La creciente tragedia de muerte, hambre, violencia armada y ruptura social en Nueva Orleans comienza a provocar estallidos de racismo contra los pobres, predominantemente negros residentes que quedan en la ciudad. En chateos de Internet y en conversaciones normales, los tabúes usuales contra la retórica racista parecen haber desaparecido por completo, sugiriendo el colapso de otro dique de contención, el muro que separa el brutal pasado segregacionista del sur de Estados Unidos.
De los cada vez más desesperados sobrevivientes, algunos de los cuales se dedicaron al saqueo y a la violencia armada, un cierto Joe B. escribe en el ampliamente leído sitio web New Orleans Metroblog: “Esta gente no es más gente. Son animales y deben ser reprimidos”. Vinesgirl, de Jefferson Parish, opina en un sitio web del diario The Times-Picayune: “Como muchos de los negros urbanos de la ciudad dejaron de ser miembros productivos de la comunidad de Nueva Orleans, quizás sea hora de que la comunidad también los abandone”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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