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El mundo|Domingo, 5 de agosto de 2007
SACRIFICARON 60 ANIMALES EN SURREY PARA PREVENIR OTRA CRISIS

Foco de aftosa en granja inglesa

El premier Gordon Brown interrumpió sus vacaciones para encarar el problema. Ecos del 2001.

Por Marcelo Justo

Desde Londres

El gobierno británico prohibió el movimiento de ganado vacuno, cerdos y ovejas en todo el país para hacer frente a una posible epidemia de Aftosa luego de que se hallara un caso de la enfermedad en una granja de Surrey, al sur del país. La medida preventiva es un intento de evitar una repetición de las “hogueras de vacas” de 2001, en las que por la lenta respuesta oficial y la presión de los granjeros se terminaron sacrificando casi 10 millones de animales en una crisis que se extendió a varios países europeos.

Las autoridades están investigando posibles casos de la enfermedad en otras granjas. Ayer, en una conferencia de prensa, la funcionaria a cargo de temas veterinarios, la doctora Debby Reynolds, señaló que algunos de los tests habían dado negativo y que se estaban esperando los resultados de las otras muestras. En torno de la granja de Surrey, el gobierno estableció una “zona de protección” de tres kilómetros y otra de “vigilancia” de 10 kilómetros. Los 60 animales de la granja que tenían aftosa fueron sacrificados.

El primer ministro Gordon Brown suspendió sus vacaciones y encabezó ayer por la mañana una reunión de Cobra, el comité encargado de lidiar con emergencias terroristas, sanitarias o medioambientales. Otro que regresó anticipadamente del descanso para participar de las deliberaciones fue el ministro de Medio Ambiente, Hillary Benn. “Estamos haciendo todo lo posible para reunir toda la información científica necesaria, hallar el origen de lo ocurrido y actuar con la máxima celeridad posible en las próximas horas y días para erradicar esta enfermedad”, declaró el primer ministro después de la reunión.

El presidente de la Unión de Granjeros, Peter Kendall, manifestó su apoyo a las medidas y pidió a los granjeros que colaboren con el gobierno. “Era necesario prohibir el movimiento de todo el ganado. Estamos intentando que todos los granjeros entiendan que deben mantenerse vigilantes respecto de cualquier manifestación de la enfermedad”, dijo Kendall.

Los británicos tienen muy presentes las dantescas imágenes del 2001. En ese momento el gobierno tardó 72 horas en imponer una prohibición total del movimiento y muchos granjeros se mostraron reacios a aceptar esta decisión o vacunar a los animales. La crisis duró un año y produjo un impacto devastador en el campo y en la lucrativa industria turística, que sufrió una abrupta caída del número de turistas. Las imágenes de masivas hogueras medievales de vacas en la pacífica campiña británica recorrieron el mundo. Unos 30 países resultaron afectados por la epidemia.

El actual primer ministro Gordon Brown, que era titular de Economía durante la crisis, no ha olvidado la lección. Para Brown, se trata de la tercera emergencia desde que asumió como primer ministro a fines de junio. Con apenas un par de días en el puesto debió enfrentar dos frustrados atentados terroristas que pusieron al país en estado de máxima alerta. Hace dos semanas, amplias zonas del país resultaron inundadas después que las peores lluvias en mucho tiempo convirtieran al Reino Unido en un Macondo anglosajón.

En todas estas crisis, el primer ministro ha salido bien parado. A diferencia del telegénico Tony Blair, cuya imagen luego de una década ante las cámaras llegó a hastiar a los británicos, Brown da la impresión de un líder serio y eficaz. Su falta de carisma se ha convertido en una ventaja, en una credencial de eficiente dedicación. Por el momento, las crisis parecen favorecerlo. El viernes, The Independent publicó una encuesta de encuestas –juntando todos los sondeos realizados hasta el momento– que les da a los laboristas una ventaja de seis puntos sobre los conservadores.

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