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El mundo|Sábado, 11 de marzo de 2006
EE.UU., GRAN BRETAÑA Y FRANCIA PROPONDRAN UN PLAZO DE DOS SEMANAS A IRAN

Cuando dos líneas rojas empiezan a cruzar

EE.UU., Gran Bretaña y Francia habían calificado el enriquecimiento de uranio por Irán como una “línea roja” que no debía cruzar. Ayer, los clérigos iraníes dijeron que la defensa de su plan era una “línea roja”, mientras se empezaba a hablar de sanciones y plazos.

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John Bolton dijo que se trabajará con el Consejo o sin él.

Cuando se empieza a hablar de fechas, se empieza a hablar de amenazas. Dos semanas será el plazo que tendría Irán para poner fin a sus actividades nucleares sospechosas de fines militares, según un documento borrador que están preparando Estados Unidos, Francia y Reino Unido para presentar la semana que viene ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia, sin embargo, espera que no se llegue a esa instancia y llama a nuevas negociaciones antes de tratar el tema en el Consejo, propuesta rechazada por los norteamericanos. Pero Estados Unidos no se conformará fácilmente. A pesar de su insistencia en llevar el conflicto nuclear iraní al máximo órgano de la ONU, el embajador estadounidense John Bolton dejó en claro que su país encontrará soluciones con el Consejo de Seguridad o sin él, al tiempo que los clérigos iraníes llamaron en sus plegarias del viernes a la unidad del pueblo y reafirmaron que Irán no renunciará a su derecho de poseer energía nuclear.

Los miembros del Consejo de Seguridad están trabajando a toda marcha para tratar el asunto iraní. En ese sentido, se está preparando una declaración borrador –cuyos patrocinadores son Estados Unidos, Francia y Reino Unido–, que propone que el Consejo de Seguridad otorgue un plazo de dos semanas a Irán para que ponga fin a sus actividades nucleares sospechosas. El borrador del documento, que no tendrá carácter vinculante, todavía no está listo, pero sus impulsores han divulgado alguno de los elementos que contendrá. El texto sugiere que “se pida a Irán el restablecimiento sin demora de una suspensión prolongada y verificable de todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento y procesamiento de uranio”. Además, propone que el director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) presente un “informe al Consejo al cabo de 14 días, sobre la implementación por parte de Irán de las medidas exigidas”. Sin embargo, no se menciona la posibilidad de imponer medidas.

A pesar de todo, Rusia no se da por vencida en su intento de encontrar una solución al conflicto iraní a través de la negociación. Durante largo tiempo intentó convencer a las autoridades iraníes de llevar a cabo parte del enriquecimiento de uranio en territorio ruso, y así despejar las sospechas acerca de los fines del programa nuclear de Teherán. Ahora, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, pidió una reunión con China, Estados Unidos y la Unión Europea para lograr un consenso internacional sobre la manera de abordar la crisis nuclear con Irán sin tener que tomar medidas en el Consejo de Seguridad de la ONU. Aunque calificó la situación de “crítica”, Lavrov indicó que “esto no quiere decir que ahora tenemos que ir todos al Consejo de Seguridad y empezar a exigir, amenazar y cumplir amenazas”. “Es necesario reunirse nuevamente, todos juntos, y elaborar colectivamente un nuevo consenso sobre cuál debe ser nuestra estrategia a partir de ahora”, agregó al precisar que Rusia “está dispuesta a ello y también China y la ‘troika’ europea”, refiriéndose a los países que componen la UE-3, Alemania, Gran Bretaña y Francia. Pero Estados Unidos rechazó terminantemente la propuesta rusa. “Lo que tenemos por delante es bastante claro y se trata del Consejo de Seguridad”, destacó ayer la secretaria de Estado Condoleezza Rice.

Estados Unidos sabe bien cuáles son sus objetivos y recalcó que encontrará una solución con el Consejo de Seguridad o sin él. El embajador norteamericano ante la ONU, John Bolton, dijo ayer a la BBC que el programa nuclear iraní es “una prueba para el Consejo de Seguridad”. El gobierno estadounidense tiene la “preferencia” de solucionar el problema a través del Consejo, pero no está claro que allí pueda producirse el consenso, indicó. Medios estadounidenses y observadores en Naciones Unidas interpretan estas declaraciones como que Bolton pretende imponer sanciones a Teherán tras un plazo determinado. En caso de que el Consejo de Seguridad fracase por la oposición de Moscú y Pekín, Washington podría acordar esas medidas con sus aliados.

Por su parte, los iraníes siguen firmes en su posición. Los oradores de las principales mezquitas de Irán advirtieron ayer que el país no renunciará a su derecho de poseer energía nuclear que es, en su opinión, una “línea roja” para la República Islámica, una frase también utilizada por Occidente para manifestar que Irán se está pasando de la raya con su programa nuclear. El clérigo Hoyatulislam Ahmed Jatamí aseguró que el envío del polémico programa atómico iraní al Consejo de Seguridad “no aterroriza a nuestro pueblo” y pidió a los iraníes que “se mantengan unidos y vigilantes para hacer frente a los planes del enemigo”.

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