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Colombia anunció ayer la suspensión de las fumigaciones en la frontera con Ecuador. La decisión, que apunta a distender las relaciones bilaterales, fue recibida con beneplácito por el gobierno de Rafael Correa. Ecuador rechaza las aspersiones con el herbicida glifosato por considerarlo nocivo para la salud y el ecosistema, mientras que Colombia las defiende por considerar que las plantaciones de coca son la principal fuente de financiación de las guerrillas izquierdistas, al tiempo que asegura que el químico es inocuo.
“La señora canciller María Consuelo Araújo ha informado al gobierno ecuatoriano sobre el cese de las fumigaciones en la frontera. Esperamos que Ecuador reciba esto bien”, anunció ayer el presidente colombiano, Alvaro Uribe. Efectivamente, el anuncio fue bienvenido por la canciller ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, quien destacó el cambio de actitud de Colombia.
Las relaciones entre Ecuador y Colombia se habían visto afectadas después de que Bogotá reanudó las aspersiones en la zona limítrofe, según Quito violando un acuerdo por el cual Uribe se comprometió con su homólogo Correa a informarlo antes de esos operativos. “El acuerdo de los presidentes Uribe y Correa es claro en que una vez que Colombia requiera iniciar trabajos de fumigación en esa zona se utilizarán los inspectores que esos países determinen”, concluyó la canciller colombiana.
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