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El país|Lunes, 3 de marzo de 2008
HOY COMIENZAN LAS CLASES EN UN SISTEMA MARCADO POR LA BAJA DE LA MATRICULA

La caída que las becas no frenan

Según datos oficiales, la disminución de los alumnos y el incremento de la deserción en la escuela media son tendencias que continúan desde la salida de la crisis, pese al aumento de los programas de becas. Las explicaciones de los especialistas.

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El 20 por ciento de los adolescentes en edad de ir a la escuela media está fuera del sistema.

Cuando hoy comiencen las clases, aproximadamente 400 mil jóvenes de entre 15 y 17 años seguirán fuera del sistema educativo en la Argentina. Son casi un 20 por ciento del total en esa franja etaria. Paradójicamente, desde la salida de la crisis cada vez son menos los alumnos que se inscriben para continuar estudiando en la escuela al año siguiente. Si bien la inversión del Estado en becas ha ido en aumento –de 407 millones el año pasado a 472 millones estimados para 2008–, la ayuda no ha logrado frenar el incremento de la de-serción escolar.

Según datos de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa, dependiente del Ministerio de Educación, en 2000 la cantidad de alumnos matriculados en la escuela media era de 2.736.947. En 2006 se inscribieron 11.629 alumnos menos. Pese a que todavía no hay cifras exactas para 2007 y 2008, los especialistas consultados por Página/12 coinciden en que no se ha logrado modificar la tendencia. Aunque a simple vista la caída en la matrícula puede no parecer significativa, se estima que en los años posteriores a la crisis de 2001 la matrícula había crecido para los primeros años del ciclo, con lo cual el actual descenso sería mayor. Además, por el simple crecimiento demográfico del país, la cantidad de alumnos debería aumentar.

Analizando cada una de las 24 jurisdicciones del país se puede observar que sólo cuatro distritos bajaron su matrícula, mientras que las otras veinte subieron la cantidad de alumnos o la mantuvieron prácticamente constante. La provincia de Buenos Aires encabeza la lista con una baja de 113 mil alumnos secundarios, un 10,2 por ciento menos que en 2000. Los 993.471 chicos que estudian en las escuelas medias bonaerenses representan un 36,45 por ciento del total nacional. Segunda en la lista está Santa Fe con cerca de siete mil alumnos menos matriculados. Después, la Ciudad de Buenos Aires con cinco mil. Y cuarta está Jujuy con tres mil menos.

A los 400 mil jóvenes de entre 15 y 17 años que están fuera del sistema educativo se les suma la tasa de abandono interanual, que refleja el porcentaje de alumnos que no se inscriben para seguir en la escuela al año siguiente. En el nivel medio, esta tasa era de 14,8 para 2001, subió a 18,8 en 2003 y a casi 20 por ciento del 2004 al 2005. Las provincias con mayor deserción son Buenos Aires (24,24%), Jujuy (21,64%), Chaco (20,80%) y Santa Fe (20,31%). Desde el Ministerio de Educación, Jaime Percik, director de Políticas Compensatorias, reconoció que “existe un problema en la escuela secundaria y hay grandes niveles de ausentismo y de no sistematicidad”.

Más inversión, más deserción

Dentro de las medidas para combatir estos problemas, hasta 2007 existieron dos grandes programas de becas, que se unificarían este año: el Plan Nacional de Becas Estudiantiles y el Plan de Becas de Inclusión. El primero consiste en 500 mil becas de 500 pesos por año por alumno. El segundo, en 110 mil becas divididas en cuatro subprogramas: “Volver a la escuela”, para promover la reinserción en el sistema educativo; “Todos a estudiar”, para los niños y jóvenes que no hayan comenzado el ciclo educativo; un programa destinado a los pueblos originarios y otro para las becas definidas por ley como, por ejemplo, las dirigidas a hijos de ex combatientes en Malvinas. Entre los cuatro programas se invierten casi 86 millones de pesos. Además, hay 20 mil otras becas por más de 70 millones de pesos. En total, el gobierno nacional otorga cerca de 630 mil becas que le cuestan más de 407 millones.

¿Cómo se explica entonces que, con más inversión y una mejor situación económica del país en general, la deserción escolar siga creciendo? La respuesta no es una sola, pero hay dos ejes que se destacan: la ayuda económica y la relación docente-alumno.

“Los chicos se iban menos de la escuela cuando la crisis en la Argentina era mayor porque el único lugar que tenían donde alimentarse y socializarse era la escuela. Lo que está demostrado es que el apoyo monetario sólo no termina de definir la situación de inclusión o de permanencia en la escuela. Lo que cambia la situación de los chicos y los jóvenes es la tarea de los directores y los maestros que puedan acompañar a los jóvenes, apoyarlos, buscarlos en la casa, saber qué les pasa y resolver problemas propios de la adolescencia y de la situación socioeconómica”, analiza Percik.

En este sentido, la secretaria general de Ctera, Stella Maldonado, sostiene que es fundamental reconstruir el vínculo entre docentes y alumnos, que “los profesores puedan tener permanencia y no como ahora que son profesores taxi –explica–. Si no, no se establece un vínculo pedagógico con el estudiante, a quien ni siquiera lo llegan a conocer. Así no hay modo de que se haga un seguimiento real de la trayectoria escolar de los chicos”. El tema del acceso a las becas también es un problema. Maldonado cuenta que antes de recibir las becas se debe realizar un “procedimiento burocrático muy engorroso, por lo que las becas se demoran y llegan cuando el chico ya dejó la escuela”. Incluso, hay escuelas que deben devolver el dinero al Estado porque el alumno ya no está en el sistema educativo.

Desde Educación explican que, por la recuperación económica, el incremento de la oferta laboral genera que aumente la cantidad de alumnos que abandonan la escuela para trabajar o porque se pasan al sistema de educación para adultos. “La escuela media tiene rutinas que la escuela de adultos les permite saltear, lo que permite una inserción laboral”, dice Percik, quien advierte que “ese trabajo tiene dos problemas, es poco calificado y precario”.

Silvina Gvirtz, doctora en Educación, analiza desde otro punto de vista la problemática: con el aumento de la pobreza durante la crisis y al aumentar simultáneamente la matrícula inicial de la educación media, sucede que cada vez entran chicos más pobres al sistema de enseñanza media. La escuela no consigue retenerlos porque no son los alumnos tradicionales del sistema de enseñanza media, sostiene la directora de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés e investigadora del Conicet. “Hay un problema en el modelo político de distribución del bien educativo”, añade Gvirtz. Para ella, es un error “mover el sistema en función de la demanda, ya que la capacidad de demanda está desigualmente distribuida”. Por ejemplo, ante cualquier inconveniente o necesidad, los chicos de la Capital Federal tienen mucho más poder para demandar soluciones que los alumnos de las escuelas rurales del interior.

Informe: Sebastián Abrevaya.

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