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El mundo|Jueves, 24 de julio de 2014
Enrico Calamai, ex cónsul

“Exterminio de masa”

Por Elena Llorente

Enrico Calamai, diplomático, que fue cónsul italiano en Buenos Aires durante la dictadura, fue quien pensó que llamar “nuevos desaparecidos” a esa masa aproximada de 20.000 migrantes tragados por el Mediterráneo en las últimas décadas y de las que no se sabe nada era lo más apropiado. “Son los nuevos desaparecidos –dijo en una entrevista con Página/12–, porque la desaparición es una modalidad de exterminio de masa estructurada de manera que la opinión pública no logre tomar conciencia de lo que sucede o al menos pueda decir que no sabe.” Y los europeos y los africanos poco saben de lo que ha sucedido realmente.

–¿Cómo nació esta idea de pedir la creación de un tribunal internacional?

–Porque pensamos que son crímenes de lesa humanidad. Entonces hay que juzgarlos bajo el derecho internacional. Una cosa es indemnizar a los parientes de las víctimas, por ejemplo, y eso puede decidirlo un tribunal italiano, por ejemplo si en la de-saparición de algún migrante hubo responsabilidades de la marina italiana. Pero aquí estamos hablando de miles de muertos, y las responsabilidades no han sido sólo del gobierno italiano, sino también de otros países, como Malta, Grecia, España y de naciones de Africa. Por eso nace la necesidad de un tribunal internacional.

–¿Este tipo de delitos no podría ser juzgado por la Corte Penal Internacional?

–Para ir a la Corte hay que producir pruebas. No las tenemos. Este tribunal se encargaría de producirlas.

–¿Cuántos son los desaparecidos realmente? ¿Se puede saber?

–Se habla de 20.000, pero es un número aproximado, porque son los nombres que resultan, pero eso no quiere decir que sean todos. Muchos desaparecen sin dejar rastros. Lo mismo ocurrió en Argentina. Además hubo gente que nunca denunció la desaparición del familiar o del conocido. Imagínese en Eritrea, un chico que escapa y desaparece, ¿la familia es capaz de hacer la denuncia? No siempre. Creo que hay pocas denuncias. Hay asociaciones de madres en Túnez. Pero la mayor parte de la gente no sabe qué hacer.

–Tal vez se podrían poner en contacto con la Madres de Plaza de Mayo...

–Eso sería muy importante.

–¿Por qué no se dirigieron a la sección de refugiados de la ONU?

–Estamos empezando un camino. Pero en nuestro caso no se trata sólo de refugiados, sino también de migrantes comunes. Por supuesto tomaremos contacto con la ONU, pero necesitamos elementos de prueba.

–Usted se refirió a la responsabilidad de los gobiernos casi como que dejaban morir en el mar a la gente como escarmiento...

–No podemos no decir que es extremadamente improbable que un barco con migrantes pueda escapar a los controles cruzados que se hacen continuamente entre aviones, satélites, helicópteros, radares, etc. Y que lo mismo sucede para los grupos que se lanzan a atravesar el de-sierto con la esperanza de llegar al Mediterráneo. No podemos no decir que existe la posibilidad de que sean localizados, seguidos y dejados a la deriva, para que vivan hasta el fondo el propio calvario, como parte de una estrategia que intenta detener a los migrantes, disminuir su número ante la imposibilidad de poder erradicar completamente el fenómeno. Pero la cosa sorprendente es que aun si mueren cien, muchos otros continuarán llegando, porque no tienen otra alternativa para escapar de dictaduras, terrorismo, catástrofes ecológicas, miseria extrema y crisis, a menudo provocadas por nosotros mismos.

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