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El mundo|Lunes, 15 de julio de 2002

Masacre con olor nuclear en Kashmir

Supuestos militantes islámicos de Pakistán mataron a 27 indios en el Kashmir, donde no se disipó la amenaza de una guerra nuclear.

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Militantes islámicos lanzan sus armas para luchar en el Kashmir.
India y Pakistán mantienen apostados a un millón de soldados allí.
Por Rory McCarthy *
Desde Karachi

India y Pakistán cayeron otra vez en hostiles recriminaciones ayer por la noche, tras la sospecha de que militantes islámicos asesinaron a 27 hindúes en una pobre ciudad de Kashmir. El ataque en el barrio humilde a las afueras de Jammu fue una de las atrocidades más serias desde el peligro de que un enfrentamiento entre los dos países levantara el espectro de una guerra nuclear hace menos de dos meses. India y Pakistán todavía tienen un millón de soldados en sus fronteras bajo el estado de alerta militar máximo.
En la noche de ayer, los funcionarios del gobierno indio culparon a Pakistán por el ataque del sábado y señalaron como el responsable al grupo militante paquistaní Lashkar-e-Taiba. “Es claro que todo esto lo llevó adelante con la inspiración de Pakistán. Fue un ataque horroroso”, declaró el canciller indio, Jaswant Singh.
Justo unas semanas atrás, una intensa diplomacia liderada por Estados Unidos obligó a ambos países a retraerse de su tentativa de guerra. No obstante, los analistas de ambas partes creen que la disputa de Kashmir, que lleva ya cinco décadas, está lejos de ser resuelta. Gran Bretaña ha retirado varios de sus diplomáticos de Nueva Delhi e Islamabad y llamado a todos los ciudadanos británicos a que dejen los dos países.
Cinco hombres armados, algunos disfrazados con atuendos de sacerdotes hindúes, asaltaron con rifles entre la multitud y lanzaron docenas de granadas. En minutos dieron muerte a 24 personas, todos hindúes. Tres más murieron luego en el hospital y al menos 30 resultaron heridos, algunos de gravedad. Los hombres armados escaparon por unos valles arbolados cercanos. “Todo el mundo corría para refugiarse y vi gente cayendo con la estampida, llorando y clamando por ayuda”, contó Jagdish Lal, un trabajador de 38 años.
El gobierno de Nueva Delhi envió a la región a su ministro del Interior, Lal Krishna Advani. El se reunió con las multitudes furiosas que le exigían el fin de la violencia de la campaña militar que ha sacudido a Kashmir por 13 años. Advani dijo que lo informaría de vuelta en el gabinete antes de que el gobierno haga su anuncio hoy en el Parlamento. India está en contra de lanzar cualquier ataque militar contra Pakistán antes de que se celebren las elecciones del estado de Kashmir el próximo octubre.
Muchos de los militantes islamistas que pelean en Kashmir pertenecen a los grupos que en el pasado fueron asistidos por la agencia militar de inteligencia paquistaní, la Dirección de los Servicios de Inteligencia (ISI). El gobierno de Pakistán ayer condenó el ataque. “El gobierno de Pakistán condena el asesinato de un gran número de civiles y los heridos en un ataque terrorista en las afueras de Jammu”, declaró el ministro paquistaní de Exteriores. “La motivación por debajo del ataque parece ser la inherente tensión en la región.”
En mayo, unos militantes atacaron una base militar en Kashmir, matando a 34 personas e incitando a India y Pakistán a la guerra, más que en los últimos 30 años. Presionado por Estados Unidos, el presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, dio la orden a su ejército e inteligencia de terminar con el respaldo a grupos extremistas y evitar que se crucen a Kashmir.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: M.L.S.M.

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