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El mundo|Sábado, 30 de septiembre de 2006
LA VEDA ELECTORAL EN BRASIL NO ACALLO LAS DERIVACIONES DEL “DOSSIERGATE”

A horas del voto, siguen los ataques

Los principales candidatos en las elecciones del domingo se mostraron en público pero no hablaron. Sí lo hizo Frei Betto, en exclusiva para Página/12, y dijo que votará otra vez por Lula, por su compromiso social.

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Trabajadores de la automotriz Mercedes Benz lucen caretas de Lula en San Bernardo do Campo.

La guerra entre el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB) tuvo ayer un nuevo y controvertido episodio. La causa: la filtración de una foto del dinero confiscado por el “dossiergate”, el último escándalo que involucró a importantes líderes del PT, que los medios no tardaron en publicar. Debido al comienzo de la veda electoral, los candidatos no pudieron hacer mucha publicidad, pero viajaron a distintos puntos del país para aprovechar las últimas chances de conquistar algún que otro voto. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito para la reelección, cumplió ayer su última movilización electoral con abrazos a sus antiguos compañeros, los obreros de San Bernardo do Campo, suburbio industrial de San Pablo. En tanto, la candidata del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Heloisa Helena, estuvo en Rio Grande do Sul, y el candidato de la socialdemocracia, Geraldo Alckmin, en Minas Gerais.

La nueva batalla entre PT y PSDB por el escándalo del dossier estalló en el primero de los dos días de veda de propaganda política que anteceden a las elecciones. La atención de todo Brasil estuvo centrada ayer en la publicación de fotos del dinero (unos 800.000 dólares en total) que sería usado para la compra de documentos contra la oposición brasileña. El ministro de Justicia, Marcio Thomaz Bastos, había prohibido la divulgación de las fotos del dinero decomisado, argumentando que las investigaciones se desarrollan bajo “secreto de Justicia” y que su publicación podría enturbiar el ambiente político en vísperas de las elecciones.

Pero nada detuvo a la prensa brasileña, en un nuevo ataque para intentar frustrar la reelección de Lula. La divulgación de las fotos en las páginas electrónicas de los principales diarios del país generó una airada reacción del gobierno. Mientras la Policía Federal inició una investigación interna para verificar quién permitió la filtración de las imágenes, el ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, acusó al PSDB de ser responsable de su difusión, en un supuesto intento de beneficiar la candidatura de Alckmin.

“Es algún tipo de articulación de alguien del PSDB con alguien de la Policía Federal. Es un intento desesperado de crear un hecho nuevo en forma ilegal, ya que el proceso se desarrolla bajo secreto de Justicia. Es una postura antidemocrática, que busca desestabilizar el proceso electoral”, sostuvo Genro. Las acusaciones fueron tajantemente rechazadas por el presidente del PSDB, Tasso Jereissati, quien afirmó que “esas articulaciones mafiosas, estilo gangster, no son una práctica del PSDB”.

El “dossiergate” se desencadenó cuando dos militantes del PT intentaron comprar documentos e imágenes que vinculan al candidato opositor al gobierno de San Pablo, José Serra, de la social democracia brasileña (PSDB), con un sistema de corrupción que desviaba recursos de Salud para la compra de ambulancias sobrefacturadas. El escándalo le costó el puesto a un asesor de Lula y al coordinador de su campaña, Ricardo Berzoini, presidente del PT, y puso al mandatario a la defensiva a en la campaña. Lula dijo que “no sabía nada del asunto”, que atribuyó a “chiflados”.

Por otra parte, los candidatos siguieron ayer intentado recabar votos en distintos estados del país. Lula acudió al cambio de turno de dos plantas automotrices para repartir volantes entre los obreros. Rodeado de unas 200 personas que coreaban su nombre y entonaban cánticos de victoria, Lula fue asediado por amigos y admiradores que querían saludarlo y multiplicó los abrazos a sus antiguos compañeros de trabajo.

El mandatario y candidato tenía prohibido hacer declaraciones proselitistas en público, así que se limitó a mantener conversaciones particulares con quienes lo rodeaban para abrazarlo, algunos de los cuales lo recordaban como uno más entre el contingente de trabajadores metalúrgicos. Lula estuvo primero en la fábrica de Mercedes Benz y después se trasladó a la planta de Ford, donde se repitió la escena de risas y abrazos con sus votantes.

En el acto de cierre de campaña, el jueves en una plaza de San Bernardo do Campo, Lula recordó que no podría hablar públicamente durante la jornada de ayer, pero anticipó, con picardía, que “una mirada entre nosotros vale más que un discurso de media hora”.

El presidente accedió, sin embargo, a hablar brevemente con la prensa ayer y utilizó la oportunidad para criticar el debate entre los candidatos presidenciales en la red de televisión Globo, al que no concurrió.

“Estoy convencido de que mi decisión fue correcta”, destacó, para luego indicar que el debate fue de “bajo nivel”. “Creo que ellos (los rivales) desperdiciaron una gran oportunidad. Hace tiempo dijeron que sólo ataca y ofende quien no tiene programa de gobierno. Lamento que ellos hayan tenido ese comportamiento”, manifestó.

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