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El mundo|Viernes, 17 de febrero de 2006

La tormenta militar que comienza a darse en torno del plan nuclear iraní

Francia advirtió a Irán que no siga adelante con su actividad nuclear cuando hay rumores sobre un posible aumento de la flota estadounidense, francesa y británica en la zona del océano Indico.

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El presidente Mahmud Ahmadinejad dijo que el miedo de los enemigos es la autosuficiencia iraní.

Rompiendo con la prudencia diplomática empleada hasta ahora por los países europeos para convencer a Irán de que no siga adelante con su programa nuclear, por primera vez Francia acusó abiertamente al régimen de Teherán de llevar a cabo “un programa nuclear militar y clandestino”, al tiempo que anunciaba implícitamente un posible acuerdo entre los estados con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU para aplicar sanciones contra Teherán. La dirigencia política de Reino Unido también demostró desconfianza ayer. Por un lado, el canciller Jack Straw reiteró que hay “fuertes sospechas internacionales” sobre los objetivos del programa nuclear iraní. Y por otro lado, desde la oposición, un legislador del Partido Conservador cuestionó la tibieza del primer ministro Tony Blair y opinó que “la acción militar debe mantenerse como opción posible”.

En Estados Unidos, la secretaria de Estado Condoleezza Rice volvió a vincular a Irán con el terrorismo internacional. En una comparecencia en el Congreso, Rice calificó a Teherán como el “banquero central” del terrorismo global y lo acusó de desestabilizar a su región, “la más volátil y vulnerable del mundo”. Dentro del marco del debate presupuestario, la funcionaria adelantó que la Casa Blanca pedirá una partida extra de 75 millones de dólares para impulsar “reformas democráticas en Irán”. Las acusaciones de Washington adquieren otra dimensión con los rumores sobre un posible aumento de la flota estadounidense, francesa y británica en la zona del océano Indico, si se tiene en cuenta la filtración del plan de ataque del Pentágono la semana pasada que promovía el uso de submarinos.

Mientras desde Teherán sigue rechazando los cuestionamientos de Occidente, el ministro de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, fue tajante: “La cuestión es muy simple, ningún programa nuclear civil puede explicar el programa nuclear iraní. Por tanto, es un programa nuclear militar y clandestino”. En una entrevista en la televisión pública France 2, lamentó que Teherán no haya escuchado los “firmes mensajes” de la comunidad internacional y que se haya aislado. Aun después de este endurecimiento europeo –que hasta ahora era el principal promotor de una salida pacífica–, técnicos iraníes anunciaron públicamente que se había comenzado a introducir gas en las centrifugadoras, etapa previa al enriquecimiento de uranio.

Liam Fox, legislador y ministro de defensa del gabinete de la oposición, cuestionó el manejo del gobierno laborista en la crisis con el régimen con Teherán. “La ruta diplomática debe seguirse e Irán debe ser reportado al Consejo de Seguridad de la ONU, pero la acción militar debe mantenerse como opción posible”, aseguró criticando la postura que tomó el gobierno británico y la Unión Europea de rechazar cualquier vía que no fuera pacífica. Tony Blair “debe seguir los pasos del presidente estadounidense George W. Bush y dejar todas las opciones abiertas”, aconsejó el tory.

Sumándose a la lista de rumores que circulan alrededor de la crisis y de una eventual salida militar, Israel habría modernizado sus aviones de caza F16, equipándolos con la capacidad de trasladarse grandes distancias sin la necesidad de recargar combustible. Esto les permitiría, por ejemplo, ir y volver a Irán sin necesidad de realizar paradas de reabastecimiento. Más aún, los F16 ahora gozarían de mecanismos de defensa para disparar a objetivos que se encuentren por detrás.

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