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El mundo|Martes, 8 de noviembre de 2005
OLIVIER BATISTA, TRABAJADOR SOCIAL

“No sirve reprimir”

Por J. M. Marti Font*
Desde París
Olivier Batista, de padre dominicano y madre francesa, tiene 42 años y es director de la Maison du Quartier de Clichy-sous-Bois, la población donde empezaron los disturbios tras la muerte de dos adolescentes electrocutados cuando escapaban de la policía. “El barrio es muy duro –dice– hay niños que comen una vez al día, y a veces me da la impresión de que estoy en Santo Domingo”.
–¿Qué perfil tienen los jóvenes que protagonizan esta revuelta?
–Se caracterizan por haber salido del sistema escolar a temprana edad, porque el sistema escolar francés es muy rígido, y por vivir una situación familiar de precariedad. Se sienten discriminados por su origen. Casi todos ellos tiene origen magrebí o subsahariano, pero entre los manifestantes hay de todo, incluso jóvenes de origen francés.
–¿Hasta qué punto hay discriminación?
–Claro que hay discriminación. Sobre todo en el empleo. Estos muchachos, de entrada, tienen menos formación. Pero incluso cuando un joven de origen magrebí con una licenciatura se presenta para un trabajo, su petición es colocada por detrás de las de los franceses, y esto sucede también para empleos menores como conductor de camión. La discriminación está siempre presente. En las discotecas, por ejemplo, sistemáticamente se les prohíbe la entrada. Esto crea una frustración tremenda.
–¿Cuánta culpa tiene la policía?
–La policía también discrimina y actúa de manera brutal. Con este gobierno conservador se ha agravado. Entre la policía hay elementos muy brutales, que insultan a los jóvenes, los humillan constantemente.
–¿Ve algún fin a la violencia?
–Creo que será muy difícil acabar con esta revuelta sólo con represión y condenas. El gobierno no entiende lo que está pasando y no puede negociar con nadie. El nivel de conciencia cívica de estos jóvenes es tan pobre que no hay manera de establecer unos valores mínimos. En los próximos días algunos serán detenidos, otros se apartarán de la violencia, pero quedará un núcleo duro, muy duro, y muy difícil de controlar; gente que ni siquiera tiene conciencia del peligro que corre, tipos que van a ir hasta el final y no me extrañaría que aumenten los ataques a la policía con armas, que haya enfrentamientos y acabe con un par de muertos.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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