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El mundo|Viernes, 12 de marzo de 2004
COMO RECONSTRUIR LA PISTA ISLAMICA DE MEDIO ORIENTE A EUROPA

El 11 de septiembre llegó un 11 de marzo

Por Mercedes López San Miguel
El modus operandi de los atentados de ayer, la sincronización de las explosiones y la masiva muerte de civiles son marcas registradas de la red terrorista trasnacional Al-Qaida. Que falten días de cumplirse un año (19 de marzo) del inicio de la campaña “preventiva” en Irak de George W. Bush y sus socios, entre ellos, el español José María Aznar, y a 72 horas de celebrarse los comicios generales en España, no son coincidencias en el calendario. El mensaje al líder conservador español podría leerse de este modo: el costo de contribuir a la guerra en el Golfo Pérsico podría materializarse en las urnas este domingo.
Los últimos atentados comparables luego de la paradigmática tragedia del 11 de septiembre de 2001, a partir del cual el objeto avión se resignificó como “arma” y se multiplicaron al límite los controles en aeropuertos sobre todo norteamericanos y europeos –léase: los aviones no serían en el futuro temprano nuevamente el medio terrorista–, ocurrieron en Indonesia y Turquía, fuera de la tierra de Bush. En el primer caso, el blanco fue la isla turística de Bali el 12 de octubre de 2002, donde murieron 202 personas, 22 de ellas australianos. O sea que la nación extranjera más golpeada en Indonesia fue Australia, país cuyas tropas constituyen fuerzas principales en Irak. Dos atacantes suicidas islámicos contra dos sinagogas en Estambul el pasado 17 de noviembre dejaron 27 muertos y 300 heridos. Traducción: en la cruzada de Bush, el gobierno turco recomendó la entrada de tropas a través de su país, aunque a partir de su posición ambigua no resultó así. También en noviembre de 2003 y nuevamente en Estambul unos camiones cargados con explosivos detonaron frente al consulado británico y el banco HSBC, cuya matriz está en Londres, Gran Bretaña: el mayor proveedor de tropas en Irak después de los norteamericanos.
Chalmers Johnson, un experto en Medio Oriente, en su libro Blowback (Retroexplosión) se refirió a las consecuencias del “imperio americano” a partir de llamar a algunos Estados “terroristas” (Libia, Sudán, Afganistán) o partes de un “Eje del mal” (Irán, Irak, Corea del Norte); el autor se preguntó si Estados Unidos no debería medirse por las mismas categorías. Las consecuencias ya se habían acercado a Europa en los ataques dentro de Irak contra las tropas italianas y polacas. El comunicado atribuido ayer a la organización de Osama recordó el ataque a los “carabinieri” en la región iraquí de Nasiriya. El pasado noviembre un atentado mató a 19 policías militares italianos y en Italia la impresión fue la de “como volver a Ground Zero” (zona del World Trade Center). De nuevo, “il Cavaliere” Silvio Berlusconi ha enviado a sus hombres como parte de la fuerza de ocupación en Irak. La carta supuesta de Al-Qaida refirió a esta idea de retroalimentación de la violencia: “Si está bien para ustedes matar a nuestros niños, mujeres, ancianos y jóvenes en Afganistán, Irak, Palestina y Kashmir, por qué nos estaría vedado a nosotros matar a los suyos?”.
El pasado 18 de octubre, el propio Osama bin Laden, el hombre más buscado por Washington –y de quien últimamente se ha dicho y luego desmentido que estaría acorralado en Pakistán– había enviado una grabación sonora a la cadena de televisión árabe Al Jazeera en la que amenazaba a varios de los países que habían apoyado a Estados Unidos en la guerra contra Irak, entre ellos España. Si bien expertos en terrorismo han dicho que la cúpula no está cohesionada como antes, las células parecen tener vida propia. Y si ésta fue una metástasis del movimiento, esperó nuevamente a que sucediera un día 11.

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