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El mundo|Sábado, 11 de agosto de 2007
EXTENDIO SU MISION UN AÑO POR EL VOTO UNANIME DE SU CONSEJO

Guiño de ONU para la guerra de Irak

En un momento en que los protagonistas del conflicto buscan maneras de retirarse, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votó por quince a cero asumir más responsabilidades políticas, humanitarias y diplomáticas en el Golfo Pérsico.

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El ministro de Defensa entrega fusiles M 16 norteamericanos a soldados del ejército iraquí en Bagdad.

George Bush se anotó una victoria ayer en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al conseguir el apoyo de los quince miembros para reforzar la misión en Irak. Después de la invasión y la guerra, el papel de la ONU había sido muy marginal, pasando casi inadvertida para el mundo y, especialmente, los iraquíes. Sin embargo, meses de presiones de la Casa Blanca y de Downing Street y su nuevo inquilino, Gordon Brown, lograron no sólo ampliar el mandato de la misión un año más, sino también extender sus responsabilidades. A partir de ahora, la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Irak (Manui) participará activamente en el proceso de reconciliación política entre las etnias, los programas de asistencia social e impulsará un acuerdo regional que incluya a todos los países vecinos.

La resolución lleva el número 1770 y marca el primer esfuerzo real de la ONU por ganar protagonismo en un conflicto del que la mayoría de sus actores está desesperado por desvincularse. “Uno de los compromisos de las Naciones Unidas será promover e incitar el diálogo político entre las distintas facciones y grupos religiosos y étnicos”, explicó el secretario de la ONU, Ban Ki-Moon. La organización con sede en Nueva York también se hará cargo de la difícil tarea de lidiar con los gobiernos vecinos, como Siria e Irán. Según la resolución aprobada ayer, deberá negociar cuestiones como el control de las fronteras, la cooperación y el suministro energético, el retorno de los refugiados y desplazados iraquíes y las futuras reformas económicas en Irak y cómo ellas afectarán al resto de la región.

Esta nueva y extendida misión de la ONU seguiría siendo más diplomática que militar, tarea de la que Estados Unidos todavía no puede desprenderse, aunque quiera. “Las fuerzas estadounidenses no serán reemplazadas por la ONU. Estados Unidos tiene un papel militar y de seguridad, y la ONU asumirá uno distinto, político y humanitario”, explicó el embajador iraquí ante la ONU, Hamid al Bayati. Desde Washington coincidieron con el gobierno de Bagdad, aunque confiaron en que los esfuerzos diplomáticos de la misión tendrán un efecto positivo en los problemas militares del país. “Este voto envía una importante señal del compromiso de Naciones Unidas en respaldar la estabilidad y la seguridad en Irak”, agregó la vocera de la Casa Blanca, Dana Perino.

Pero el hecho de que la misión de la ONU no asuma tareas de seguridad no significa que va a tener un rol secundario en la pacificación iraquí. Hasta el momento la Casa Blanca no ha logrado ningún tipo de avance en la arena política en Irak, en gran parte porque Washington sigue causando rechazo entre varios sectores internos y algunos gobiernos vecinos, que todavía cuestionan la invasión de 2003 y la actual ocupación. La ONU, en cambio, goza de una mayor legitimidad que el gobierno de Bush –en parte porque no apoyó la invasión–. Esa carta de presentación, sumado a que es la única organización internacional de su magnitud, forzará a los gobiernos de Damasco y Teherán a integrarse en el proceso de negociación regional, que seguramente buscará objetivos muy similares a los que impulsa hoy Washington.

Actualmente, la ONU mantiene 65 funcionarios en Bagdad, aunque podría ascender a más de cien con la nueva resolución. A pesar de celebrar la decisión del Consejo, Ban Ki-Moon les advirtió a sus aliados que esta vez deberán garantizar la protección del contingente de la organización. El secretario general recordó que, cuatro años atrás, los cuarteles centrales de la ONU fueron víctimas de un atentado, que dejó 22 muertos, entre ellos el enviado especial a ese país, el brasileño Sergio Vieira de Mello. Desde Nueva York, el entonces secretario general Kofi Annan ordenó la retirada inmediata de la mayoría del contingente. El embajador estadounidense ante la ONU y anterior jefe de la misión diplomática en Bagdad, Zalmay Khalilzad, buscó tranquilizar a Ban Ki-Moon. “Nuestros soldados harán lo posible para garantizar la seguridad y los recursos que la ONU precisa para resolver todas las tareas en Irak”, señaló.

Desde que Annan decidió sacar a sus representantes, la situación no ha mejorado mucho en el país árabe. La violencia continúa y, según algunos analistas, hasta se ha intensificado. Además, la llamada Zona Verde, donde se encuentran los edificios del gobierno iraquí, las embajadas occidentales y la misión de la ONU, se ha convertido en un objetivo de frecuentes ataques, algo impensado hace cuatro años. En el resto del país, la situación tampoco ha mejorado mucho. Ayer la ciudad de Kirkuk, en el norte, sufrió dos atentados, uno contra un concurrido mercado y otro dirigido contra una patrulla policial. En total, hubo siete muertos y decenas de heridos.

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