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El mundo|Lunes, 25 de septiembre de 2006
TRES ETARRAS ANUNCIARON QUE SU ORGANIZACION NO ABANDONARA LA LUCHA ARMADA

ETA juega a tensar el proceso de paz

El gobernante Partido Socialista español volvió a insistir ayer en que la mesa de partidos no arrancará hasta que no cese la violencia callejera –que hubo el fin de semana– y (el ilegalizado) Herri Batasuna condene la lucha armada como instrumento para lograr sus objetivos.

Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
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Imagen de marzo de este año, cuando la organización separatista vasca anunció el cese de fuego.

La aparición de tres encapuchados armados en una manifestación en memoria de los militantes fallecidos de ETA llevada a cabo el pasado sábado por la tarde en el municipio vasco de Oiartzun, en la que leyeron un comunicado reivindicando la continuidad de la lucha armada, tensa la cuerda del proceso de paz en España. Hay que agregarle el recrudecimiento de la violencia política callejera durante un fin de semana, en el que fueron atacados bancos y hasta una emisora de radio.

Seis meses después del comienzo de la tregua indefinida decretada por ETA el 22 de marzo de este año, que abrió las negociaciones para acabar definitivamente con la violencia política en el país, el proceso atraviesa a todas luces por su peor momento. Las conversaciones oficiales entre los representantes del gobierno y el grupo separatista vasco no han comenzado, a pesar de que el primer ministro Rodríguez Zapatero había sugerido en julio que la fecha ideal para dar el puntapié inicial era a finales de agosto o principios de septiembre. Y la presión del opositor Partido Popular cada día es mayor para obligar al gobierno a volver a la situación anterior al anuncio del alto el fuego. Su máximo líder, Mariano Rajoy, no dejó pasar ayer la oportunidad de señalarle a Zapatero que su política es un error, como demuestra el recrudecimiento de la violencia callejera durante los últimos fines de semana en las principales ciudades vascas y el episodio de los encapuchados que aparecieron armados y disparando tiros al aire en medio de la celebración de la fiesta del Gudari Eguna (el guerrero vasco) que se celebra todos los años en el monte de Aritxulgi.

Las últimas manifestaciones violentas de los grupos cercanos a ETA que en la madrugada del domingo atacaron sucursales bancarias en San Sebastián y en la ciudad vasca de Durango y que el sábado por la noche se tradujo en un violento ataque con cócteles molotov a la emisora Onda Cero en la localidad de Pamplona, forman parte de una velada estrategia de Herri Batasuna, el brazo político del grupo separatista, para lograr que el gobierno garantice su inclusión en la futura mesa de partidos políticos que deberá discutir la próxima reforma del estatuto vasco de autonomía.

El PSOE ha exigido a Batasuna que condene la violencia si quiere volver a ser un partido político legal, un requisito indispensable para participar de esta vital discusión en la que se decidirá el futuro estatus político y económico del País Vasco. Pero los independentistas temen que si ellos dan el paso que les exige la administración Zapatero, luego sean marginados del proceso por el resto de los partidos políticos vascos y españoles que tendrán en sus manos diseñar el nuevo estatuto.

Obligado a pronunciarse, el gobierno optó ayer por la tarde por reafirmar su voluntad de llevar el proceso de paz hasta sus últimas consecuencias, convencido como está de que esta vez es irreversible. A través del vocero del grupo parlamentario socialista, Diego López Garrido, el PSOE volvió a insistir ayer en que la mesa de partidos no arrancará hasta que no cese la violencia callejera y Herri Batasuna condene definitivamente la lucha armada como instrumento para lograr sus objetivos.

Los partidos políticos vascos, con la sola excepción de los representantes del Partido Popular, mantienen desde hace dos semanas discretos encuentros bilaterales en los que están tratando de ponerse de acuerdo con respecto a cuáles serán las reglas de juego que rijan el funcionamiento de la tan mentada mesa de negociación y le han hecho más de un guiño a Batasuna para asegurarles que nadie los marginará del proceso una vez que se supere el escollo de su legalización. Pero nada de esto parece satisfacer las exigencias de los separatistas que han decidido tensar la cuerda a través de un recrudecimiento de la violencia callejera o de episodios como los protagonizados el sábado por tres de sus militantes. Todos esperan ahora que Zapatero saque uno de sus habituales ases de la manga y logre destrabar el proceso antes de que las próximas elecciones comunales y regionales que se celebrarán a principios del próximo año compliquen aún más el escenario.

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