciones?

El choque está ahí, y siempre ocurre cuando la Verdad se encuentra condensada en un libro. Ocurrió con la Biblia, que ha sido usada como un arma, pasó no hace mucho con el Libro Rojo de Mao, pasó con Mein Kampf de Hitler, pasa con el Corán..., y los uso como ejemplo de lo que ocurre cuando se limitan las verdades plurales, cuando se expresa que hay un dios y que todo lo contrario niega la existencia de ese dios... Matar en nombre de Dios es hacer de Dios un asesino... ¿Habrá conciliación? Presupone una enseñanza que eduque en el respeto de las creencias del otro; y aunque esto se hiciera sería obra de una generación, y no tenemos mucho tiempo. Si no se inventa un modo de llegar a un pacto de no agresión entre las religiones, tampoco se podrá llegar a esa alianza de civilizaciones de la que se habla. ¿Quién firmará el pacto? No veo al Papa y a otros representantes de otras confesiones cristianas teniendo delante de la mesa a representantes del Islam.

5. ¿El futuro será igual de explosivo?

Ambas civilizaciones han vivido pocos momentos de paz; no veo cómo se remediará ahora la lucha que está latente; acaso cuando la tolerancia se instale como algo casi natural. Ahora sabemos que en Irak los profesores más abiertos han sido expulsados de la Universidad o están en la cárcel... Es urgente educar para la tolerancia. Tenemos un problema ahora.

6. ¿El futuro será igual de explosivo?

En mi caso, mi choque con la intolerancia [el rechazo católico a El Evangelio según Jesucristo] no puso nunca mi vida en riesgo. Fue una decisión estúpida del ministro de Cultura de mi país. Luego ocurrió algo mucho más serio, que fue lo que pasó con Rushdie. Con la distancia que nos da el tiempo podemos decir que aquélla fue una señal.


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GÜNTER GRASS
“¿De dónde saca Occidente su arrogancia?”




Günter Grass (Gdansk, 1927), que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1999, conoció muy pronto el poder de la intolerancia, cuando apareció El tambor de hojalata, que pronto cumplirá el medio siglo. Entre sus últimos libros, Un largo cuento y Mi siglo.

1. ¿Le sorprendió que la aparición de los dibujos desatara esta polémica?

Sí y no. Todos sabemos que hay una ley, escrita y no escrita, en virtud de la cual no se puede representar en el mundo islámico ni a Alá ni a su profeta Mahoma. Se trata de una provocación consciente y planificada de un periódico danés de derechas. Convocaron un concurso de caricaturistas; algunos se negaron a participar alegando que la representación gráfica de Mahoma es tabú. Consultaron a un especialista danés en islamismo y éste los puso en guardia. Siguieron porque son radicales de la derecha y xenófobos.

2. ¿Le sorprendieron las reacciones violentas?

Vivimos en una época en la que una reacción violenta sigue a la otra. La primera ha sido una acción de Occidente, que ha invadido Irak. Hoy sabemos que esa invasión violó el derecho internacional; la guerra se alimentó con argumentos fundamentalistas por parte de Bush, que ha dicho que en esta contienda luchaban el Mal y el Bien. De lo que se trata es de una respuesta fundamentalista a una acción fundamentalista. Y no se trata aquí de una controversia entre dos culturas, sino de una controversia entre una no cultura contra una no cultura.

3. ¿Qué hacer? ¿Autocensurarse?

Occidente lleva esta discusión con autocomplacencia sobre la base de que gozamos de libertad de prensa. Pero el que no se engaña sabe que los periódicos viven de los anuncios, y que para hacerlos se toman en consideración lo que mandan ciertos poderes económicos. La prensa forma parte de enormes grupos que monopolizan la opinión pública. Hemos perdido el derecho de escudarnos en el derecho de libertad de opinión: no ha pasado mucho tiempo desde que hubo el delito de lesa majestad y no debemos olvidar que hay sitios donde aún no hay separación entre Iglesia y Estado. ¿De dónde saca Occidente esa arrogancia para imponer lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer? Recomiendo a todo el mundo que eche un vistazo a los dibujos: recuerdan los de un famoso periódico alemán de los tiempos nazis, Der Strümer. Publicó caricaturas antisemitas del mismo estilo... No se puede invocar la libertad de expresión sin analizar cómo está ésta en Occidente.

4. ¿Es ésta una expresión del choque de civilizaciones?

Eso es lo que quieren los fundamentalistas de ambos lados. Deberíamos empezar a matizar. Hemos tenido la suerte de pasar el Renacimiento, el Siglo de las Luces, atravesando un proceso doloroso que nos ha dado una serie de libertades, que siguen estando amenazadas. El mundo islámico no ha pasado ese proceso, se encuentra en una etapa diferente de desarrollo. Y hay que respetarlo.

5. ¿El futuro será igual de explosivo?

Me temo que sí. Las heridas son muy profundas ya, y no me refiero sólo a los países árabes, sino a los países pobres en general. Occidente no parece capaz de encontrar un camino para aceptar como socios en igualdad a esos países. Ha sido imposible crear para ellos las mismas condiciones que nos arrogamos para nosotros. En los setenta, Willy Brandt redactó, por encargo de la ONU, un informe sobre los problemas Norte-Sur y pronosticó los problemas que tenemos hoy. Este informe sigue teniendo validez.

6. ¿El futuro será igual de explosivo?

Yo he vivido cierta intolerancia como autor. Cuando publiqué El tambor de hojalata se iniciaron procesos contra el libro, acusado de blasfemia y pornografía, tanto en los países comunistas como en España y Portugal, donde estuvo prohibido. En Yemen, hace dos años, nos juntamos escritores occidentales y árabes para hablar de temas literarios, el erotismo entre ellos. Para los árabes era inusual, pero al fin se consiguió que debatiéramos. Se puede hablar de todo, incluso de temas muy conflictivos, siempre que uno aporte la tolerancia que espera del otro, a pesar de que el otro tenga una noción de la cultura dictada por sus propios tabúes.


* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

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