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El mundo|Jueves, 31 de mayo de 2007

Londres presiona a Moscú para que extradite al agente que usó polonio

El opositor del Kremlin Boris Berezovsky –pedido por Moscú– dijo que su ex guardaespaldas, Lugovoy, podía estar detrás del envenenamiento del espía Litvinenko. Berezovsky dio a la Justicia británica los detalles de una conversación con Lugovoy.

Por Anne Penketh *
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Litvinenko fue envenenado con Polonio 210; antes de morir acusó al gobierno de Putin.

Boris Berezovsky reveló detalles de una dramática llamada telefónica posterior a la muerte del ex agente de la KGB Alexander Litvinenko, en la cual el exiliado magnate le rogaba al sospechoso de asesinato que huyera de Rusia hacia Occidente. Berezovsky aclaró su relación con el ex agente de la FSB Andrei Lugovoy, justo antes de que la oficina del fiscal general ruso anunciara que había sido descartado el intercambio de los dos hombres para ser juzgados. Berezovsky es buscado en Rusia por fraude, mientras que Gran Bretaña quiere extraditar a Lugovoy, sospechado de haber asesinado a Litvinenko con su veneno radiactivo polonio 219.

Hablando el martes a la noche en la Academia Miller, Berezovsky dijo que había conocido a Lugovoy, su ex guardaespaldas, “durante largo tiempo”, y confiaba en él. Después de la muerte de Litvinenko en noviembre último, Lugovoy llamó por teléfono al millonario. “Le dije, si no sos culpable, deberías venir a este país y hablar con Scotland Yard. No existe la posibilidad de que vayas a la cárcel si sos inocente. Le dije que había rastros de polonio por toda Europa, incluyendo en mi oficina, y que él tenía que explicarlo. No recibí contestación de Lugovoy”, dijo Berezovsky, añadiendo que “todos los pasos de Lugovoy confirman que él está detrás del envenenamiento”. Berezovsky dijo que se sentía preocupado por el rol de Lugovoy en el asesinato, ya que el ex agente lo había protegido a él y a su familia en Rusia, así como al ex primer ministro, pro reforma, Yegor Gaidar.

Lugovoy niega cualquier conexión con el asesinato de Litvinenko, que sucedió después de una reunión entre los dos hombres y un tercer ex agente de seguridad ruso, Kmitri Kovtun, en un hotel de Londres. “Aún ahora tengo una extraña sensación”, dijo Berezovsky, quien no dio más detalles pero insinuó que Lugovoy puede haberse visto obligado a cometer el asesinato. Señaló que el ex agente había estado en prisión en 2001 después de intentar sacar de la cárcel a un asociado de Berezovsky, el ex vicedirector de Aeroflot, Nikolai Glushkov, que estaba preso por fraude.

La semana pasada, Berezovsky le dijo a un periodista que la vida de Lugovoy podía estar en peligro porque “había sido testigo de un crimen de Putin”. Berezovsky frecuentemente acusó al presidente ruso de estar detrás del asesinato de su empleado, Litvinenko, que también acusó a Putin de su propio asesinato en una declaración hecha en su lecho de muerte. El martes a la noche repitió la acusación, pero negó que se hubiera convertido en un huésped incómodo para Gran Bretaña, que le dio asilo político en 2003. En una reciente entrevista con The Guardian dijo que había pedido el uso de la fuerza para derrocar al presidente Putin.

Berezovsky sostuvo que, gracias a sus esfuerzos, Occidente estaba ahora más consciente del “peligro real” que representaba el presidente Putin. “En 2001, sólo el diez por ciento pensaba que era peligroso en Occidente. Ahora es el noventa por ciento”, dijo Berezovsky, agregando que temía por su propia seguridad después de la muerte de Litvinenko. Cuando se le preguntó qué debía hacer Gran Bretaña si Rusia seguía negándose a extraditar al sospechoso, Berezovsky replicó: “Esto no es sólo un problema para Gran Bretaña, es un problema para Occidente”. Sugirió que se podrían invocar sanciones económicas para presionar a las autoridades rusas para que acaten el pedido.

Rusia señaló que está constitucionalmente impedida de extraditar a un ciudadano ruso para ser juzgado en el exterior, pero ofreció cooperar juzgando a Lugovoy en Moscú. Las autoridades británicas firmemente descartaron esa opción. Los fiscales generales, Lord Goldsmith de Gran Bretaña y Yuri Chika de Rusia, se encontraron el viernes pasado en la reunión del G-8 en Munich y el británico dijo: “Este asesinato fue cometido en el Reino Unido, la evidencia está en el Reino Unido, un ciudadano británico fue asesinado y otra gente puesta en peligro y, por lo tanto, es correcto que un sospechoso se enfrente a la Justicia en una corte del Reino Unido”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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