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El mundo|Martes, 5 de diciembre de 2006
GRUPOS DISIDENTES DE MIAMI PIDEN A BUSH QUE ATENUE EL EMBARGO

Washington se niega a dialogar con Cuba

Estados Unidos rechazó la oferta de diálogo de Raúl Castro. El vocero de la Casa Blanca, Sean McCormack, puso en duda que la propuesta lanzada por el hermano menor de Fidel el sábado permita una transición democrática en la isla. “No veo cómo se puede fomentar realmente la causa de la democracia en ese país mediante el diálogo con un dictador en ciernes que quiere mantener la misma forma de gobierno que mantuvo durante todas esas décadas a los cubanos sin levantar cabeza”, explicó el funcionario en una conferencia de prensa. Sin embargo, el gobierno estadounidense ya está sintiendo la presión de los grupos disidentes cubanos en Miami, que ven en la ausencia física de Fidel Castro una posibilidad para iniciar una transición en la isla. Para permitirlo, aseguran, Estados Unidos debe atenuar las restricciones del embargo.

Por ahora la postura del gobierno de George Bush no se ha modificado. El secretario de Estado adjunto para América Latina, Thomas Shannon, reiteró ayer que dialogar sólo por dialogar no sirve de nada si se trata de Cuba. “Si nuestro interés fuera solamente mejorar nuestras relaciones bilaterales con Cuba, lo podríamos haber hecho hace años. Pero nuestro interés es buscar una manera de ayudar al pueblo cubano a hacer un cambio hacia la democracia”, afirmó, respondiendo a la propuesta de Raúl Castro. No obstante, algunos analistas estadounidenses creen que Bush y sus principales asesores ya estarían previendo la posibilidad de distender las relaciones con el régimen castrista.

Para Marifeli Pérez-Stable, la vicepresidenta del centro de estudios Diálogo Interamericano, Washington va a tomar en serio la propuesta. “El contexto ha cambiado: Fidel Castro es casi cadáver y los republicanos perdieron la mayoría en el Congreso norteamericano el 7 de noviembre”, recordó. La analista también se mostró convencida de que podría haber reformas económicas el año próximo, si es que supera las reservas de los sectores más duros del régimen cubano. “Por eso, vendría bien algún tipo de gesto de Estados Unidos, aunque sea a puertas cerradas o por canales discretos”, afirmó Pérez-Stable.

Gran parte del movimiento cubano-estadounidense con base en Miami comparte este análisis, al igual que la oposición que vive en la isla. “Es una violación restringir y limitar estos derechos, tanto sea por Cuba como por Estados Unidos. Hacemos un llamamiento a ambos países para que eliminen estas medidas que perjudican a la familia cubana”, aseguró Carlos Saladrigas, presidente del Cuba Study Group, aprovechando lo que ellos consideran como el momento oportuno para una reanudación del diálogo.

No son nuevos los pedidos desde Washington para ampliar las libertades en la isla. Sin embargo, en Miami nunca había sido tan claro como hasta ahora el rechazo al embargo económico, que estrangula las posibilidades de crecimiento de la isla desde hace décadas. El anticastrismo, tanto en Cuba como desde la costa de Florida, han intentado hacer énfasis en las cuestiones humanitarias y en la situación precaria de muchas familias cubanas. Ayer, varias organizaciones cubano-estadounidenses le pidieron a Washington la eliminación de las restricciones a los envíos de remesas y paquetes a Cuba por razones humanitarias. A las autoridades de la isla les solicitaron que permitan a los cubanos utilizar las ayudas familiares para el establecimiento de pequeñas empresas y actividades de autoempleo.

En Cuba, los festejos por el cumpleaños de Fidel dejaron aún más expectativas e incertidumbre. Los actos y los desfiles de la semana pasada fueron interpretados por muchos como un último adiós al histórico líder, aunque la gran mayoría de los cubanos sigue esperando la tan ansiada aparición del veterano dirigente. El gobierno de La Habana dio un giro importante –pero no definitivo– el sábado al tender un puente con Washington. La Casa Blanca por ahora no aceptó el desafío, pero la sociedad civil sí. La presión que ella, a través del nuevo Parlamento dominado por los demócratas, pueda ejercer en la escena política podría torcer el brazo de los republicanos más duros y forzar a la Casa Blanca a rever su relación con La Habana.

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