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El mundo|Jueves, 20 de abril de 2006
EL TRIBUNAL DE CASACION ITALIANO DISIPA LAS DUDAS SOBRE EL TRIUNFO DEL CENTROIZQUIERDA

Il Professore canta victoria otra vez

Una semana después de los comicios legislativos en Italia, la Justicia confirmó el triunfo de Romano Prodi. El premier Silvio Berlusconi eligió esta vez el silencio, que se interpreta como una nueva negación a los resultados. El centroderecha pide ahora un “control suplementario” de los votos “escasos” que separan las dos coaliciones.

Por Eric González*
Desde Roma
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Al colaborar en la invasión a Irak, Berlusconi fue caricaturizado como Napoleón. Aunque se resiste, parece llegada la hora de aceptar la derrota.

El Tribunal de Casación italiano, similar al Tribunal Supremo o Corte Suprema, quiso disipar de una vez todas las dudas. Anunció que La Unión de Romano Prodi había ganado las elecciones en la Cámara de Diputados y rechazó un recurso presentado ayer mismo por el ministro Roberto Calderoli, de la Liga Norte. La diferencia final entre el centroderecha y el centroizquierda quedó en 24.755 votos, 469 menos de los 25.224 que establecían los resultados provisionales del Ministerio del Interior.

Ese puñado de boletas bastó para dar a Romano Prodi el “premio de mayoría” que le garantizaba un cómodo dominio de la Cámara. El Senado era otra cosa: con una mayoría de sólo dos escaños, uno en la práctica porque el presidente no vota, el nuevo gobierno quedó condenado a cojear desde el primer día. Pero eso ya era sabido.

Las aguas parecían haberse calmado ayer tras el anuncio de la Justicia; sin embargo, el centroderecha se empeña en dilatar la situación de ambivalencia que ha caracterizado estas elecciones parlamentarias (ver aparte). Silvio Berlusconi optó por callar ayer. Después de días de estruendosas declaraciones, que buscaban agitar una y otra vez la ya caldeada situación, el premier eligió esta vez el silencio, que nadie en Italia dudó en interpretar como una nueva negación de los resultados electorales. El que tomó su lugar fue su ministro de Economía, Giulio Tremonti, que pidió un “control suplementario” de los escasos miles de votos que separan a las dos coaliciones en las dos cámaras. Nunca antes se había dado un resultado tan estrecho. Emitieron votos válidos 38.153.343 italianos, de los que 37.980.441 correspondieron a candidaturas integradas en una de las dos grandes coaliciones. La Unión obtuvo 19.002.598 votos, frente a los 18.977.843 de la Casa de las Libertades de Silvio Berlusconi. El ex ministro de Reformas Roberto Calderoli (Liga Norte) acudió por la mañana al Tribunal de Casación para presentar un recurso contra la atribución a La Unión de los casi 50.000 votos de la lista Liga por la Autonomía-Alianza Lombarda-Liga de Pensionistas. Calderoli, dentista de profesión, fue quien dirigió la redacción de la ley electoral proporcional aprobada en el último suspiro de la Legislatura con el fin de impedir, o al menos dificultar, la anunciada victoria del centroizquierda. El propio Calderoli definió su ley como “una cerdada”. La “cerdada” resultó autoinfligida, porque el tiro les salió por la culata a los berlusconianos: con el anterior sistema mayoritario habrían obtenido más escaños que el centroizquierda.

Calderoli alegó que “como redactor” conocía el texto mejor que nadie y que resultaba evidente que los votos de la pequeña lista lombarda no podían agregarse a ninguna coalición, por lo que vencía Silvio Berlusconi. ¿Cuál era el argumento legal de Calderoli? La ley establecía que los resultados obtenidos en cada circunscripción por una lista determinada debían sumarse a los votos de la misma lista en las demás circunscripciones del país antes de agregarse al cómputo global de la coalición.

La pintoresca tesis de Calderoli, quien alcanzó una cierta notoriedad cuando propuso hundir a cañonazos las barcazas de inmigrantes clandestinos y tuvo su momento de gloria el día en que apareció en televisión con una camiseta estampada con las viñetas danesas sobre Mahoma (Berlusconi lo obligó a renunciar a sus competencias al día siguiente), fue secamente rechazada por el Tribunal de Casación. La peripecia de la Liga Lombarda, escindida de la Liga Norte, se complicó aún más ayer cuando su líder, Elidio De Paoli, antiguo marxista-leninista, comentó al Corriere della Sera que lamentaba haber firmado un pacto de coalición con Romano Prodi y que, bien pensado, le habría ido mejor ir con Silvio Berlusconi, “un auténtico líder”. Sin embargo, sólo contaba con los votos que le dieron la victoria a Prodi, y eso ya no lo podía cambiar.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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