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El mundo|Domingo, 2 de marzo de 2008
LA OFENSIVA ISRAELI DEJO UN TENDAL DE MUERTOS

Volvieron los tanques

Más de sesenta milicianos palestinos murieron en la ofensiva terrestre más importante desde el secuestro del soldado Guilad Shalit, en 2006, que marcó la antesala de la guerra del Líbano.

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Una batería móvil del ejército israelí bombardea la Franja de Gaza desde una base israelí.

El ejército israelí volvió a subir la apuesta y ayer lanzó una ofensiva terrestre contra la Franja de Gaza con tanques y unos dos mil soldados, una de las más importantes desde la desconexión de 2005. El saldo de víctimas fue como los de esos viejos tiempos. Al menos 61 palestinos murieron y más de 150 abarrotaban los hospitales en una serie de ataques por aire y por tierra, que no discriminaron entre edificios militares y hospitales, y milicianos y civiles. Primero vinieron las amenazas, después los bombardeos. Ayer empezaron las operaciones terrestres y anoche Cisjordania suspendió las negociaciones de paz con Israel. La guerra parece cada vez más cerca.

La sensación ayer en la franja era que todo volvía a empezar otra vez. “Vivimos en un ambiente de guerra total”, sentenció Abu Alaa, un vecino de la ciudad de Jabaliya, que estaba en la calle cuando los tanques israelíes comenzaron a disparar. Anoche gran parte de la ciudad se había reducido a escombros, una imagen que causó indignación en Gaza, pero también en Cisjordania. “Esto es más que un holocausto”, aseguró el presidente palestino, Mahmud Abbas, y unas horas después anunciaba que se retiraba de las negociaciones de paz con Israel.

Hace ya varias semanas que la esperanza que había surgido en Annapolis se había evaporado. Más allá de las buenas intenciones, los negociadores palestinos e israelíes no habían podido llegar a ningún acuerdo concreto sobre los temas más sensibles, como la construcción de un Estado palestino, Jerusalén y el retorno de los palestinos expulsados.

Pero el gobierno israelí no parece preocupado y ayer simplemente informó que se trató de una “ofensiva ampliada” y que se quedarán allí “el tiempo que sea necesario”. Según el viceministro de Defensa, Matan Vilnai, la incursión terrestre de ayer no fue un preludio a una nueva ocupación de la Franja. Sin embargo, ayer el mismo funcionario había amenazado a los palestinos con una nueva shoá –palabra en hebreo para el holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial–.

Hace dos años, el ejército israelí se retiró de ese territorio, pero continuó controlando las fronteras, lo que le permitió cerrar las puertas al ingreso de energía, agua y alimentos sin problemas hace un mes. El bloqueo, según Tel Aviv, se debió a los constantes cohetes Kassam que los milicianos palestinos lanzan en el sur israelí. Ayer 50 cohetes cruzaron la frontera. La mayoría cayó sobre la pequeña ciudad de Askelon. Siete personas resultaron heridas. En la Franja, en tanto, el saldo del lado israelí fue de dos soldados muertos y siete heridos.

Los tanques israelíes no llegaron a la ciudad de Gaza, pero sí sus aviones. Como lo hicieron toda la semana, bombardearon edificios, casas y hospitales. “No podemos desplazarnos fácilmente, doce de nuestras ambulancias se encuentran bloqueadas por falta de nafta y las demás deben coordinarse previamente con el ejército israelí para poder circular”, advirtió Muawiya Hassanein, el jefe de urgencias de la capital. Además de las limitaciones impuestas por semanas y semanas de bloqueo israelí, el doctor aseguró que ya no tienen camas para ubicar a los cientos de heridos que dejaron los ataques de los últimos días.

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