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El mundo|Domingo, 13 de enero de 2008
ALBERTO FERNANDEZ SE NEGO A POLITIZAR LA GESTION CON LAS FARC

Los garantes siguen trabajando juntos

El éxito obtenido en la liberación de Rojas y González consolidó la relación entre los garantes, que se reunirán el mes que viene para continuar su trabajo, aunque se limitarán al aspecto humanitario.

Por Martín Piqué

“Gracias a que el problema se internacionalizó es que se están dando las cosas.” La frase del esposo de Ingrid Betancourt, Juan Carlos Lecompte, es un indicio de lo que vendrá. Tras la liberación con éxito de Clara Rojas y Consuelo González, la saga de los rehenes en manos de las FARC se convirtió en un tema de toda la región. Trasciende a Colombia y conmueve a gobiernos y opinión pública de otros países, sobre todo Francia (Ingrid, se sabe, es franco-colombiana). Ante esa realidad indiscutible, la pregunta es qué rol asumirán en el futuro inmediato los países garantes de la primera parte de la negociación entre Alvaro Uribe, las FARC y Hugo Chávez. A pesar de algunos matices, la decisión de los gobiernos implicados es mantenerse involucrados para impulsar más liberaciones. “A nosotros nos preocupa la situación de la gente y seguimos en esta misión humanitaria. Para eso lo mejor es seguir reclamando internacionalmente”, dijo ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

La coincidencia entre el marido de Ingrid y el jefe de Gabinete reflejó lo que ya nadie discute: que la liberación de los dos primeros rehenes de las FARC fue posible por la presión internacional y la mediación de otros países. El éxito hizo que se piense en seguir el mismo esquema con los otros 44 rehenes que las FARC está dispuesta a negociar. Página/12 pudo saber que desde Venezuela ya se está impulsando una reunión para la primera semana de febrero con delegados de Argentina, Ecuador, Brasil, Bolivia, Cuba, Suiza y Francia. La invitación llegó a oídos de funcionarios de la Rosada tras una reunión con diplomáticos venezolanos.

La misma información apareció ayer en el diario El Espectador de Colombia, donde se consignó que el ministro de Seguridad de Ecuador, Gustavo Larrea, había hecho pública la convocatoria. “Respetando la soberanía de Colombia, la comisión va a seguir trabajando para generar nuevos gestos de paz”, dijo Larrea. Consultados por esta propuesta, en el máximo nivel del Gobierno se mostraron cautos. Estaba claro que en la Rosada no compartían las declaraciones de Chávez pidiendo el reconocimiento de fuerza beligerante para las FARC. “Esa es la visión del presidente Chávez. La Argentina no se mete en este punto. Nunca ha visualizado este problema de los rehenes como un tema de naturaleza política y nunca lo va a hacer”, puso distancia el jefe de Gabinete.

Para la Casa Rosada la estrategia para seguir involucrada en el tema de los rehenes es fortalecer el eje París-Buenos Aires-Brasilia. Lejos de la propuesta de Venezuela, que aprovechó la liberación de las dos rehenes para hacer un reclamo incómodo para el gobierno colombiano, en el Gobierno creen que hay que despolitizar al máximo la negociación y concentrarse en el aspecto humanitario. “Para que haya un canje humanitario tenés que probar que hay una cuestión humanitaria, no política”, sintetizaron a Página/12 desde la Cancillería. Esa alternativa es compartida por los gobiernos de Brasil y Francia; al menos eso dicen desde el Ejecutivo. La prioridad, ahora, es consolidar el excelente momento del vínculo con París. “Hay una relación excepcionalmente fuerte”, dijo ayer a la agencia DyN el embajador francés en Buenos Aires, Frederic Du Laurens.

Aunque no lo digan públicamente, en el Gobierno creen que para obtener más liberaciones de rehenes los países de la región deben evitar que Colombia amenace otra vez con poner límites al acompañamiento internacional. Eso hizo el canciller colombiano, Fernando Araújo, hace una semana, cuando la negociación parecía definitivamente estancada. Una forma de evitar el bloqueo unilateral del gobierno colombiano es consolidar el eje París-Buenos Aires-Brasilia, por un lado, y por otro eludir cualquier definición política que irrite a uno de los actores imprescindibles del proceso: el gobierno de Uribe. “Nosotros estamos preocupados básicamente por que la gente recupere su libertad y estamos en una misión humanitaria y no en una contienda política. No ayuda que nosotros hablemos de eso”, aconsejó el jefe de Gabinete.

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