En la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, 423 inmigrantes, en su mayoría argelinos, están apiñados desde el 10 de junio en dos campus deportivos, en reclamo por regularizar su situación y permisos de trabajo y residencia. Ayer, por segundo día consecutivo, realizaron una huelga de hambre a propósito de la cumbre de los Quince, en llamado de atención a los jefes de Estado europeos. La mayoría de los inmigrantes llegaron a la universidad con la idea de encerrarse en el recinto, sin saber español, provenientes de Huelva –cercana a Sevilla– con bolsas, acompañados de organizaciones de derechos humanos de esa provincia. El gobierno, de boca del responsable de Inmigración, Fernández Miranda, dijo que “si no encuentran trabajo van a tener que volverse a sus países”. Dichou Rabah, uno de los inmigrantes, dijo: “A mí me gusta este país, quiero aprender el castellano, pero estamos al margen de la sociedad”. En la foto, manifestantes antiglobalización se manifiestan pacíficamente junto a inmigrantes ilegales en la iglesia de San Salvador.