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El mundo|Miércoles, 13 de agosto de 2008
Opinión

Carne de cañón

Por Fidel Castro *

El gobierno de Georgia no habría lanzado jamás sus fuerzas armadas contra la capital de la República Autónoma de Osetia del Sur al amanecer del 8 de agosto, para lo que denominó el restablecimiento del orden constitucional, sin la concertación previa con Bush, quien el pasado mes de abril en Bucarest comprometió su apoyo al presidente Saakashvili para el ingreso de Georgia en la OTAN, lo que equivale a un puñal afilado que se intenta clavar en el corazón de Rusia.

Las tropas rusas que se encontraban en Osetia del Sur estaban desplegadas en una misión de paz reconocida internacionalmente; no disparaban contra nadie. ¿Por qué Georgia escogió el 8 de agosto, cuando se inauguraban los Juegos Olímpicos de Beijing, para ocupar Tsjinvali, la capital de la república autónoma? Ese día cuatro mil millones de personas en todo el planeta presenciaron por televisión el maravilloso espectáculo con el que China inauguró esos juegos. Sólo el pueblo de EE.UU. no pudo disfrutar ese día la transmisión directa que allí se escenificó.

Bush sí pudo disfrutar el espectáculo como invitado oficial. Todavía el domingo 10, dos días y medio después, se lo veía agitando banderas, fingiendo ser adalid de la paz y preparado para deleitarse con las victorias de los magníficos atletas norteamericanos, a los que sus ojos, acostumbrados a mancillarlo todo, veían como símbolo del poder y la superioridad de su imperio. En sus ratos de ocio, mantenía largas conversaciones con los funcionarios subordinados en Washington, amenazaba a Rusia y alentaba los discursos, humillantes para ese país, del representante de los Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU. Algunos de los antiguos países que integraban el campo socialista, o parte de la propia URSS, hoy actúan como protectorados de Estados Unidos. Sus gobiernos, impulsados por un odio irresponsable contra Rusia, como Polonia y la República Checa, se alinean en posiciones de apoyo total a Bush y al ataque sorpresivo contra Osetia del Sur por Saakashvili, un aventurero de extraña historia que, habiendo nacido bajo el socialismo en Tiflis, capital de su país, se hizo abogado en una universidad de Kiev, realizó cursos de posgrado en Estrasburgo, Nueva York y Washington. Ejercía esa profesión en Nueva York. Se configura como un georgiano occidentalizado, ambicioso y oportunista.

¿Qué hacen en Irak los soldados georgianos sino apoyar una guerra que ha costado a ese pueblo centenares de miles de vidas y millones de damnificados? Saakashvili por su propia cuenta jamás se habría lanzado a la aventura de enviar el ejército georgiano a Osetia del Sur, donde chocaría con las tropas rusas emplazadas allí como fuerza de paz. No se puede jugar con la guerra nuclear ni premiar el suministro de carne de cañón para el mercado.

* Del editorial publicado en Cubadebate.

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