La inclusión de la guerrilla colombiana en la trama Cubas es peligrosa en una lectura geopolítica. La segunda administración republicana, en su llamada “lucha contra el terrorismo”, comenzó no sólo comprometida a continuar financiando el Plan Colombia del gobierno de línea dura con la insurgencia de Alvaro Uribe. La retórica de los halcones (nuevos y reciclados) de la Casa Blanca es intimidante con el gobierno venezolano de Hugo Chávez. “Una fuerza negativa para la región” en boca de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice. Recientemente se suscita la crisis diplomática entre Caracas y Bogotá por –casualmente– el miembro de las FARC, Rodrigo Granda –el mismo que es mencionado en el caso Cubas–. A esto habría que agregarle el alerta arrojado esta semana por el departamento que tutela “Condi” sobre “individuos y organizaciones con lazos con grupos extremistas ubicados a lo largo de la Triple Frontera”.
Estados Unidos manifiesta preocupación por la principal guerrilla colombiana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, eso no es nuevo, pero lo remarcó anteayer el director de la CIA, Porter Goss: “Las FARC poseen la capacidad más grande y tienen la intención clara de amenazar intereses de Estados Unidos en la región”, al comparecer en una audiencia ante el Comité de Inteligencia del Senado. Washington señala a Venezuela como país que refugia a los grupos guerrilleros de Colombia. Tampoco es nuevo. Pero llama la atención que la jefa de cancillería de la segunda administración (Rice) dijera al Senado –que la iba a ratificar en el cargo– que “Venezuela constituye una fuerza negativa para la región” el pasado 18 de enero. Entre tanto, surgió el tema que disparó la crisis entre Caracas/Bogotá el 24 de enero –ya zanjada– a partir de la captura del “canciller” de las FARC, Rodrigo Granda.
Un dato no menor en la política antiterrorista de EE.UU: John Negroponte es el nuevo zar de los servicios de Inteligencia, recuérdese, uno de los ideólogos de la lucha contra el comunismo en los países centroamericanos durante los ochenta. A todo esto, Estados Unidos anunció que estará “muy pendiente” de lo que haga Venezuela con las armas que recientemente compró a Brasil y Rusia. El saliente subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Marc Grossman, sostuvo que Caracas debió haber invertido el dinero de los helicópteros y aviones que compró en programas de desarrollo. Según el funcionario, la captura de Rodrigo Granda en Caracas “es una indicación muy clara” de que ese país sirve de refugio a “grupos terroristas”. Curiosamente, al partido Patria Libre de Paragua y se lo acusa de haberse contactado con Granda.
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