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El mundo|Domingo, 7 de enero de 2007
LAS CLAVES DEL PROYECTO BOLIVARIANO PARA VENEZUELA

El socialismo según Chávez

Mezcla de distintas corrientes históricas, el proyecto del caudillo bolivariano para el nuevo período que arranca esta semana incluye reformas constitucionales, militares, políticas, económicas y educativas.

Por Darío Pignotti
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Chávez, de uniforme, durante una ceremonia militar en Fuerte Tiuna, Caracas, la semana pasada.

Desde Caracas

Las chicas de la “zona roja” de Caracas son incondicionales de Chávez. El sábado 2 de diciembre, vísperas de los comicios en los que el presidente venezolano fue reelecto hasta 2013, las trabajadoras sexuales adhirieron disciplinadamente a la veda electoral. En el oeste caraqueño, la región más pobre y chavista de la capital, la calle San Juan se veía inusualmente desierta: el Hospedaje La Rosa, y otras “casas de visitas” dejaron de atender a las 22 horas. La calma se prolongó hasta las 3 de la mañana del domingo, cuando desde la esquina del Bar Atlante, un camioncito hizo sonar diana, mientras se instaba a votar “por el comandante y por el socialismo”.

“Es un hecho indiscutible que los vecinos de San Juan, al igual que las masas venezolanas, votaron antes a Chávez que al socialismo, no estamos con ello significando que el pueblo tuviera un parecer contrario al Socialismo del siglo XXI, propuesto con toda claridad por el presidente en cada acto de su campaña, sino porque estamos, después de la contundente victoria del 3 de diciembre, ante un proyecto que aún se encuentra en una fase, simultánea, de reflexión y construcción” afirmó a Página/12 Jorge Gantiva.

Este profesor colombiano es uno de los intelectuales extranjeros, entre ellos la chilena Marta Harnecker y el brasileño Teothonio Dos Santos, convocados por el gobierno para trabajar en un tanque de ideas que acompaña esta nueva fase de la experiencia venezolana, el Centro Internacional Miranda (CIM).

Para Gantiva “una revolución que se precie debe realizar cambios profundos, rápidos e irreversibles, y la disolución de los partidos que la respaldaron para formar el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, lanzado por Chávez tras su victoria) es correcta porque tiende a corregir los vicios que la amenazan desde adentro con disputas de poder iguales a las de los partidos tradicionales. Entiendo que se está dando un paso, pero faltan otros, hacia la concretización de formas que den protagonismo a las bases”.

Con el objetivo de profundizar “la revolución dentro de la revolución” Chávez, que esta semana asume su tercera presidencia, ha renovado la mitad de su gabinete. Entre los nombramientos claves se destaca el de su hermano, Adán Chávez, como ministro de Educación, anunciado el viernes pasado. Fue él quien, en los años ’60 y ’70, inició al actual mandatario en la lectura de los clásicos del marxismo.

A través del sistema de educación bolivariano, donde están comprendidas desde la instrucción básica hasta la universidad, Adán Chávez tendrá por delante el desafío de formar a los futuros cuadros socialistas. El dilema, aún no resuelto por el propio Hugo Chávez es qué modelo de socialismo es este en el que se combina el legado del libertador Simón Bolívar con los padres de las revoluciones soviética y china, Lenin y Mao Tse Tung, y el marxista peruano José Carlos Mariátegui.

En rigor el propio Chávez es una criatura política en mutación permanente que tomando por bandera la máxima de Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, “o inventamos o erramos”, anunció sólo después de 6 años en el poder, el 1o de mayo de 2005, que su gobierno marchaba hacia el socialismo.

Chávez, lo ha dicho, no piensa aplicar un régimen que amenace la propiedad privada, aunque la reforma constitucional en ciernes ponga límites al lucro y los oligopolios. El socialismo bolivariano tampoco abolirá el sistema multipartidario, pero continuará desmontando pieza por pieza lo que resta de la democracia representativa “partidocrática”, para sustituirla por otra “participativa y protagónica”, en la que cobrarán fuerza los consejos comunales. Los cambios institucionales se completarían con la cláusula que autoriza la reelección presidencial indefinida.

En último análisis, la maqueta de poder chavista, y de su programa hacia el socialismo, reposa en su liderazgo popular, rubricado con el 63% de votos obtenido en las elecciones de diciembre. El diseño se completa con la “bolivarización” de las fuerzas armadas, una corporación de la que fue separado el generalato que en 2002 apoyó el golpe de Estado, pero todavía alberga focos antichavistas. Para extirparlos el presidente lanzó recientemente el Plan Bolívar 2007-2011, para estrechar “en un solo abrazo” a la Fuerza Armada Nacional “con el pueblo para construir el socialismo de la igualdad, que se debe sustentar en la ética de la solidaridad”.

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