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El mundo|Jueves, 3 de febrero de 2011
Según los expertos, la impunidad es moneda corriente; así como la represión

Cuando la táctica es el miedo

Las organizaciones de derechos humanos denuncian que la mano dura del gobierno egipcio se aferra a la tortura para amedrentar a quienes salieron a las calles. Y que detrás de los incidentes estuvo la policía de seguridad.

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“Los detenidos sufrieron torturas por parte de las fuerzas de seguridad”, dijo Human Rights Watch.

El opositor y Premio Nobel Mohamed El Baradei denunció en las últimas horas que el régimen de Hosni Mubarak apela a la táctica del miedo. El mismo diagnóstico podrían hacer las organizaciones de derechos humanos que vienen denunciando que la mano dura del gobierno egipcio se aferra a la tortura para amedrentar a quienes salieron a las calles para reclamar la renuncia del presidente, que lleva 30 años en el poder. Los organismos denuncian que detrás de todos los incidentes que llenaron estos últimos nueve días estuvo la policía de seguridad.

Después del discurso de última hora del martes de Mubarak, en la céntrica plaza Tahrir se mantuvo la tensión. Cerca de mil personas pasaron la noche acampando. La mañana los sorprendió al igual que una movilización de seguidores del gobernante de 82 años que se encaminaban directamente a atacarlos. Según el ministro de Salud egipcio, unas tres personas habrían muerto, lo que se suma a las 300 víctimas fatales que denunciaron anteayer las Naciones Unidas. En los enfrentamientos entre los seguidores de Mubarak y los manifestantes que pedían su dimisión, hubo 639 heridos, según fuentes oficiales. “Es claro que hubo violencia contra manifestantes pacíficos. Muchos de los seguidores de Mubarak que protagonizaron los episodios vinieron en vehículos del gobierno. El ejército no hizo nada para tratar de pararlos, mientras estaban en los controles de seguridad de la plaza Tahrir”, relató a Página/12 Peter Bouckaert, director de Emergencias de Human Rights Watch (HRW) que se encuentra en El Cairo.

En la plaza que se convirtió por horas en un verdadero campo de batalla, se encontraron varias identificaciones de la policía de seguridad egipcia. “No sabemos exactamente cómo estuvo organizada esa movilización, no sabemos si estuvo la policía de seguridad en los incidentes. Pero muchos periodistas están diciendo que la violencia, la intimidación y la represión fueron ejercidas por los manifestantes pro Mubarak y por la policía”, explicó el experto en crisis humanitarias.

La policía se convirtió hace días en el malo de la película, al tiempo de que el ejército era aclamado en las calles después de que un portavoz castrense reconociera que el levantamiento popular era legítimo. “Hay diferentes tipos de policía en Egipto. Hay una policía normal, que es la que por ejemplo controla el tránsito y que sólo cumple órdenes. Después están los servicios secretos con fines de Inteligencia, que no visten uniforme y están más cercanos al régimen”, describió Bouckaert. Estos últimos son los que los manifestantes vienen denunciando por la represión.

“La policía actuó brutalmente el viernes, antes de desaparecer de las calles. Hay mucha gente que resultó gravemente herida porque los agentes dispararon directamente y desde una distancia mínima gases lacrimógenos y balas de goma contra las cabezas de los manifestantes”, denunció el especialista. Los agentes de civil también fueron acusados de estar detrás de los destrozos al Museo Nacional de Egipto y de intervenir en otros saqueos. Según Bouckaert, HRW tiene registros de arrestos de policías encubiertos.

“También hubo fugas de las cárceles. Parece ser que el gobierno ordenó abrir las puertas y dejar escapar a los prisioneros, lo cual exacerba la situación de inseguridad”, dijo Bouckaert. Lo cierto es que en su discurso de anteayer Mubarak planteó que la ciudadanía y la comunidad internacional tenían que optar entre dos alternativas: el caos o la estabilidad que su régimen tambaleante podría supuestamente aportar. “Creemos que el gobierno está tratando de crear mayor inestabilidad y de generar miedo entre la gente para presentarse con el garante de la seguridad de la población”, confirmó el abogado belga. Y añadió: “La inseguridad que ha existido en los últimos días es muy difícil para la población, que ha estado acostumbrada a vivir durante 30 años bajo un estado policial”.

Las detenciones a los manifestantes y los opositores terminan de trazar un panorama sombrío en el país norafricano. “Los detenidos sufrieron torturas por parte de las fuerzas de seguridad”, hizo saber a este diario Bouckaert. Según un informe que publicó esta semana HRW, la impunidad de la que gozan los casos de tortura cometidos en Egipto es la que alimenta los días de furor. “El gobierno del presidente Hosni Mubarak condona implícitamente el abuso policial al no investigar ni procesar judicialmente a los agentes de aplicación de la ley acusados por torturas, dejando a las víctimas sin reparación”, establece el documento.

En los comienzos de estas protestas hay un nombre que se levantó como bandera: el de Khaled Said, un joven de 28 años que fue ferozmente torturado y asesinado en junio por dos agentes de la policía encubierta. El sitio en Facebook “Todos somos Khaled Said” fue uno de los que incentivaron que la población empezara a salir a las calles desde el 25 de enero.

Informe: Luciana Bertoia.

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