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El mundo|Domingo, 3 de diciembre de 2006
LAZARO GARCIA BARRERA, LIDER DE LA ASAMBLEA DE OAXACA

“Voy a pelear hasta el final”

Se vienen tiempos de crisis y mano dura, predice el líder de la revuelta popular, que llegó a la Argentina huyendo de la policía.

Por María Laura Carpineta
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García Barrera dice que la represión de Oaxaca fue un ensayo.

Lázaro García Barrera es el vocero de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), el movimiento que mantiene en jaque ese estado mexicano desde mitad de año. Hace dos semanas que se fue del país, huyendo de la policía. Los que no lograron salir pasaron a la clandestinidad e intentan evitar caer en una de las redadas nocturnas de la policía. “Primero los desaparecen y, dos o tres días más tarde, avisan que los detuvieron”, explicó García Barrera a Página/12. Aprovechando su viaje forzado, el oaxaqueño busca ayuda y solidaridad en los países latinoamericanos, aunque se niega a siquiera pensar en pedir asilo. “Yo me vuelvo a mi país para pelear hasta el final,” exclamó.

–¿Qué escenario se imagina para los próximos seis años a nivel nacional y, específicamente, para Oaxaca?

–A nivel nacional, con la llegada de Felipe Calderón se va a profundizar la crisis política, que se va a reflejar en una acción de mano dura, resguardada por la “ley y el estado de derecho”. Esto va a consistir en golpear toda movilización popular o protesta en contra de Calderón. El llega muy debilitado al gobierno federal porque no votó por él toda la población que él dice que lo apoyó. El fraude fue la maquinación que le permitió llegar al gobierno.

–¿Y Oaxaca?

–Oaxaca se convirtió en el espacio en donde Calderón está ensayando las formas de contener estas protestas. Porque él ya empezó a intervenir e, incluso, a asumir los costos de utilizar la violencia cuando se dio cuenta de que el conflicto llegaría a estos días. Hoy no hay diálogo, o mejor dicho, hay diálogo acompañado de represión. Ellos están dialogando y golpeando al mismo tiempo.

–Ustedes mantuvieron un diálogo durante varios meses con el gobierno de Vicente Fox. ¿Qué actitud tomarán frente a la nueva administración?

–El movimiento todavía no lo ha decidido. Felipe Calderón llega desconocido por todos los movimientos y especialmente por la APPO. Cuando él llegue va a ser la persona que va a encabezar el gobierno y los cuerpos policíacos y represivos. Nos vamos a entender con él. Pero todavía el movimiento tiene que decidir si dialogará con él o no. Lo que sí sabemos es que lo que nos va a garantizar la salida de Ulises Ruiz y el fin de las detenciones y las desapariciones es la movilización y la lucha popular.

–¿La negociación con el gobierno estadual es una opción?

–Ulises Ruiz ha reclamado una negociación pero no hay condiciones. Existe un repudio justificado contra el gobernador. Hay más de 165 detenciones ahora, con casos de tortura, entra ellas 50 mujeres, quienes han sido agredidas sexualmente. Hay más de 23 asesinados y creo que se van a seguir manchando las manos de sangre. Eso es un agravio contra el pueblo y, por eso, no hay condiciones para negociar con Ulises Ruiz. Además, ya no es sólo que él se vaya. Creemos que el pueblo tiene que empezar a pensar en tener un gobierno propio. En Oaxaca tenemos las condiciones para que el pueblo no sólo hable, sino también decida.

–¿Piensan aliarse con el movimiento de López Obrador?

–Tenemos ciertos lazos políticos con el movimiento que encabeza Andrés Manuel. Nos enfrentamos a un enemigo común, Felipe Calderón, y compartimos una demanda que es la Constituyente, él a nivel nacional y nosotros para Oaxaca.

–Usted planteó que el próximo gobierno será represivo y que los movimientos sociales agudizarán su lucha. No parece un escenario muy favorable para los próximos seis años...

–El gobierno va a convulsionar más al país y va a agudizar las contradicciones políticas. Va a haber una respuesta popular. Los movimientos ya nos estamos uniendo. Coincidimos en que el neoliberalismo está golpeando al pueblo y que hoy Felipe Calderón no debe gobernar el país. Este gobierno de seis años –si es que él gobierna seis años– va a estar marcado por una dura lucha, contra Felipe Calderón y la política neoliberal que él encabeza.

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