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El mundo|Lunes, 18 de febrero de 2013
Las claves del triunfo electoral del candidato de Alianza PAIS

Priorizó programas sociales

Desde que Correa asumió el cargo en 2007 se redujeron la pobreza y las desigualdades y aumentó el empleo en Ecuador, un país pobre y dolarizado. Mantiene altos niveles de popularidad gracias a una elevada inversión pública.

Por Mercedes López San Miguel
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Los programas de salud y educación ayudaron a Correa a sumar votos en sectores humildes

Desde Quito

Rafael Correa supo llegar a todas las clases, con inversión en programas sociales, en salud y educación. Desde que asumió el cargo en 2007, se redujeron la pobreza y las desigualdades y aumentó el empleo en Ecuador, un país pobre y dolarizado. Y más: rompió con el dominio de un puñado de familias patricias, tradicionalmente dueñas de los medios de producción.

Las políticas sociales no tienen precedentes en Ecuador y han modificado los indicadores económicos. A diciembre último, el desempleo se ubicó en 5 por ciento y la pobreza en 16 por ciento, de acuerdo con cifras oficiales otorgadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Según el informe 2012 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en Ecuador hubo una reducción de la pobreza del 37,1 por ciento al 32,4, en comparación con 2011. El organismo regional destaca que desde 2008 los índices de pobreza y pobreza extrema, brecha social y desempleo, entre otros factores, muestran una constante reducción en el país andino.

No hay analista que no señale que Correa mantiene altos niveles de popularidad gracias a una elevada inversión en el sistema de salud pública, educación estatal y redes viales. Desde que ocupó el sillón presidencial, su gobierno ha invertido unos 60 mil millones de dólares en el área social, y prevé inyectar 40 mil millones más hasta 2017. A esto se suma que subió el salario mínimo y otorgó una ayuda económica para los más pobres –Bono de Desarrollo Humano–, que reciben cerca de dos millones de personas, un 13 por ciento de la población.

En 2010, Ecuador renegoció 15 de 24 contratos petroleros, pasando del modelo de participación al de prestación de servicios. El gobierno destacó que esa negociación evitó la salida de 2500 millones de dólares anuales, una cuestión clave en una economía dolarizada desde 2000. En ese sentido, el economista norteamericano Al Campbel, profesor retirado de la Universidad de Utah que actualmente enseña en Flacso Ecuador, señaló a Página/12 algunos factores por los que el Estado aumentó las ganancias destinadas a mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos. “En julio de 2010 un cambio en la ley estableció que el gobierno, que antes se quedaba con un 13 por ciento de la ganancia de los contratos petroleros, pasara a obtener un 87 por ciento la misma. La iniciativa antievasión logró que las empresas y los ricos que antes evadían tuvieran que pagar sus impuestos, y así aumentó la recaudación sin tener que subirles los impuestos a otros sectores. El país aumentó su inversión en infraestructura en un 10 por ciento del PIB, siendo el que más aporta en infraestructura de los países de la región.”

Su nueva victoria allanaría el camino para la implementación de nuevas reformas a fin de aumentar los ingresos públicos derivados del petróleo y la minería. “Pese a las múltiples reformas tributarias, el ingreso permanente no cubrió en el último año el gasto permanente. Se acaba de implementar una reforma tributaria para financiar el incremento del Bono de Desarrollo Humano, pero al mismo tiempo se aprobó la devolución del impuesto a la salida de divisas”, dijo a este diario Katiuska King, analista y ex ministra coordinadora de la política económica de este gobierno. La experta señala que uno de los retos será salir de la dependencia del petróleo. “El sector de refinación de petróleo ha tenido grandes contratiempos y luego de cuarenta años de explotación no somos autosuficientes en satisfacer la demanda interna de combustibles, que se mantienen subsidiados.”

El desafío estará en cambiar el régimen de acumulación modificando la estructura productiva, en cuanto a que nuevos productos satisfagan la demanda nacional y se incorporen pequeños y medianos productores, algo que el mismo Correa admite. “En la parte matriz técnica-matriz productiva, no hemos tenido gran diversificación, por eso nosotros mismos hemos hecho la autocrítica de que hemos hecho bastante bien lo mismo de siempre”, dijo el mandatario reelecto en una entrevista al diario El Telégrafo.

En cambio, Correa dijo que en la parte política no se ha hecho lo mismo. “Estamos transformando un Estado burgués en Estado popular, cambiando las relaciones de poder. Tenemos la responsabilidad de continuar con este proceso que ya es leyenda en Ecuador”, enfatizó en un reportaje con Página/12 en diciembre pasado.

Bajo su presidencia, Ecuador logró estabilidad política y económica, superando una década en la que tuvo siete gobernantes que no podían concluir sus mandatos. Con su retórica antiimperialista, Correa se mostró orgulloso de lo conquistado. “Ya no nos dominan los banqueros, ya no nos dominan las burocracias internacionales como el Fondo Monetario y el Banco Mundial”, dijo este economista con estudios en Estados Unidos y Bélgica. Avalado por el voto de la mayoría de los ecuatorianos, Correa planea profundizar el camino hacia el socialismo del siglo XXI en los próximos cuatro años.

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