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El mundo|Miércoles, 7 de febrero de 2007
DERROTO UNA RESOLUCION “NO VINCULANTE” PARA LIMITAR SU OFENSIVA EN IRAK

Bush frenó al Congreso demócrata

La resolución de los demócratas no logró atraer la decena de votos republicanos que necesitaba para pasar. Bush, a través de un intenso lobby, frenó las defecciones de su partido. Los demócratas se oponen al despliegue adicional de tropas y pedían metas específicas para que el gobierno iraquí siga recibiendo ayuda norteamericana.

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Bush con Nancy Pelosi, líder demócrata en la Cámara baja del Congreso de los Estados Unidos.

La minoría republicana del Senado de Estados Unidos logró bloquear el debate sobre una resolución no vinculante de rechazo al envío de más tropas a Irak, lo que representa una victoria política para la Casa Blanca. La medida bipartidista expresaba la oposición de los legisladores al envío de 21.500 soldados adicionales a Irak, tal como ha pedido el presidente George W. Bush. La votación descarrila los esfuerzos de la oposición demócrata de expresar un rechazo, al menos simbólico y “no vinculante”, a la nueva estrategia de Bush para lograr la estabilidad en Irak.

La propuesta para limitar el debate sobre la resolución bipartidista del senador republicano John Warner y el demócrata Carl Levin requería de un mínimo de 60 votos de un total de 100, pero obtuvo sólo 49 votos a favor y 47 en contra. Además de oponerse al despliegue adicional de tropas, la medida Warner-Levin, también hubiese exigido que la administración Bush definiera metas específicas para el gobierno iraquí y pedía el establecimiento de una clara línea de mando entre las fuerzas iraquíes y las fuerzas estadounidenses.

Previo a la votación, tanto demócratas como republicanos se enzarzaron en un fuerte debate sobre la situación en Irak. Los demócratas, liderados por el senador Harry Reid, insistieron en que un voto en contra de limitar el debate sería dar luz verde a una estrategia militar destinada al fracaso. “Sería un voto a favor de una escalada del conflicto”, dijo Reid, quien urgió a los senadores a que le enviasen un mensaje a Bush de que “una escalada no es la solución”.

En tanto, los republicanos, atrincherados también en sus posiciones, rechazaron las críticas de obstruccionismo que lanzaron los demócratas en su contra. “No estamos tratando de frenar este debate sino de estructurarlo. No hay ningún senador republicano que busque evadir este debate”, replicó el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.

Desde el principio, Bush dejó en claro que no habría resolución no vinculante que le hiciera cambiar de estrategia en Irak. Pero igualmente tomó las medidas para que el debate fuera bloqueado. Una portavoz reconoció ayer que la Casa Blanca presionó a los legisladores republicanos. “Es correcto decir que estuvimos involucrados. Esta es la política del presidente, por lo tanto estamos involucrados”, dijo Dana Perino, quien sin emplear la palabra “presión” describió las acciones del gobierno para prevenir que los senadores republicanos se pasaran al bando demócrata.

Perino habló de “una operación bastante robusta”, liderada por la asistente presidencial para asuntos legislativos, Candi Wolff, para divulgar un mensaje con dos puntos: una explicación sobre el proceso de decisión del presidente y por qué, según ellos, enviar señales mixtas a las tropas y al enemigo no es en el mejor interés de Estados Unidos. La campaña de la Casa Blanca, los cálculos políticos de cara a las elecciones presidenciales 2008 y otras decisiones políticas parecieron suficientes para que los senadores republicanos olvidaran la impopularidad de la guerra y bloquearan el debate.

Pero la administración Bush no canta victoria ya que el riesgo permanece. Pese a que los demócratas fueron derrotados en su primera gran prueba como mayoría en el Senado –que pende de tan sólo un escaño adicional–, éstos dejaron ver ayer que no se darán por vencidos y buscarán la forma de cambiar el rumbo de la guerra en Irak. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, desafió a los republicanos: “Ustedes pueden correr, pero no pueden esconderse ... vamos a debatir Irak”.

“La estrategia aún no está bien definida, pero los demócratas están elaborando alternativas. Habrá oportunidades de sobra para debatir el rumbo de la guerra en Irak. Este es el asunto más apremiante que afronta Estados Unidos y el Congreso está bajo fuerte presión pública de llegar a un acuerdo sobre una eventual medida de rechazo”, dijo una fuente demócrata en el Senado que pidió el anonimato.

Un posible “plan B” para los demócratas será presentar enmiendas en contra de la guerra a un proyecto de ley presupuestario para el año fiscal en curso que se debatirá en el pleno hoy. El financiamiento de la guerra es justamente el arma que poseen los demócratas para mantener la presión sobre Bush, y una minoría apoya recortar los gastos para la guerra. El republicano McConnell desafió a los demócratas a intentar la aprobación de una enmienda con dicho fin. Pero para la mayoría de legisladores un recorte de gastos es riesgoso, ya que afectaría la seguridad de los soldados en el terreno. Otra estrategia demócrata se desarrollará en la Cámara de Representantes, donde la semana próxima se promoverán medidas en contra de la escalada del conflicto.

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