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El mundo|Lunes, 27 de abril de 2009
Entrevista con Lenin Moreno, vicepresidente de Ecuador

“No es momento de desdolarizar la economía”

Por María Laura Carpineta
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Lenin Moreno (der.) junto al presidente Correa.

El vicepresidente ecuatoriano, Lenin Moreno, es todo lo que predica: un hombre amable, paciente y, ante todo, alegre. Hace 11 años su vida dio un vuelco total. Varios ladrones le dispararon cuando él y su mujer miraban vidrieras en el centro quiteño. Una de las balas le destrozó la columna vertebral y lo dejó inválido de por vida. Después de un tiempo de terrible depresión decidió seguir adelante, con la mejor cara posible. Empezó a recolectar chistes y a publicarlos en libros, y se metió de lleno en la política. Desde lo privado y el Estado buscó desarrollar el turismo y defender a los discapacitados. Hace tres años recibió una llamada que lo sorprendió por completo. Rafael Correa, la sorpresa política del momento, le ofrecía ser su número dos.

Ayer por la tarde Moreno conversó con Página/12 minutos antes de subirse al avión hacia Guayaquil, para reunirse con Correa y esperar los resultados en el corazón del bastión de la derecha ecuatoriana. Rebozante de optimismo, no imaginaba otro resultado que una victoria. Imaginando los próximos cuatro años despejó algunos fantasma, entre ellos una posible desdolarización de la economía. “Bajo ninguna circunstancia. La moneda propia será una recompensa cuando hayamos alcanzado una recuperación económica completa y sólida”, aseguró, interrumpido por los saludos, las palabras de apoyo y los aplausos de los ecuatorianos que esperaban en la sala de embarque.

–¿Qué significará una nueva victoria electoral?

–Representará el apoyo de un pueblo que reconoce el esfuerzo de un gobierno que en los últimos dos años ha comenzado a cambiar la estructura política, económica y social del país. Lo hicimos a través de la obra pública, mejorando la educación pública, la atención de la salud de todos y, además, siendo honestos y consecuentes con lo que habíamos prometido. Esos son todos elementos que hicieron que hoy (por ayer) millones de ecuatorianos nos vuelvan a expresar su confianza.

–Uno de los desafíos principales para los próximos cuatro años será la crisis económica y sus secuelas. ¿Cuál será la estrategia del gobierno?

–No podemos negar que se vienen tiempos difíciles, pero los ecuatorianos pueden tener la certeza de que nos hemos preparado para la crisis. La experiencia nos enseña que la mejor forma de enfrentar los momentos difíciles es educando al pueblo e invirtiendo en la bases fundamentales de la sociedad, infraestructura, proyectos de desarrollo económico y, como ya dije, educación y salud. Nosotros lo venimos haciendo y, por eso, la crisis casi no se ha sentido en el Ecuador. Tenemos proyecciones a 20 años, en las que hemos contemplado todos los escenarios posibles, inclusive los más complicados y pesimistas.

–Al analizar los escenarios más pesimistas, ¿el gobierno está considerando la desdolarización de la economía?

–Bajo ninguna circunstancia. La moneda propia será una recompensa cuando hayamos alcanzado una recuperación económica completa y sólida. Estamos convencidos de que aún no ha llegado ese momento. No vamos a poner en riesgo la estabilidad económica y social del país.

–¿Cuáles serán los desafíos en materia de política exterior?

–Como hasta ahora, nuestra prioridad será construir una relación de hermandad fuerte con los países latinoamericanos. Además, creo que cada vez más nos acercamos a la conformación de un bloque único en Sudamérica. Con el resto del mundo vamos a seguir avanzando y proponiendo convenios culturales y de cooperación, que realmente aporten al bienestar de los ecuatorianos.

–¿Y con Estados Unidos? ¿Esperan que la relación cambie con Barack Obama?

–Creo que todos los gobiernos latinoamericanos e incluso los del resto del mundo estamos esperanzados con la llegada del nuevo presidente norteamericano. Barack Obama es un hombre con mucha conciencia social y ha dado sobradas muestras de ello. Empezó un acercamiento con Cuba, se paró de igual a igual con todos los gobiernos de la región y ha iniciado un diálogo con presidentes que venían teniendo una posición y un discurso antagónico y combativo con el anterior gobierno norteamericano de George Bush. Creo que va a haber más respeto y las cosas van a mejorar.

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