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El mundo|Jueves, 7 de mayo de 2009
En momentos en que Estados Unidos interviene en ambos países

Obama con sus pares de Pakistán y Afganistán

Por David Usborne *
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Barack Obama, junto a Hamid Karzai (izq.) y Asif Ali Zardari.

Desde Washington

La desestabilización de Pakistán y el creciente número de muertos en Afganistán no podría haber llegado en un peor momento para Barack Obama. Ayer demostró su preocupación en una reunión trilateral con los presidentes Hamid Karzai, de Afganistán, y Asif Ali Zardari, de Pakistán. Esta vez, el mandatario esquivó las frases optimistas. “El camino por delante será difícil, habrá más violencia y pasos atrás, pero contamos con un compromiso duradero para derrotar a Al Qaida y apoyar a los gobiernos democráticos de Pakistán y Afganistán”, señaló en una conferencia de prensa, al salir de la reunión en la Casa Blanca.

Obama no pidió perdón por los ataques de las fuerzas estadounidenses que ayer dejaron más de cien muertos en Afganistán –como sí lo hizo su secretaria de Estado Hillary, Clinton–, pero prometió que no volverá a suceder. “Dejé claro que Estados Unidos trabajará con nuestros socios de Afganistán, Pakistán y del mundo haciendo todo lo posible para evitar bajas civiles”, aseguró.

Ayer, al mandatario norteamericano se lo vio serio, tenso. La creciente violencia insurgente no es un problema más en la larga lista de conflictos internacionales. Obama basa la reputación de su liderazgo internacional en su estrategia para contener y poner fin a la violencia que azota esa región. En marzo pasado anunció su plan, en el que propone enfrentar de manera coordinada la insurgencia en los dos países asiáticos, y dispuso el despliegue de 21 mil soldados estadounidenses como refuerzo.

Sentada en el medio, entre el presidente afgano Hamid Karzai y su par paquistaní Asif Ali Zardari, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, pidió perdón por las muertes de ayer, las cuales, según reconoció, sólo alimentan el sentimiento antiestadounidense en esa convulsionada región del mundo. “Lamentamos profundamente, muy profundamente, sus pérdidas”, dijo la funcionaria. “No conocemos todas las circunstancias ni las causas que llevaron a los ataques, pero habrá una investigación conjunta (...) de todas formas, la pérdida de una vida inocente es innegablemente dolorosa.”

Mientras que en los primeros días del gobierno de Obama el acento de la estrategia para esa región estaba puesto en los esfuerzos militares y la reconstrucción de Afganistán, ahora el interés se habría redirigido hacia Pakistán, según reconocieron ayer funcionarios de la Casa Blanca. El imparable avance de los combatientes talibán de las últimas semanas y la ruptura definitiva del alto el fuego que había negociado el gobierno de Zardari con los jefes tribales en la zona fronteriza con Afganistán, conocida como el Swat, tienen al presidente Obama preocupado.

La cumbre tripartita en Washington no resultará en soluciones inmediatas, pero sellará una alianza entre Pakistán y Afganistán para coordinar sus esfuerzos contrainsurgentes. Los dos gobiernos firmaron un nuevo tratado de tránsito fronterizo. “Nuestra amenaza es una amenaza común y las responsabilidades son mutuas. Estoy aquí para asegurarles que compartiré esta responsabilidad con ustedes”, les dijo Karzai a Zardari y a Clinton en una conferencia de prensa.

Por su parte, el presidente paquistaní hizo hincapié en su incondicional agradecimiento a la Casa Blanca y su apoyo. Zardari no le hablaba sólo a Obama. El Congreso norteamericano aún debe aprobar los 1500 millones de dólares anuales que pidió Obama para ayudar con la estabilización del país.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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