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El mundo|Jueves, 11 de enero de 2007

Ortega asumió en Nicaragua, con los ojos puestos en su vecino bolivariano

El líder sandinista Daniel Ortega asumió ayer la presidencia de Nicaragua con la presencia de 16 jefes de Estado y enviados de Washington. Pero el invitado especial fue Hugo Chávez, quien había reasumido pocas horas antes en Venezuela. Su retraso demoró una hora la ceremonia.

Por Mercedes López San Miguel
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Daniel Ortega junto a Hugo Chávez, al asumir ayer la presidencia de Nicaragua.

El líder sandinista Daniel Ortega regresó ayer al poder en el segundo país más pobre del continente con el reto de saldar la gran deuda social. Hugo Chávez, que pocas horas antes había tenido su propia investidura, llegó a Managua con un paquete de ayuda económica bajo el brazo para uno de sus aliados en la región, al que ha convencido de incorporarse al ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) aunque sin abandonar el Tratado de Libre Comercio Centroamericano (Cafta).


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Nicaragua y Venezuela firmarán entre hoy y mañana un acuerdo petrolero, que es la puesta en marcha del vigente Pacto de Caracas que hasta la fecha no ha sido aprovechado y que, como coinciden los analistas, liberará recursos del país centroamericano para destinarlos a la lucha contra la pobreza, su principal flagelo.

El convenio petrolero, que apunta a suplirle a Nicaragua 10 millones de barriles de productos refinados al año, gran parte del petróleo y gas que consume, implica que el gobierno de Ortega sólo pagará el 60 por ciento del costo al principio y el 40 por ciento restante durante 25 años, con un período de gracia de dos años y una muy favorable tasa del 1 por ciento anual. El acuerdo incluye el suministro, por parte de Venezuela, de 32 plantas generadoras de energía (80 millones de dólares) y la apertura de la sucursal Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes) en Managua. También Caracas brindará créditos a costos preferenciales para construir 200 mil viviendas.

Néstor Avendaño, el economista ex funcionario del Banco Central de Nicaragua, le dijo a Página/12 que tal como se plantea el acuerdo, es un incentivo para Nicaragua. “Libera de recursos presupuestarios para destinarlos al combate a la pobreza y el hambre.” Pero advierte que es prematuro. “Hay que esperar qué condiciones pone el gobierno de Hugo Chávez.”

Para Alejandro Martínez Cuenca, economista y presidente de la ONG Fideg (Fundación Internacional para el Desarrollo Económico Global), la clave para Nicaragua es solucionar el tema energético, porque el país depende exclusivamente del petróleo que se adquiere en el exterior. “Las compras de petróleo equivalen a 800 millones de dólares –que se pagaron por importaciones en 2006, con el agravante de la suba del precio–. Como el ingreso por las exportaciones de bienes es de 830 millones de dólares, prácticamente todo va a parar a la cuenta petrolera. Entonces si Venezuela ayuda con el convenio energético, los recursos se destinarán a paliar una pobreza que alcanza al 60 por ciento de los nicaragüenses, en tanto que hay un 15 por ciento en pobreza extrema.”

La ceremonia de asunción del líder de la revolución sandinista frente a 16 jefes de gobierno le recordó incómodamente a Washington el regreso de los líderes progresistas en la región. Junto a Chávez también estaba el boliviano Evo Morales, un aliado del venezolano y de Fidel Castro.

Pero Ortega ha adelantado que no dará curso a ninguna medida macroeconómica radical, disipando los temores del sector financiero y el establishment. Durante la campaña, el otrora comandante de la revolución sandinista bajó el tono de su retórica antiimperialista y reiteró que está dispuesto a mantener buenas relaciones con EE.UU., si hay mutuo respeto. Como parte de su estrategia, también se acercó al capital y a los empresarios tras elegir como compañero de fórmula electoral al ex banquero y diputado liberal Jaime Morales Carazo, ex negociador de la “contrarrevolución” durante el régimen sandinista.

“El gobierno entrante quiere mantener el Cafta (tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá) y adicionalmente incorporarse al ALBA. Ambos pueden ser compatibles”, señaló Martínez Cuenca. Avendaño adhiere: “Se trata de diversificar los convenios de cooperación: hacer acuerdos con la Unión Europea; lo mismo con el ALBA, el acuerdo de cooperación entre Cuba, Bolivia y Venezuela”, señaló el experto.

Ortega asumió ayer un segundo mandato distante de la revolución que lo encumbró en 1979, pero con la promesa de combatir la aguda pobreza de su país, donde el 80 por ciento de la población vive con un dólar por día. Estaba rodeado por el jefe de la diplomacia estadounidense para América latina, Thomas Shannon, y el presidente venezolano que públicamente lo apoyó en la campaña. La tardía llegada de Chávez postergó más de una hora el inicio de la ceremonia de posesión.

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