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El mundo|Sábado, 16 de agosto de 2008
Son un símbolo de la humillación de Georgia

Los tanques rusos siguen en Gori

Por Kim Sengupta *

Desde Gori

“¿Cuánto tiempo nos tendremos que quedar en Gori? Tanto como querramos” contestó el joven ruso comandante de tanques, con arrogancia. A un kilómetro y medio en el camino, las tropas georgianas soportaban el calor abrumador durante un segundo día, esperando el permiso del Kremlin para entrar a su propia ciudad. No hubo señales ayer de que los rusos cumplieran con su compromiso de retirarse de la estratégica ciudad de Gori y entregarla a las fuerzas georgianas. En cambio, justo cuando Condoleezza Rice debía hablar sobre la retirada rusa, una columna armada, escoltada por helicópteros artillados, salieron de la ciudad para avanzar aún otros ocho kilómetros dentro del país, tomando posiciones cerca del pueblo de Igoeti.

La presencia rusa en Gori, así como en Abjasia y en el puerto de Poti, que queda en la misma Georgia, es la realidad del poderío de Moscú en el terreno y el símbolo de la humillación nacional de Georgia. Al tomar Gori y adjuntar áreas, los rusos mantienen una posición estratégica a poco más de una hora de tanque de la capital georgiana. También han dividido el país en este y oeste, controlando el movimiento del tráfico mientras se posicionan cerca del oleoducto PTC, que lleva energía a través de Georgia a Europa occidental.

El acuerdo de “paz” negociado por el gobierno francés ahora es visto como un acto de traición. Un funcionario georgiano en un convoy del ejército de Tiflisi, que se había detenido cerca de los restos de un tanque georgiano bombardeado, dijo: “Nos sentimos defraudados, ¿nos culpan por eso? ¿Qué sucedió con nuestros aliados? No sabemos lo que pasará en el futuro, pero parece como si pudiéramos perder partes de nuestro país”.

Un base del ejército georgiano cerca de Gori fue destruida parcialmente por los rusos, quienes también hundieron cinco partos y lanchas patrulleras en el puerto de Piti y bombardearon aeropuertos militares.

La campaña del grupo Human Rights Watch también acusó a Rusia de utilizar bombas racimo en áreas civiles. La organización dijo que aviones de combate habían lanzado bombas de racimo RBK-250 sobre Gori y la ciudad de Ruisi esta semana, provocando la muerte de 11 personas, incluyendo al cameraman holandés de la televisión, Stan Storimans. Los rusos niegan esta afirmación. Fuerzas georgianas, con menos poderío militar, no enfrentaron a los rusos, y los comandantes admitían privadamente que hacerlo hubiera conducido a más ataques destructivos.

Mientras, las milicias osetias, cosacas y chechenas que han entrado en la región siguen aterrorizando a la población local, saqueando e incendiando, sumándose a las atrocidades contra los civiles llevadas a cabo por ambos lados. La seriedad del problema ha sido reconocida por algunos de los altos funcionarios rusos. El general Vycheslav Nikolaevich Borisov, a cargo de Gori, dijo: “Los osetios están matando a los pobres georgianos, es un problema al que estamos tratando de darle una solución”. Dijo que a sus tropas se les había ordenado parar el abuso y arrestar a los responsables. La mayor parte de las atrocidades ocurrió en los enclaves georgianos en la separatista Osetia del Sur y en pueblos de la misma Georgia fuera de Gori.

Alrededor del 80 por ciento de la población de Gori ha huido y la ciudad ha estado sin agua y sin electricidad durante tres días. Ayer, los rusos permitieron que entrara alguna asistencia humanitaria, pero los miembros de los que huyen de la violencia seguían creciendo en los campos de refugiados.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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