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El mundo|Domingo, 9 de diciembre de 2007
FERNANDO ARAUJO, EX REHEN DE LAS FARC Y ACTUAL CANCILLER COLOMBIANO

“FARC son expertas en crear expectativas”

Seis año prisionero de la guerrilla le dejaron una vivencia muy directa de la actual crisis. En diálogo desde Bogotá con Página/12, el ministro defiende los rescates militares, acota expectativas y “traduce” lo que dicen los actuales rehenes. El problema de base, dice, son las exigencias “irracionales” de las FARC.

Por María Laura Carpineta
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Araujo estuvo siete meses encadenado y logró escaparse durante un ataque militar a las FARC.

Fernando Araujo no habla sólo desde su cargo de canciller colombiano cuando defiende la estrategia del gobierno con las FARC. Habla como un ex secuestrado, como una persona que pasó seis largos años en la selva. Estuvo siete meses encadenado y el resto del tiempo lo sufrió dentro de una pequeña habitación, hasta que logró escaparse el 31 de diciembre pasado tras un rescate militar fallido. Dos meses después, en una transición que todavía parece increíble, aumentó algunos kilos, se puso al día con las noticias y asumió el Ministerio de Relaciones Exteriores. Mientras organizaba el viaje del presidente Alvaro Uribe para participar en la asunción de Cristina Fernández, el canciller habló con Página/12 y adelantó que en Buenos Aires no aceptarán nuevas mediaciones externas, aunque sí esperan conseguir una condena internacional contra las FARC.

–El jueves el presidente Sarkozy le pidió al gobierno argentino que interviniera en el proceso de negociación con las FARC. Brasil ya hizo pública su predisposición a mediar. ¿Qué participación propondrá el presidente Uribe durante su visita a Buenos Aires?

–La decisión del gobierno colombiano, en este momento, es controlar este tema a nivel interno. El presidente Sarkozy tiene un interés legítimo en la liberación de los secuestrados colombianos porque hay una rehén, Ingrid Betancourt, que tiene la doble nacionalidad. Sin embargo, el gobierno colombiano ya ha acudido a numerosos mediadores y, hasta ahora, todas fracasaron por la intransigencia de los guerrilleros, quienes no han querido moverse en sus exigencias irracionales. Exigen que se despejen dos departamentos del país, en donde viven 350 mil colombianos, que se sienten muy amenazados por un despeje militar o policial.

–¿Eso significa que el gobierno colombiano no discutirá de posibles mediaciones con Cristina Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva?

–Lo que esperamos es que haya una condena de la comunidad internacional contra las acciones terroristas y los secuestros de las FARC.

–El viernes el presidente Uribe propuso una zona de encuentro. ¿Cuál es la diferencia entre esta fórmula y la zona de despeje que pide las FARC?

–Nosotros ya hemos tenido zonas de despeje y lo que existía era la ausencia militar del Estado y la presencia armada de la guerrilla. En cambio, en la zona de encuentro no hay presencia armada ni del Estado ni de la guerrilla, y sí hay acompañamiento internacional, que es la garantía última de que las condiciones se cumplen de ambos lados.

–En la última prueba de vida que se entregó de su cautiverio, usted le pedía al presidente Uribe que “tenga la voluntad que se necesita y asuma la mejor actitud para lograr el canje humanitario”. Ese es el mismo reclamo que le hacen al gobierno hoy los familiares de los secuestrados.

–Esa frase fue mandada a decir por la guerrilla, fue algo que me impusieron. Esas frases no son libres, como tampoco lo son las que están diciendo los secuestrados en las últimas pruebas de vida.

–Pero también es el reclamo de los familiares de los secuestrados y ellos están libres...

–Es natural, porque tienen todo el dolor que produce ver a sus familiares en esa difícil situación.

–Una de las críticas más fuertes que se escucha de los familiares e incluso de los países europeos que acompañan el canje humanitario es la negativa a sacar de la mesa la opción militar.

–Yo estoy aquí gracias a un rescate militar. Yo pude fugarme del secuestro en que estuve seis años porque hubo una operación para rescatarme; si no todavía estaría allá sufriendo. Yo estoy convencido de que hay que hacer este tipo de operaciones, eso sí, tomando todas las precauciones posibles.

–Sin embargo, la mayoría de los rescates militares no termina tan bien como el suyo.

–Yo no me atrevo a decir la mayoría. Quizá los más publicitados. Aquí los rescates son permanentes. Si nosotros renunciamos a esto el país se va a inundar de secuestradores.

–Otro reclamo unánime de los familiares es la reinstalación de la mediación de Chávez. ¿Cuál es el problema con el presidente venezolano?

–Yo no voy hacer juicios sobre eso, pero quiero dejar una reflexión. Ha habido otras mediaciones antes. Varias de ellas llegaron a entrevistarse con guerrilleros de las FARC y pruebas de supervivencia ha habido todo el tiempo. Eso no es nuevo. Yo mismo envié cinco pruebas de supervivencia en los seis años en que estuve secuestrado. Cuando el presidente Chávez se reunió con el presidente Uribe en Santiago le comunicó que las FARC habían insistido en el despeje, en una reunión entre Chávez y Marulanda y en la excarcelación de todos los guerrilleros. ¡Eso no es nada nuevo! Lo que pasa es que las FARC son expertas en crear expectativas.

–Más allá del canje humanitario, ¿cuál es la estrategia para empezar a acercarse a la paz en Colombia?

–Debemos seguir el camino que trazó el presidente Uribe y su política de seguridad. Aquí no hay que hablar de paz sino de seguridad. Colombia es un país en paz, que tiene problemas de seguridad. Otros países también tienen problemas de seguridad. Algunos tienen ladrones de banco y otros sufren la trata de personas. Nosotros tenemos el problema del terrorismo y tenemos que combatirlo con las medidas adecuadas.

–En otras palabras, no creen que exista un conflicto armado en el país...

–Para nada. Para que haya un conflicto armado debe existir una porción de la sociedad que se opone a otro sector de la sociedad, y eso aquí no existe. Hay grupos terroristas que se financian con el narcotráfico y atacan indiscriminadamente a toda la población.

–Siguiendo esa postura, es imposible pensar en un proceso de paz.

–Esas son palabras que heredamos y creo que ya es hora de removerlas. Colombia es un país en país con problemas de seguridad. Nada más.

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