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El mundo|Martes, 13 de junio de 2006

El humalismo se agrieta, una semana después de la derrota de su líder

El ex candidato a segundo vice de Ollanta Humala y otros congresistas rompen con él, acusándolo de sumar a la izquierda radical.

Por Carlos Noriega
Desde Lima
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Se reduce la bancada parlamentaria del ex militar Humala.

Parece que al “comandante” la tropa se le empieza a desbandar. Sólo una semana después de perder las elecciones ante Alan García, ya sonó el primer toque de fuga en el cuartel humalista. La debilidad de la organización partidaria humalista y la ausencia de una homogeneidad política entre sus integrantes, reunidos alrededor de Humala más por ser éste una figura de fuerza electoral que por coincidencias ideológicas, hacían esperar posibles divisiones, pero nadie suponía que esto ocurriera tan rápidamente. Quien fuera su candidato a la segunda vicepresidencia y actual congresista electo, Carlos Torres Caro, convocó ayer a la prensa en un hotel de Lima para anunciar que rompía con Ollanta Humala. Torres Caro aseguró que lo acompañaban entre seis y nueve congresistas de los 45 humalistas electos al Congreso de 120 bancas, con quienes, anunció, formaría su bancada propia; pero en la conferencia de prensa en la que anunció su alejamiento del humalismo aparecieron a su lado solamente dos parlamentarios electos.

Gonzalo García, ex candidato a la primera vicepresidencia en la fórmula de Humala y uno de los principales dirigentes del nacionalismo, aseguró a Página/12 que “solamente los dos congresistas que estuvieron en esa conferencia lo apoyan (a Torres Caro); todos los otros, cuyos nombres se vocean como renunciantes, nos han asegurado que se quedan”. Otras versiones del interior del propio humalismo, sin embargo, aseguran que Torres Caro se llevaría a cinco parlamentarios electos. Sea cual fuera el número final de los primeros desertores que abandonan al líder nacionalista luego de su derrota electoral, lo que queda fuera de discusión es que Humala ha sufrido un duro golpe, que no sólo reduce su bancada parlamentaria antes que haya comenzado la legislatura, sino que también deja en evidencia la fragilidad de su organización política y tiende sombras sobre su futuro.

Torres Caro justificó su decisión de romper con Humala, cuyos votos lo llevaron al Congreso, aduciendo que el líder nacionalista “ha pactado con políticos de izquierda radical, abandonando el camino del nacionalismo”. Con esta afirmación, Torres Caro se refería al anuncio hecho por Humala el mismo día de las elecciones –minutos después de conocidos los resultados que le dieron el triunfo a García– sobre la formación de un Frente Nacionalista Democrático y Popular y su convocatoria a los partidos de izquierda y organizaciones sociales a sumarse a ese Frente. Para Torres Caro, ese anuncio era un acercamiento a la izquierda que le resultaba intolerable. El ex humalista también criticó el anuncio hecho por su ex jefe político de no darle una tregua al gobierno de García, que se instalará el 28 de julio. “No podemos someter al país a la agenda personal de alguien, porque el pueblo ha votado por la reconciliación y la gobernabilidad”, dijo Torres Caro, deslizando un acercamiento al futuro gobierno de García. Sin embargo, Gonzalo García le dio a este diario otra versión de lo ocurrido: “El (Torres Caro) nunca ha hecho ningún cuestionamiento a la formación de este Frente que ahora critica, así que ésa no es la verdadera razón de su salida. El problema ha sido que perdió las elecciones internas para designar a los voceros de la bancada y le dio una pataleta, por eso ha renunciado”, señaló. Torres Caro era uno de los personajes más cuestionados dentro del humalismo, debido a su pasado como fiscal ligado a la red judicial que en los años ‘90 montó Vladimiro Montesinos, el ex brazo derecho de Fujimori, para encubrir sus delitos.

El problema para el humalismo es que la salida de Torres Caro puede ser solamente el primer anuncio de un futuro desbande. La ambivalencia del propio Humala al momento de las definiciones políticas –asegura que no es de izquierda, ni de derecha y que en su Frente espera convocar gente de ambos sectores– se traduce en una organización partidaria en la que conviven posturas divergentes y no pocas veces irreconciliables. “El efecto de esta ruptura es que pone en evidencia la fragilidad política del humalismo y su falta de coherencia política y complica la estrategia opositora de Humala. No se pueden descartar nuevas divisiones. Son notorias las discrepancias entre el Partido Nacionalista (PN, de Humala) y Unión por el Perú (agrupación que se alió al PN para apoyar la candidatura de Humala) y que podrían llevar en cualquier momento a una nueva ruptura. Esta ruptura afecta a Humala y otras divisiones lo afectarían seriamente, pero a pesar de eso los votos son de Humala y creo que él seguirá jugando un rol importante. Estos problemas en el humalismo le van a facilitar las cosas al gobierno de García”, le señaló a Página/12 el analista político Fernando Tuesta, director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica.

El reto de Humala es no solamente evitar nuevas rupturas, sino comenzar a construir una organización política sólida, algo de lo que ahora carece, para no quedar solamente como un fenómeno electoral transitorio. Para eso tendría que comenzar por adoptar definiciones y dejar de lado esa ambigüedad que, por ejemplo, lo lleva a no diferenciar entre izquierda y derecha.

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