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El mundo|Domingo, 28 de octubre de 2007

Elecciones globalizadas

Los comicios argentinos interesan por diversas razones, según desde dónde se los mire. Los conflictos, los negocios, las deudas pendientes y los logros obtenidos se reflejan esta semana en la agenda internacional.

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GRAN BRETAÑA

Impacto mediático

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Ni la asunción de Gordon Brown como primer ministro en el Reino Unido el pasado junio ni las elecciones de hoy en Argentina van a producir un cambio profundo en las relaciones bilaterales entre ambos países. La figura de Cristina Fernández de Kirchner ha tenido cierto impacto mediático en este país que no sigue muy de cerca la actualidad de América latina, pero más allá de lo que digan las urnas la relación diplomática discurrirá en los mismos canales que en el pasado: diferencias con el tema Malvinas, moderado incremento en la relación comercial y una política exterior cada vez más mediada por el peso de dos organizaciones supranacionales, la Unión Europea y el Mercosur.

Con Néstor Kirchner no ha quedado mucho de aquella política exterior argentina que parecía definirse por su vuelo erótico (relaciones carnales con Estados Unidos, política de seducción hacia el Reino Unido). El gobierno del patagónico ha tensado la cuerda con el tema de Malvinas eliminando ese virtual silencio diplomático que existió sobre el asunto durante el menemato y el gobierno de la Alianza. Pero la prensa británica ha registrado que, a diferencia de otras campañas electorales, Malvinas no ha figurado como tema. Ni siquiera el breve intercambio de acusaciones en septiembre en torno de la presentación británica ante Naciones Unidas de una propuesta para extender la soberanía sobre la plataforma marítima en el Atlántico Sur ha alterado ese silencio.

El interés del Foreign Office en América latina se ha definido históricamente con las siglas ABM: Argentina, Brasil y México. A éstas habría que agregarle hoy en día la V de Venezuela, por obra del presidente Hugo Chávez. Un académico británico especializado en Argentina de la London School of Economics, Colin Lewis, cree que en la comunidad diplomática y empresaria británica hay una percepción positiva respecto de Cristina Fernández de Kirchner. “El lenguaje de Néstor Kirchner, su llamado a la soberanía, su proximidad con Hugo Chávez generaron cierta preocupación en el Foreign Office y en el Tesoro. Entre inversionistas y empresarios británicos, hay interés en aprovechar más las oportunidades de ese 9 por ciento de crecimiento económico argentino, pero hay cierta incertidumbre respecto de la retórica de Kirchner. El lenguaje de Cristina en su última gira ha cambiado esa percepción, ha generado una sensación de mayor previsibilidad”, indicó Lewis a Página/12.

A nivel mediático, el glamour de una mujer presidenta, las comparaciones con Evita y Hillary Clinton han aumentado la cobertura que normalmente se les da a las elecciones generales de Argentina. El viernes el Finantial Times le dedicó una página entera al fenómeno Cristina, con una nota elogiosa del Gobierno, aunque cautelosa respecto al futuro. Para un periódico que mantuvo una línea editorial virulentamente crítica a la renegociación de la deuda y que vaticinó en más de una ocasión un inminente cataclismo económico si no se aplicaban las recetas del FMI, el cambio es notable.

BRASIL

Voto cantado

Por Darío Pignotti
Desde Brasilia

La recepción ofrecida por Luiz Inácio Lula da Silva a Cristina Fernández de Kirchner el pasado 3 de octubre en la residencia oficial, el Palacio del Alvorada, fue más que un voto cantado. Los cancilleres Celso Amorim y Jorge Taiana, secundados por el asesor presidencial brasileño Marco Aurelio García, montaron el encuentro de tal modo que CFK fue recibida como una virtual jefa de Estado, al punto de que Lula la convidó para que regresara en diciembre, con lo cual dejó notar que daba por descontada su victoria en los comicios de hoy.

No fue ése el ritual escogido por el Palacio del Planalto (presidencia) en el caso de las elecciones venezolanas de diciembre del año pasado cuando Lula actuó con más sobriedad y en lugar de expresarle su apoyo a Hugo Chávez en Brasilia, lo hizo durante un acto en el río Orinoco, donde inauguró junto al venezolano un puente erigido por la constructora brasileña Odebrecht. Ocurre que en el gobierno brasileño cifra sus expectativas en que Cristina Fernández sea tanto o más que Néstor Kirchner una aliada determinante en un escenario regional al que imaginan sacudido por tensiones de diverso tamaño.

Para los formuladores de la política exterior brasileña, Lula y Cristina Fernández tendrán entre sus primeras asignaturas la de afianzar al Mercosur como locomotora de la integración sudamericana, y para ello es preciso que el bloque sea capaz de asimilar políticamente el probable ingreso venezolano, aprobado la semana pasada en una comisión de la Cámara de Diputados brasileña, después de siete meses de polémicas que alcanzaron hasta el presidente Lula. En todo caso, la incorporación venezolana aún depende del voto del Senado, donde moran algunos de los personajes más jurásicos de la política brasileña, visceralmente antichavistas y detractores del kirchnerismo.

Los candidatos opositores no estuvieron tan presentes en las planificaciones del gobierno e incluso en las coberturas de los medios. Los que más intentaron resaltar las figuras de los dos principales rivales de Cristina Fernández fueron O Globo, Folha de Sao Paulo y O Estado, los tres férreos opositores del gobierno de Lula y muy críticos del gobierno de Néstor Kirchner. Tuvieron las coberturas más amplias de los matutinos y publicaron entrevistas exclusivas a Roberto Lavagna y Elisa Carrió. Desde el Planalto, la única mención que se hizo llegó de boca del propio Lula, quien se defendió asegurando que ninguno de los candidatos opositores pidió una entrevista con él.

Sin tener que preocuparse por ellos, Lula, según trascendió en el diario Folha, imagina que Cristina Fernández se revelará como una suerte de Michelle Bachelet a la argentina, una líder componedora capaz de mantener un buen nivel de diálogo con Caracas, sin romper lanzas con Washington. La entente Brasilia-Buenos Aires deberá cohabitar pacíficamente con otros ejes de intereses sudamericanos como el constituido por Colombia y Perú, que pujan por la aprobación de sendos Tratados de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y el que, en los antípodas de aquellos, configuran Venezuela, Bolivia y Ecuador, embarcados en un formato de integración autónomo a Washington.

La troika bolivariana de los presidentes Chávez, Evo Morales y Rafael Correa mostró su poder de fuego tres semanas atrás cuando, junto al gobierno argentino, logró imponer su voluntad a pesar de las reservas expresadas por Lula y aprobó, en una cumbre de ministros en Río de Janeiro, la creación del Banco del Sur.

Lula da Silva, que ayer cumplió 62 años y mañana celebrará el primer año de su reelección presidencial, no admite hablar de un Banco del Sur entendido como sustituto regional del FMI y espera que Cristina Fernández recomponga las relaciones del gobierno argentino con ese organismo de crédito. Brasil, cuya política externa es pensada a largo plazo, entiende indispensable un acuerdo estructural con Argentina, equiparable al que Francia y Alemania forjaron tras la segunda guerra y dio lugar a la actual Unión Europea.

El profesor André Martín, de la Universidad de San Pablo, postula que puede estar en cierne un “bloque histórico, capaz de sintonizar con un proceso de asenso de masas de largo aliento en América latina”. Pero para que esa tesis se materialice, alerta Martín, es necesario que brasileños y argentinos logren llevar a la realidad el “Consenso de Buenos Aires,” firmado por Lula y Néstor Kirchner en octubre de 2003, marcando un punto de inflexión tras 12 años de Mercosur signado por el Consenso de Washington.

PERU

Relación distante

Por Carlos Noriega
Desde Lima

Las elecciones en Argentina no son un tema que esté en el centro de atención de los peruanos. Los analistas y los medios de comunicación coinciden en dar por descontada la victoria de Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones presidenciales argentinas. “Primera dama argentina lista para convertirse en la próxima presidenta”, titulaba ayer El Comercio, el diario de mayor circulación en el país en una nota en la que destaca la amplia ventaja que le dan las encuestas a la primera dama y la apatía electoral. La única tímida duda que muestran algunos es si esta victoria será o no en primera vuelta.

El gobierno de Alan García mantiene con el presidente Néstor Kirchner una relación fría y distante. García, que está enfrentado al régimen de Hugo Chávez, no mira con agrado la cercanía de Kirchner con el presidente venezolano y habría preferido el triunfo de un candidato que marque distancias con Chávez. La continuidad del matrimonio Kirchner en el gobierno no es algo que entusiasme al gobierno peruano, pero es algo que ya tienen asumido como un hecho consumado. “Un distanciamiento del gobierno argentino de Chávez produciría un acercamiento con el Perú. Por eso al gobierno peruano le habría gustado el triunfo de

un candidato, como Elisa Carrió o Roberto Lavagna, que no sea tan cercano a Chávez como Kirchner”, le aseguró a Página/12 César Arias Quincot, analista internacional y catedrático de la Universidad del Pacífico. Para Farid Kahat, catedrático de política internacional de la Universidad Católica, el tema tampoco ha sobresalido porque las relaciones bilaterales están pasando por un mal momento. “Históricamente, Perú y Argentina han tenido una buena relación, que se ha enfriado algo últimamente”, explicó a este diario. Ambos analistas coinciden que las relaciones con Argentina no están en la prioridad de la Cancillería peruana, que tiene como interés principal en la región la relación con Brasil.

BOLIVIA

Viernes 3 A. M.

Por Pablo Ortiz
Desde La Paz

Marco enciende un porro frente al Consulado argentino en La Paz. Acaba de salir de un bar que está justo al lado de la delegación diplomática, donde escuchó un tributo a Charly García a cargo de músicos locales. La hora es caprichosa: Viernes 3 A. M., y este cantante de rock afincado en Bolivia recuerda que tiene que venir a votar el viernes. “Voy a votar por la derecha”, dice, y suelta un sonoro ¡yaaaah! antes de la carcajada. Eso demuestra que lleva mucho tiempo en La Paz. Cuenta que no sabe mucho sobre las candidaturas, que ha escuchado de Cristina y la Carrió, pero no tiene preferencias. Para él es suficiente que en enero aún haya obra social para ir a tratarse el hígado en Buenos Aires. Como él, más de 10 mil argentinos concurrirán a las urnas en Bolivia, con muy poca información en los medios sobre los candidatos y las propuestas.

El gobierno boliviano estará muy pendiente de los resultados. Ayer, la Agencia Boliviana de Información publicó una nota general sobre los comicios que no decía mucho más de lo que se puede encontrar en cualquier agencia, pero la fotografía que acompañaba la nota decía mucho más: es una imagen casi familiar en la que se ve a Néstor Kirchner, a Cristina Fernández y Alvaro García Linera abrazándola.

Pese a ello, Hugo Fernández, vicecanciller boliviano, aclara que Bolivia no emitirá opinión sobre las elecciones argentinas, pero reconoce que desde que asumió Evo Morales las relaciones con el vecino país han mejorado mucho. “Las relaciones son excelentes y esto se ha concretado en acciones como la compra y venta de gas y la ayuda argentina. Pero no puedo opinar sobre las elecciones, sólo espero que los argentinos elijan lo mejor”, dijo Fernández.

El vicecanciller divide las relaciones boliviano-argentinas en lo social y económico. Con una colonia de más de un millón de bolivianos en Buenos Aires, explica que Kirchner es uno de los mandatarios que más ha hecho para ayudar a sus compatriotas. “Agradecemos que haya puesto en marcha el programa Patria Grande. Gracias a él miles de bolivianos han podido regularizar su situación en Argentina”, dijo.

Pero tal vez el mayor lazo entre ambos países sea el económico. En tres años, Bolivia proveerá a Argentina el 20 por ciento de todo el gas que consume. Además, el precio que cobrará no será subsidiado como lo era cuando asumió Morales. Pero eso no es todo, la firma del contrato de compraventa de gas fue clave para que Bolivia pudiera renegociar los contratos con las empresas petroleras en mejores condiciones.

En lo político, Kirchner también la ha tendido una mano a Morales. Gracias a esta colaboración, Bolivia pudo echar a andar su programa de mecanización del agro, ya que Argentina dio a crédito tractores para distribuir entre los municipios rurales bolivianos. Es por ello que Argentina está en la primera línea de las relaciones internacionales bolivianas, junto con Venezuela, Brasil y Cuba y muy por encima de Estados Unidos y la Unión Europea.

Pero, con todo esto, ¿todavía falta algo? Fernández responde que sí, que aún es necesario dinamizar mucho más el intercambio comercial y lograr que los productos manufacturados en Bolivia tengan mejor llegada al mercado argentino. También le gustaría acelerar los trámites para la legalización de bolivianos, para que no estén tan expuestos al trabajo en negro. Marco sabe muy poco de todo eso, pero por las dudas pregunta si hay algo así como un MAS argentino.

ESPAÑA

Citas y tarifas

Por Oscar Guisoni
Desde Madrid

Cuando Cristina Fernández de Kirchner pisó Madrid ya transformada en candidata oficial a la presidencia el pasado 23 de julio, la crema de la dirigencia política y empresarial española no quiso perderse la cita. Tanto los socialistas que gobiernan en La Moncloa desde principios de 2004 –en casi total coincidencia temporal con la administración Kirchner– como los rancios empresarios de la todopoderosa CEOE se apresuraron a practicar el besamanos con quien consideraban, en virtud del más puro pragmatismo, la futura ama y señora de los destinos de un país en el que se encuentra una parte importante de las inversiones extranjeras locales.

Ha sido este mismo pragmatismo que pone en primer lugar los negocios y en segundo plano todas las demás consideraciones de índole política, el que ha caracterizado las relaciones entre de José Luis Rodríguez Zapatero y Néstor Kirchner. Desde aquella famosa cita madrileña con empresarios y banqueros de la península en la que el mandatario argentino los puso literalmente “a parir” cuando se negó rotundamente a actualizar el valor de las tarifas que cobraban las empresas privatizadas, mucha agua había corrido bajo el puente. Ahora las empresas españolas volvían a recoger ganancias en la antigua colonia del lejano sur y nadie quería perderse la oportunidad de encontrarse con la primera dama.

No tuvo el mismo recibimiento días después Roberto Lavagna cuando se presentó en el país, y el resto de los candidatos ni siquiera se tomaron la molestia de intentarlo. Las fichas ya estaban jugadas y nadie, ni empresarios ni políticos, quería dar la sensación de que estaban apostando a perdedor, temerosos como estaban de irritar a “la señora”, ante la posibilidad de que termine resultando “tan irascible e imprevisible como su marido”, según le confesó a Página/12 uno de los hombres fuertes de las privatizadas que durante la visita de Cristina se paseaba inquieto por los pasillos preguntando a los periodistas argentinos presentes acerca de “las verdaderas intenciones” de la candidata.

Para los Kirchner, de todos modos, ha resultado y resultará también en el futuro mucho más tranquilizador tener a los socialistas en La Moncloa y no a los neoconservadores del Partido Popular, a juzgar por las críticas que en más de una ocasión le realizó el opositor Mariano Rajoy a Rodríguez Zapatero por “no defender como es debido los intereses” de las inversiones españolas en la región. Estos vínculos privilegiados quedaron de algún modo escenificados durante la cena íntima que Cristina compartió en esa oportunidad en Madrid con la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y con el canciller Miguel Angel Moratinos.

Rajoy, por el contrario, sólo mereció unos minutos de la atención de Cristina en una escueta reunión desarrollada en la residencia del embajador argentino en Madrid. Bastante menos tiempo del que pudieron disponer los presidentes de Telefónica, César Alierta, o de Repsol, Antonio Brufau, para hablar de la marcha de sus negocios durante esos mismos días.

Mientras tanto, la opinión pública se ha ido forjando una imagen bien distinta del matrimonio presidencial, azuzada por los grandes medios de comunicación, tanto conservadores como progresistas, que han construido una imagen de los K como neopopulistas y autoritarios, más cercanos a Hugo Chávez y Evo Morales que a lo que consideran “la izquierda razonable” latinoamericana, encarnada según ellos por el brasileño Lula da Silva, la chilena Michelle Bachelet y el uruguayo Tabaré Vázquez.

CHILE

Que no falte el gas

Por Christian Palma
Desde Santiago de Chile

No es un hecho aislado que el ministro vocero de la Moneda, Ricardo Lagos Weber –hijo homónimo del ex presidente de Chile, quien de paso no hace mucho prologó un libro de Cristina Fernández–, afirmara con fuerza el pasado jueves que “dos mujeres en un continente como América latina es una buena señal del punto de vista de la sociedad nuestra”. Con ello, el secretario de Estado no sólo salía al cruce del conocido “machismo latino”, apuntalando la tesis del “femicidio político” que instaló su jefa, Michelle Bachelet, para revertir las críticas en su contra y la brusca caída en las encuestas, si no que apuntaba más allá de la cordillera. El guiño era para quien lidera las encuestas electorales en Argentina, Cristina Fernández, la amiga de su padre, de Bachelet y de muchos otros socialistas que desde hace días ya están en Buenos Aires para vivir de cerca las elecciones en un viaje que para varios trajo a la memoria el agrio aroma del exilio.

Uno de los que llegó a Ezeiza con antelación fue el encargado internacional del Partido Socialista chileno, el senador Jaime Gazmuri, quien se califica como “muy cercanos” a los Kirchner –envalentonado por las encuestas que dan como ganadora a la señora K–, sostuvo que el triunfo de Cristina Fernández profundizará aún más las relaciones entre Argentina y Chile y con el resto de América latina.

“Estoy completamente seguro de que un eventual gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tendrá particular sensibilidad de la importancia que tiene la relación con Chile”, precisó el legislador antes de subirse al avión. A su juicio “Chile debe estar confiado en el proceso democrático que vivirá este fin de semana Argentina y sobre todo confiar en que el tema del gas no será un impedimento para profundizar lazos con nuestros vecinos”.

Las redes entre Cristina Fernández y Chile se comenzaron a tejer cuando el Partido Socialista y la nueva mayoría en el peronismo controlada por el presidente Néstor Kirchner y su esposa abrieron el diálogo entre dos fórmulas gobernantes de centroizquierda en la región (durante el menemismo la relación privilegiada del justicialismo circuló por el polo socialcristiano con la Internacional Demócrata Cristiana). Una demostración de los lazos entre ambas facciones políticas quedó demostrada en mayo pasado, cuando una delegación del PS se reunió en Argentina con un grupo del Frente para la Victoria liderado por la “señora K”, hecho que fue criticado en Chile por la titularidad de la vocería en temas internacionales.

Desde la oposición parte un mensaje de cautela. “Como a mí no me gustaría que ellos opinen de los procesos internos chilenos, creo que hay que respetar lo que libremente lo que la gente decida. Sin embargo, mi impresión, al leer la prensa, es que hay una lógica más bien continuista y es probable que las cosas sigan el mismo camino que hasta ahora. Y como tal, dentro de los márgenes de respeto mutuo, hay que simplemente tomar nota de ello”, señaló a Página 12 Juan Antonio Coloma, senador del partido opositor Unión Demócrata Independiente (UDI).

Coloma, quien además es miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, agrega que “cuando ella (Cristina) visitó Chile junto a Kirchner (Néstor), tenían dos agendas con temas distintos, pero en el fondo era bastante similar su planteamiento, e insisto, no creo que tenga variaciones... Obviamente el tema energético ocupa un rol básico en las relaciones y hasta ahora ha sido problemático en esas materias y veremos lo que pasa”.

Lo que el ultraderechista legislador expone es justamente una de las piedras en el zapato en las buenas relaciones bilaterales que Chile y Argentina han mantenido en los últimos tiempos. Todo desde que el sueño del gas natural abundante y barato que vendieron los ex presidentes Eduardo Frei y Carlos Menem en 1995 se fue al tacho de la basura a partir de 2004, cuando comenzaron los cortes del energético salpicando más tarde a Lagos, Kirchner y Bachelet.

“Es decisión del pueblo argentino a quién eligen, pero pensamos que si gana Cristina será más de lo mismo. No creemos que pueda haber una rectificación o un cambio significativo en la política energética hacia nuestro país e internamente en Argentina”, dijo a este medio Héctor Castillo, presidente de las Asociaciones de Industriales de Santiago.

“No se puede pretender que la esposa del Presidente tenga un criterio totalmente distinto. Ella ha influido mucho como consejera de su marido, por lo tanto no habrá diferencias en la forma de enfocar sus políticas públicas”, sentenció el industrial.

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