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El mundo|Sábado, 10 de agosto de 2002
25 MUERTOS EN AFGANISTAN POR UNA EXPLOSION

Los terroristas que vos matáis

Por Rory McCarthy
Desde Islamabad

Una gran explosión destruyó un depósito afgano en la ciudad oriental de Jalalabad ayer, matando a 25 personas e hiriendo a 80, informó el gobierno por televisión. La explosión dañó seriamente a 50 hogares circundantes, algunos hasta a 500 metros de distancia, dijo un comandante local militar, Hazrat Ali, y despertó nuevos temores de inseguridad creciente. Los trabajadores de rescate pasaron varias horas sacando cuerpos de abajo de los escombros y el edificio siguió incendiándose por lo menos durante dos horas. Todos los muertos eran afganos. “Fue una tremenda explosión –dijo Ali–. El número de muertos seguramente aumentará porque la gente se está muriendo en el hospital”.
Anoche había relatos confusos sobre la causa de la explosión en la Unidad afgana de Construcción y Logística, descrita alternativamente como una ONG o una empresa privada de construcción de caminos. Un alto funcionario del gobierno en la provincia dijo que la explosión había sido un accidente causado por los explosivos en el depósito que era utilizado para la construcción de caminos. “No es un acto de terrorismo. No hay ninguna posibilidad de subversión en él,” dijo el vicegobernador de la provincia, Mohammad Asif Qazizada. Pero Ali cree que el culpable es un coche bomba. Militares norteamericanos dijeron que los informes iniciales de funcionarios norteamericanos en Jalalabad habían culpado a un camión bomba.
Ali dijo que cinco empleados de la empresa, incluyendo el vicedirector, fueron detenidos para ser interrogados después de la explosión, aunque no resultaba claro porqué. La explosión ocurrió en las afueras occidentales de la ciudad, cerca de la universidad de Nangarhar y cerca de la represa Darunta, que abastece de electricidad a Jalalabad. Algún daño fue causado a los trabajos eléctricos de la represa. Bajo el régimen talibán los operativos de al-Qaida tenían un pequeño campo de entrenamiento en la represa. El campo estaba basado alrededor de un laboratorio de explosivos provisorio, pero el área fue en gran parte destruida por fuertes bombardeos norteamericanos en octubre y noviembre pasado. Se cree que algunos talibanes y milicianos de al-Qaida están ocultos en las montañas alrededor de Jalalabad. La provincia también ha sido desde hace mucho un centro de producción de opio.
En las últimas semanas, combatientes leales a al-Qaida y a los talibanes han montado ataques en pequeña escala, especialmente contra tropas de Estados Unidos. Un soldado norteamericano recibió un balazo en el pecho cuando patrullaba el martes en el sudeste. Funcionarios militares dijeron que ayer no había tropas de Estados Unidos en el área de la explosión. Hay pocas dudas que la situación de seguridad, desde la caída de los talibanes, se ha tornado cada vez más frágil. El vicepresidente afgano y gobernador de la provincia oriental de Nangarhar, Haji Abdul Qadir, fue asesinado por disparos fuera de su oficina de Kabul el mes pasado. Todavía hay pocas claves sobre su muerte, aunque puede haber estado ligada a peleas entre los señores de la droga.
La policía también interceptó un enorme coche bomba en Kabul el mes pasado que aparentemente estaba ligado a al-Qaida y destinado a asesinar al presidente afgano, Hamid Karsai. A comienzos de este año, el ministro de Defensa, Mohammed Fahim escapó ileso cuando una bomba estalló cerca de su convoy en Jalalabad, matando a cinco personas.

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