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El mundo|Jueves, 6 de diciembre de 2007
EN EL PROCESO DE NEGOCIACION ENTRE ALVARO URIBE Y LA GUERRILLA

Sarkozy y Lula, garantes ante las FARC

Lula da Silva y Alvaro Uribe se reunirán en Buenos Aires para tratar el asunto colombiano. Brasilia, en lugar de hablar de mediación, habla de brindar “buenos oficios” para favorecer el canje humanitario. Y el mandatario francés Nicolas Sarkozy le pidió al jefe rebelde, Manuel Marulanda, que libere a Ingrid Betancourt y a los otros rehenes. La red internacional de apoyo se está gestando.

Por Darío Pignotti
desde Brasilia
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Lula y Uribe tienen previsto un encuentro en Argentina.

“Yo suplico la ayuda de Lula y del gobierno brasileño para liberar a mi hija.” El pedido de Yolanda Pulecio Betancourt, madre de la ex senadora Ingrid, rehén de las FARC desde 2002, fue divulgado ayer, poco después de que el gobierno brasileño anunciara que el próximo lunes el presidente Lula da Silva y su colega colombiano Alvaro Uribe se reunirán en Buenos Aires, donde ambos participarán de la asunción presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Pero el apoyo no provino sólo de Sudamérica. A la medianoche en Francia el presidente Nicolas Sarkozy se dirigió por televisión al jefe de las FARC, Manuel Marulanda. “Señor Marulanda, le pido solemnemente que libere a Ingrid Betancourt y no haga pesar sobre su conciencia el riesgo que significaría su desaparición”, dijo Sarkozy, quien le subrayó su compromiso “a seguir implicándome personalmente en la búsqueda de una solución humanitaria” para la liberación de todos los demás secuestrados.

“Brasil tiene como premisa ofrecer sus buenos oficios para la resolución de los temas humanitarios en Colombia”, explicó el asesor presidencial sobre asuntos internacionales, Marco Aurelio García. “Haremos todo con estrechísima observancia de los principios de no intervención en los asuntos internos de Colombia y siempre oyendo las ponderaciones del gobierno colombiano”, reforzó. Ayer, en los mentideros diplomáticos y legislativos de Brasilia las declaraciones de García y el encuentro Lula-Uribe fueron leídos como un punto de inflexión: de aquí en más Brasil, que hasta el momento había optado por un bajo perfil, resolvió entrar en la cancha para jugar un papel más protagónico. Aunque escueto, el pronunciamiento de García, parece haber sido puntillosamente elaborado. El consejero de Lula empleó la expresión “buenos oficios” y no “mediación”, con lo cual evitó el compromiso público de establecer puentes entre el gobierno de Bogotá y los rebeldes de las FARC, que históricamente han declarado su respeto por Lula y su agrupación, el Partido de los Trabajadores (PT). Y al mismo tiempo se ajustó a los criterios planteados hasta ahora por Uribe, que rechazó cualquier mediación, incluso la del presidente francés Nicolas Sarkozy.

Desde su llegada al gobierno, en 2003, Lula procuró establecer buenas relaciones con Uribe, a pesar de sus divergencias ideológicas y su mayor afinidad con Chávez. En 2005 el mandatario brasileño actuó como componedor oficioso entre los gobiernos de Bogotá y Venezuela, cuando las relaciones de éstos se estremecieron tras el secuestro en Caracas, en diciembre de 2004, por un comando colombiano, del “canciller” de las FARC, Rodrigo Granda. En todo caso la efímera mediación de Hugo Chávez entre Uribe y las FARC, bendecida en su momento por Lula, es un precedente que los estrategas brasileños han tomado en cuenta, por lo cual sólo se embarcarán de lleno en el tembladeral colombiano cuando hayan recibido señales firmes tanto del gobierno de Bogotá como del alto mando guerrillero.

Brasil siempre concibió a la guerra colombiana como un problema de seguridad nacional. Fue por ese motivo que el ex presidente Fernando Henrique Cardoso condenó en 2000 el Plan Colombia, en el entendimiento de que la incursión de tropas y asesores norteamericanos en Colombia era, por elevación, una amenaza a la soberanía brasileña en la Amazonia. En la misma línea va Lula cuando instruye a sus fuerzas armadas y al Ministerio de Defensa, que elaboren un nuevo Plan Estratégico Nacional, que sitúa como prioridad la defensa de las fronteras amazónicas, en particular los 2400 km que unen a Brasil con Colombia.

El diputado Rosinha, uno de los cuadros del Partido de los Trabajadores en materia de integración regional, sugirió ayer que Brasil articule con otros países un grupo que, en principio, actúe como “facilitador” del diálogo en Colombia. En opinión de Rosinha, el presidente brasileño está en mejores condiciones que Chávez de colaborar en la solución de la crisis, por ser un líder con más capacidad de construir consensos. “Lula es el presidente más popular de América latina, según una encuesta de Latinbarómetro”, apuntó el diputado oficialista. Otros legisladores brasileños plantearon que la situación colombiana sea analizada en la próxima cumbre del Mercosur, el 17 y 18 de diciembre en Montevideo, cuando Argentina asumirá la presidencia pro témpore del bloque.

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