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El mundo|Miércoles, 9 de abril de 2003
COMO EE.UU. PRESIONA Y APUNTA CONTRA LOS PERIODISTAS

Hora de que no se sepa nada

Por Angeles Espinosa*
Desde Bagdad

Las matanzas de Al Shaab, Al Shoala o Mansur cuestionan la guerra limpia de Estados Unidos en Irak. Los heridos civiles que cada cinco minutos llegan a los hospitales e Ibn Nafis o Al Kindi, también. Los periodistas se han convertido en testigos molestos para el gobierno de Washington. Se lo dijo ayer con un proyectil disparado contra el hotel donde se alojan. No ha sido el primer aviso. Sus presiones para que salgamos de Bagdad refuerzan esa tesis.
Antes de que empezaran los bombardeos, un portavoz del Pentágono se reunió con los responsables de los grandes medios estadounidenses. Les mostró una imagen satelital del Centro de Prensa en Bagdad y les dijo: “Saquen a sus chicos de allí antes de una semana. Está entre nuestros objetivos”. La mayoría de las cadenas de televisión retiraron a sus equipos y pasaron a trabajar con colaboradores. CNN, Reuters y otros grandes medios audiovisuales trataron de negociar que les dejaran trasladar sus antenas a otro lugar. Las autoridades iraquíes se negaron.
Con la guerra ya en marcha, las fuerzas estadounidenses hicieron buena la amenaza. Un misil destruyó las oficinas de la Agencia Oficial de Noticias Iraquí (INA), en el décimo piso del edificio donde se encontraba el centro de prensa. Fue la señal. Los responsables iraquíes trasladaron sus oficinas al Hotel Palestina, el único autorizado desde entonces para los periodistas. Pocas horas después, un nuevo misil terminaba de reventar el inmueble ya vacío del Ministerio de Información. Además, bombardearon en varias ocasiones la vecina sede de la televisión.
“También en Belgrado atacaron la televisión”, recuerda el enviado especial del periódico griego Ta Nea, Ioannis Diakogiannis. El embajador estadounidense en Atenas, Thomas Miller, ha presionado reiteradamente a las autoridades griegas para que retiren a sus periodistas. En el apogeo de la crisis, algunos directores de medios llegaron a telefonear a las familias de sus reporteros, para convencerlos de que regresaran.
En el último gesto de respeto a la libertad de expresión antes del ataque de ayer, el gobierno de Washington presionó a la cadena NBC para que cancelara hace una semana el contrato de colaboración que había firmado con Peter Arnett. El delito de Arnett, el periodista que cubrió en exclusiva el primer conflicto del Golfo, haberse manifestado contra la guerra en una entrevista con la televisión iraquí.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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