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El mundo|Jueves, 4 de enero de 2007
APARECIO UN CADAVER EN BARAJAS Y SIGUE LA POLEMICA EN ESPAÑA

Primer muerto por la bomba de ETA

El ciudadano ecuatoriano Carlos Alonso, encontrado ayer bajo los escombros causados por un coche bomba, se convirtió en la primera víctima fatal del grupo vasco desde la tregua de marzo.

Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
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Mariano Rajoy aprovechó la oportunidad para mostrarse y criticar.

Después de cuatro largos días de búsqueda entre las cuarenta mil toneladas de escombros que dejó el atentado de ETA el pasado sábado en el aeropuerto de Madrid, los equipos de rescate lograron encontrar ayer el cadáver de Carlos Alonso Palate, uno de los dos ciudadanos ecuatorianos que quedaron sepultados bajo el estacionamiento donde estalló la furgoneta bomba. A últimas horas de ayer bomberos y policías trabajaban todavía en la búsqueda del segundo desaparecido, Diego Armando Estacio, ya sin esperanzas de encontrarlo con vida.

El hallazgo del cuerpo de Alonso Palate confirma que después de tres años y siete meses ETA ha vuelto a matar y lo ha hecho por sorpresa, en medio de una tregua que el propio grupo independentista había proclamado el 24 de marzo del año pasado. El último atentado de la banda había tenido lugar el 30 de mayo de 2003, cuando mató a dos policías nacionales con un coche bomba en la localidad Navarra de Sangüesa.

El gobierno español ha anunciado que concederá la ciudadanía española a los ascendientes y descendientes de los dos jóvenes ecuatorianos. Alonso Palate, de 35 años, vivía en la ciudad de Valencia y ayudaba con sus ahorros a su madre ciega y sus tres hermanos, todos ellos residentes en Ecuador. El día del atentado no oyó las advertencias de la policía para que desalojara el estacionamiento porque estaba dormido dentro de su coche, donde su cuerpo fue hallado ayer. Los equipos de rescate han aclarado que la búsqueda de Diego Armando Estacio será aún más complicada, ya que su auto se encontraba a pocos metros de la furgoneta bomba.

A medida que bomberos y policías continúan con su trabajo se percibe con mayor nitidez la brutalidad del atentado. Según las compañías de seguros, el ataque ha tenido un costo de 35 millones de euros, la mayor parte de ellos destinada a la reconstrucción del Parking D de la moderna Terminal 4 del aeropuerto madrileño. El personal que trabaja entre los escombros ha podido identificar 600 vehículos reducidos a chatarra, sobre un total de 1150 coches que han sido reclamados por sus propietarios en los últimos días.

La onda expansiva que generó la bomba etarra a nivel político y social continúa mientras tanto provocando estragos. Ayer por la mañana Herri Batasuna, el brazo político de ETA en el País Vasco, reconoció que la magnitud del ataque los había tomado por sorpresa. Uno de sus dirigentes, Joseba Alvarez, sorprendió a propios y extraños al reconocer sin pudor que “un atentado como el de Madrid no lo esperaba nadie”. Batasuna continúa insistiendo en que el proceso de paz no ha muerto, a pesar de la contundencia con la que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le ha cerrado la puerta a la posibilidad de continuar dialogando. Alvarez se mostró sorprendido ya que ETA no ha avisado todavía a través de un comunicado oficial las razones por las cuales interrumpió su tregua. Las declaraciones de Alvarez así como las del máximo líder de la izquierda independentista Arnaldo Otegi, el día del atentado, dejan entrever que Herri Batasuna ya no tiene ningún tipo de control sobre el grupo armado. Su representatividad política, por lo tanto, parece haber sido sepultada también bajo los escombros del estacionamiento de Barajas.

Otra polémica que no cesa es la que mantiene el PSOE en el gobierno con el opositor Partido Popular. Ayer por la mañana el líder del PP Mariano Rajoy visitó la zona cero en el aeropuerto y aprovechó la ocasión para volverle a exigir al gobierno que despeje cualquier duda con respecto a cuál será su política antiterrorista a partir de ahora. Rajoy se anticipó a Zapatero, que visitará las ruinas del estacionamiento hoy por la mañana, y volvió a crispar el ambiente político con un discurso retórico que sólo parece buscar un rédito electoral, ya que el gobierno español ha sido contundente al expresar que daba por muerto el proceso de paz.

Mariano Rajoy pretende que el primer ministro español baje al Parlamento a dar explicaciones y a proponer al resto de los partidos políticos una política coherente y de consenso para acabar con ETA. Una prueba de cuál será la respuesta de los socialistas se pudo ver ayer cuando la Fiscalía Nacional pidió que se prohibiera la salida del país de Arnaldo Otegi que tenía que dirigirse a Alemania a un encuentro político. El PP también pretende que haga expresa la prohibición a Batasuna de participar en las próximas elecciones regionales de mayo, también en plena sintonía con los socialistas. A pesar de que el PSOE ha puesto en práctica durante los últimos cuatro días todas las medidas que el PP le ha solicitado, Rajoy continúa hablando ante la prensa como si todo lo que ha pedido a los socialistas éstos no lo hubieran hecho.

El único motivo que tiene este diálogo de sordos es el deseo del Partido Popular de que la sociedad española termine por interpretar que este atentado se ha debido a que Zapatero fue demasiado benevolente con ETA. Sin embargo, el gobierno español no hizo ninguna concesión a la banda desde que ésta decretó el alto el fuego el pasado 24 de marzo.

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