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El mundo|Lunes, 20 de agosto de 2007
EN RIO, SON MAS LAS VICTIMAS DEL NARCOTRAFICO

Los otros desaparecidos

Los gobiernos civiles de Brasil registraron más desaparecidos que la dictadura. Más de 7000 personas desaparecieron en Río de Janeiro desde 1985 a manos del narcotráfico y grupos parapoliciales, una cifra mucho mayor que la de los secuestrados durante los 21 años de dictadura militar, informó ayer la prensa local.

“El número de víctimas es 54 veces mayor que el de las personas desaparecidas durante los gobiernos dictatoriales”, dice en su portada el diario brasileño O Globo, en un informe sobre los desaparecidos tras la dictadura, sobre todo entre la población pobre de Río de Janeiro. Cecilia Coimbra, presidenta del grupo Tortura Nunca Más, afirmó que los desaparecidos en Brasil durante el régimen militar, de 1964 hasta 1985, fueron entre 200 y 220. La Secretaría Nacional de DD.HH. informa de 400 muertos y desaparecidos durante el régimen de facto.

Por su parte, el Servicio de Paraderos de la policía de Río de Janeiro reportó 7324 casos de desapariciones en las últimas dos décadas, relacionados con la acción del narcotráfico y más recientemente con las milicias parapoliciales, escuadrones de la muerte compuestos por policías que actúan en la ilegalidad. Las desapariciones se incrementaron a partir de 1992. Sin embargo, para Coimbra la comparación sobre las desapariciones bajo el régimen de facto y el constitucional es “simplista”. “Son momentos históricos diferentes, la tortura y el secuestro de personas por parte de la dictadura fueron selectivos. Ahora son cada vez más y más generalizadas, sustentadas con la criminalización de la pobreza”, dijo.

De acuerdo con O Globo, que entrevistó a 200 personas vinculadas con casos de desapariciones, 70 por ciento de ellas en las favelas, la Constitución nacional de 1988, corolario de la transición democrática, no se aplica a las familias que viven en los lugares más pobres de Rio. Según Coimbra, actualmente se sabe muy poco lo que ocurre en las favelas. “Así como la dictadura llamaba terrorista a cualquier militante de la izquierda, actualmente ser pobre pasó a ser potencialmente peligroso, vinculado al delito”, señaló. “Esta situación de vincular la pobreza con el crimen produce para la sociedad el concepto de ‘no humano’, por lo tanto ante los ‘no humanos’ vale la lógica del exterminio, y esto es aplaudido por gran parte de la sociedad, que clama por seguridad”, añadió.

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