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El mundo|Martes, 14 de marzo de 2006

Humala, candidato de los pobres, progresa en Perú

A menos de un mes de las elecciones presidenciales, el ex militar nacionalista y populista registró ayer un empate técnico con la derechista Lourdes Flores, cuya campaña empieza a temblar.

Por Carlos Noriega
Desde Lima
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Ollanta Humala visita y recibe el saludo de residentes de la ciudad andina de Humanga.

A la candidata de la derecha, Lourdes Flores, se le ha borrado la sonrisa. El aire triunfalista que exhibía en todas sus presentaciones ha dado paso a un creciente nerviosismo. Y razones para estar nerviosa no le faltan. Las encuestas coinciden en la existencia de una sostenida tendencia a la baja de Flores, precisamente cuando la campaña electoral ingresa en la decisiva recta final. Y esta baja de Flores coincide con un repunte de su principal rival, el ex militar nacionalista Ollanta Humala.

Cuando faltan cuatro semanas para los comicios del 9 de abril, una encuesta de Apoyo revela un empate técnico entre ambos candidatos. El último sondeo de Apoyo les da a Flores 31 por ciento y a Humala 30 por ciento, lo que en la práctica es un empate. Pero Flores cae seis puntos en un mes y medio y Humala sube cuatro puntos en ese mismo período, lo que revela una tendencia claramente favorable al ex militar de discurso antineoliberal. En tercer lugar se mantiene el ex presidente Alan García, del socialdemócrata Partido Aprista, con 22 por ciento, la misma cifra que tenía hace dos semanas, lo que refleja un estancamiento luego del crecimiento de cinco puntos porcentuales que tuvo en la primera quincena de febrero y que lo ubicó en una posición expectante para pasar a la segunda vuelta.

La encuesta muestra una clara división del país entre la capital y el interior. Mientras en Lima Flores tiene una amplia ventaja de 39 por ciento contra 26 por ciento de Humala, en provincias la situación se invierte y Humala obtiene 34 por ciento contra 22 por ciento de Flores. Estos porcentajes se han obtenido tomando en cuenta solamente a los encuestados que expresan su opinión por algún candidato, dejando de lado para el conteo a los indecisos, que suman un importante 26 por ciento. Este segmento de indecisos tendrá un peso que puede definir el triunfo para uno u otro lado el día de las elecciones.

Consultado por Página/12, Alfredo Torres, director de Apoyo, señaló que “el problema de Flores es que muchos la identifican como parte de la elite blanca y limeña, y defensora de los ricos, por eso su fuerte es la capital, pero tiene poca aceptación en provincias, especialmente en las zonas andinas. Por el contrario, Humala tiene mucho apoyo en las provincias, porque tiene una identificación étnica con esa población y la gente estima que entiende mejor su situación. Ser el candidato que expresa la mayor diferencia respecto del gobierno de Toledo, que tiene muy baja aceptación, es otra ventaja de Humala. En el caso de Flores, su condición de mujer se ha convertido en una gran ventaja; la mayoría de mujeres vota por ella”. En opinión de Torres, “lo más probable es que la segunda vuelta sea entre Flores y Humala, pero no se puede descartar a Alan García, que tiene el partido más organizado y con más capacidad de hacer campaña hasta el último día”.

A menos de un mes de las elecciones, la candidata de la derecha ha perdido el cartelito de favorita que exhibía triunfante y el fantasma del “síndrome Vargas Llosa” –que alude a la derrota del escritor Mario Vargas Llosa en las elecciones de 1990 luego de haber sido el gran favorito hasta dos semanas antes de los comicios– se ha apoderado de ella y de sus seguidores. En medio del nerviosismo, ya se han comenzado a escuchar los lamentos y las recriminaciones entre los dirigentes de la derechista Unidad Nacional (UN). Javier Bedoya, candidato al Congreso y vicepresidente del Partido Popular Cristiano (PPC), principal fuerza política de la alianza UN que postula a Flores, quien es la presidenta del PPC, admitió que estaban “muy preocupados” por las últimas encuestas y se quejó de “errores” cometidos por “el equipo de campaña”. Mientras Flores tiene el apoyo de la gran mayoría de medios de comunicación, Humala ha sufrido una implacable ofensiva mediática en su contra, con acusaciones de todo tipo, que van desde una supuesta incapacidad para gobernar hasta cargos por violaciones a los derechos humanos. Para Torres, “la gente desconfía de los medios y en gran parte atribuye las denuncias contra Humala a una guerra sucia en su contra y no les da credibilidad y, por otro lado, muchas de estas denuncias se han ido desvaneciendo y por eso Humala ha comenzado a recuperar el apoyo que había perdido”. Aunque todavía está segundo en las encuestas, Humala ha recibido los últimos sondeos casi como un anuncio de victoria. En la tienda humalista el comentario que va de un lado a otro es que hay “un voto escondido” que las encuestadoras no están registrando y que ese apoyo no registrado le aseguraría a su candidato la victoria. Un revitalizado Humala respondió con sorna los ataques de Flores en su contra, acusándolo de no tener propuestas, diciendo que “seguramente esa señorita está un poquito desesperada, porque siente que se le mueve el piso”.

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