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El mundo|Lunes, 7 de agosto de 2006

En la isla hubo calma y garantías

La iglesia cubana advirtió que no apoyará una intervención extranjera y la jefa de la Cancillería de Bush descartó una invasión.

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Otros tiempos: Elián González regresa a Cuba.

A una semana de cumplir 80 años, la salud de Fidel Castro sigue siendo un misterio. Sus dos mayores amigos y aliados de la región, los presidentes venezolano y boliviano, Hugo Chávez y Evo Morales, intentaron tranquilizar al mundo y a millones de cubanos al asegurar que el comandante está mejor. En la isla, fue un día de calma y garantías. Mientras que la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, aseguró que no planean una invasión, la Iglesia Católica cubana –la única institución con presencia nacional además de las del régimen– advirtió que “jamás” apoyará una intervención extranjera. Estas garantías fueron acompañadas por nuevas declaraciones y actos de distintas asociaciones y grupos sociales cubanos, en los que reafirmaron su lealtad a la Revolución, a Fidel y a su hermano menor y nuevo líder transitorio, Raúl Castro.

Ayer, en todas las misas se leyó un mensaje de la Conferencia Episcopal pidiendo a los creyentes que rezaran para que Dios ayude al veterano dirigente cubano en su enfermedad e ilumine a las personas que lo han sucedido temporalmente en el poder. Uno de los grupos opositores más reconocidos de la isla y que mantiene una relación estrecha con la Iglesia, las Damas de Blanco, aprovecharon este mensaje para hacer su propio pedido. Para Raúl pedimos “que Dios le confiera sabiduría, para que por lo menos mientras esté en el poder conduzca al país con paz y que no haya ningún problema y que haga un gesto de soltar a los presos”, aseguró Laura Pollán, una de las líderes del grupo, creado por las esposas de los detenidos políticos del régimen comunista.

En el día de ayer continuaron llegando a La Habana los mensajes de solidaridad al líder cubano, que el lunes pasado cedió por primera vez el poder a su hermano, obligado por un grave derrame intestinal. El líder sandinista y actual candidato presidencial, Daniel Ortega, llegó ayer a la isla para apoyar a su viejo amigo y aliado, mientras se recupera de su operación. Las FARC –la principal guerrilla colombiana– también difundió un mensaje, deseando la pronta recuperación del dirigente cubano.

Pero la carta que conmovió a los cubanos fue otra: Elián González, el niño cubano que se hizo mundialmente conocido tras protagonizar el mayor enfrentamiento público entre la isla y Washington de los últimos tiempos. Hace seis años, el gobierno estadounidense tuvo que devolver al niño a su padre, después que sus familiares en Miami se negaran a entregarlo. El caso tuvo una repercusión mundial y hoy Elián es considerado un símbolo de la victoria ante “el imperialismo” y la comunidad cubana en Miami. “Esperamos su pronta recuperación y aprovechamos para felicitarlo por su cumpleaños y que cumpla muchos más”, escribe el niño de doce años, junto con sus compañeros de clase.

El último parte médico llegó ayer de la mano de Chávez y Morales. “Esta mañana supe que está muy bien, ya está parado de la cama, está conversando más de lo debido porque él habla mucho. Nos ha mandado saludos”, le dijo Chávez a su par boliviano en una llamada al aire durante su programa dominical Aló Presidente. Según parece, el mandatario venezolano se mantiene en contacto con las autoridades en La Habana para estar al tanto de la salud de su amigo. Chávez lo demostró por primera vez cuando anunció, el martes pasado, que el veterano dirigente cubano había salido bien de su operación.

La decisión de convertir la salud de Fidel en un “secreto de Estado” –ante una eventual “amenaza” interna o externa– creó un clima de incertidumbre esta semana, agravado por la decisión de declarar un estado de alerta entre las guardias obreras y urbanas que existen en la isla. El silencio estricto del gobierno provisional, encabezado por Raúl Castro y otros dirigentes de primera línea, no ayudó a tranquilizar a los cubanos, que en cambio escuchaban las consignas y los festejos desde Miami. La iglesia cubana dio ayer un paso importante para calmar estos temores. La Casa Blanca sigue expectante, pero se comprometió a no interferir por el momento. El gobierno cubano, en tanto, parece haber optado por lo mismo.

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