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El mundo|Viernes, 3 de agosto de 2007
RUSIA Y CHINA VENDEN SU ARSENAL A MEDIO ORIENTE

Todos quieren armas asiáticas

Por Pilar Bonet y José Reinoso *

Desde Moscú y Beijing

En el polvorín de Medio Oriente llueven armas y no proceden sólo de Washington. Rusia ha vuelto a entrar con fuerza a la carrera de venta de armas y se ha erigido ya en la segunda potencia, con la ventaja, además, de que no tiene grandes enemigos en la zona y por tanto vende a unos y a otros. Y luego está China: el gigante asiático que también empuja para hacerse un nombre en un negocio tan lucrativo.

Tras la desorientación que siguió al derrumbe de la Unión Soviética, Rusia se embarcó en una política de afianzamiento en Medio Oriente. Además, adquirió un nuevo peso en Argelia, país que está a punto de convertirse en su principal comprador de armas, por delante de China. El carácter estatal de las empresas de armamento y el peso del Estado en la industria permiten a Moscú proponer fórmulas atractivas de colaboración a largo plazo. A cambio de venderle armas, Rusia le ofreció a Argelia inversiones equivalentes de diversas empresas, incluidas las de hidrocarburos. La industria armamentista rusa se restableció en los últimos años y goza del apoyo de Putin para recuperar los mercados que se perdieron en los noventa y también para abrir otros nuevos, incluso en feudos norteamericanos.

Punto de referencia de la nueva política comercial del Kremlin es la gira realizada por el líder ruso este año a Arabia Saudita, Qatar y Jordania. A fines de 2006, Rusia y Jordania firmaron acuerdos para ampliar su colaboración militar. El interés de los países de Medio Oriente por las armas rusas se incrementó tras la guerra entre Israel y Hezbolá, en el sur del Líbano. Oficialmente, Rusia vendió en 2006 armas por 5317 millones de dólares en 2006 –6715 según el prestigioso instituto Sipri–, lo que fue todo un record, y se afianzó como segundo exportador mundial, tras Estados Unidos.

Los especialistas subrayan lo que podría denominarse el efecto carambola: que el equipo vendido a un cliente vaya a parar a otro. Esto le ocurrió a Rusia en la guerra de Israel contra el Líbano, donde Hezbolá tenía armas rusas obtenidas supuestamente de Siria o Irán, y le ocurre a Estados Unidos en Irak. El frente antiiraní que promueve Estados Unidos podría convertirse en una ayuda para los islamistas radicales existentes en países beneficiados por el plan norteamericano. Alexei Malashenko, experto del centro Carnegie de Moscú, subraya la importancia del sector radical en Arabia Saudita y la posibilidad de los Hermanos Musulmanes de llegar al poder en Egipto si hubiera elecciones democráticas.

El suministro estadounidense dará argumentos al lobby militar ruso para superar las reticencias del gobierno ante exportaciones delicadas. Al no tener tropas destacadas en la zona, a diferencia de Estados Unidos, a Moscú puede no importarle cómo se utilicen esas armas, a no ser que fueran atómicas, un sector donde impera una lógica de otro tipo. Rusia aporta su experiencia histórica como imperio en Medio Oriente. Según Malashenko, la táctica de hablar con los radicales adoptada por Moscú está justificada, porque “el radicalismo islámico es un fenómeno objetivo”, una “tendencia y no una enfermedad del mundo musulmán”. “Rusia fue la primera en sostener que sin contactos con Hamas no se podía regular el conflicto palestino, y se adelantó a Occidente en aprender a trabajar con los radicales”, señaló. La posición rusa tiene contradicciones, ya que trata de propiciar un proceso de paz, pero, “desde el punto de vista económico, Rusia utiliza las crisis en la región, ya que la situación en Irán, Irak y Medio Oriente ayuda a mantener altos los precios del petróleo”, señaló Malashenko. China, por su parte, ha ido escalando posiciones. El último informe del Sipri, en 2006, lo sitúa ya como el 11º exportador mundial y el primer importador. Los principales destinatarios de las armas chinas son Pakistán e Irán y el gigante asiático ha sido objeto de críticas por países como Estados Unidos por proveer a destinos sensibles como Irán y Sudán.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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