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El país|Martes, 18 de marzo de 2008
El Concejo de Pinamar apartó por noventa días a Porretti

La suspensión del intendente

Tras la separación del funcionario, aprobada por unanimidad, los concejales deben decidir si destituyen a Porretti. El intendente denunció un golpe y reclamó un plebiscito. Asumió De Vito y se abrió la pulseada por la sucesión.

Por Alejandra Dandan
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Porretti está acusado de haber exigido coimas. En la suspensión pesó más la crisis institucional.

A las 8 de la mañana, tres horas antes de lo previsto, los diez concejales de la ciudad se habían dado cita en sus bancas para aprobar, a puertas cerradas y a toda velocidad, la suspensión del intendente Roberto Porretti. El voto por unanimidad abrió un período de 90 días hábiles para que el Concejo ahora decida su destitución. Porretti no quiere irse, habla de mafias, de golpe institucional y exige un llamado a las urnas para quedarse.

“Califícase de grave la conducta del señor intendente –dispuso el Concejo Deliberante en su decreto 1728/08– e incurso en las transgresiones” previstas por el inciso 1º del artículo 249 de la Ley Orgánica de Municipalidades, que habilita a suspender a un mandatario en caso de que exista un estado de “conmoción social, política y administrativa”.

En ese párrafo, el Concejo concentró las razones de la suspensión del intendente. Para el terreno social y político, apeló a datos no muy distintos a los publicados en los medios de prensa desde el estallido del escándalo de las coimas. Reseñó el estado de shock político desatado por la crisis institucional y las habladurías con las acusaciones del jefe de gobierno a los empresarios de la noche que lo denunciaron, y viceversa. Fue en cambio más preciso el argumento de la conmoción administrativa, donde el Concejo reseñó uno de los ejes centrales de la suspensión y tal vez el análisis más objetivo: señaló que hubo una importante obstaculización de la información de parte de la intendencia, como si el Ejecutivo hubiese cajoneado ciertos papeles.

“Básicamente observamos que faltaron tres aspectos”, explicó a este diario Claudia Solino (MUPP), vicepresidenta del Concejo hasta ayer y presidenta ahora. “Son decretos, contratos y observaciones contables como aggiornamentos de presupuesto –agregó–. Son las únicas herramientas de la comuna para su gestión administrativa, pero se nos han vedado.”

El Concejo tiene ahora 90 días hábiles (unos 120 en total) para destituir o restituir al intendente. La comisión de investigación seguirá haciendo su trabajo para elaborar un nuevo dictamen. Luego, el Concejo debe aprobarlo.

Si Porretti es destituido, entonces sí, finalmente, Pinamar se encontrará en un verdadero dilema: la Ley Orgánica de Municipalidades prevé 150 días de plazo para una nueva elección. Ese fue y es uno de los puntos que anudó las negociaciones del Concejo, que unió aguas y las dividió. Y que puede hacer perder o ganar al PJ.

El acuerdo

“En Buenos Aires creen que a Porretti lo sacaron los narcos, pero lo que de verdad le pasa a la gente de Pinamar está lejos de todo eso”, decía anoche una alta autoridad del PJ local, como en una letanía.

El Concejo Deliberante estuvo reunido sábado y domingo. El domingo a las 22, la comisión de investigación terminó su dictamen por unanimidad: 6 a 0 por la suspensión. Esa misma noche, la comisión consensuó con otros concejales la convocatoria a la extraordinaria del día siguiente.

El Concejo de Pinamar está formado por tres fuerzas, fundamentales para el acuerdo: 4 concejales del PJ, 2 del Frente para la Victoria (FpV) y 4 del Movimiento de Unidad del Partido de Pinamar (MUPP). Porretti le ganó las elecciones al MUPP, tras 16 años de mandato, con una diferencia de poco más de 300 votos. Lo logró mediante una alianza del PJ y el FpV, un dato que no hay que olvidar.

En las últimas semanas, cada bloque alineó tropas de acuerdo a sus proyectos políticos. El PJ le soltó la mano a Porretti públicamente, pero por debajo no abandonó las negociaciones para que aceptara una licencia. El intento siguió hasta ayer a la mañana. Incluyó un viaje a Buenos Aires, el jueves, y hasta una reunión con un concejo de ancianos o notables: “capos de estudios jurídicos”, gente de dinero que lo acompañó en la campaña, según diversas fuentes. “Para nosotros –dice la misma autoridad del PJ– son cuatro años de gobierno garantizados, sin elecciones de por medio.” Es que el PJ sabe que una elección en el corto plazo no le sienta bien por el desgaste. Aún así, ayer por la mañana se dio por vencido. Según los concejales, se les vencía el plazo para expedirse.

Los concejales votaron la suspensión por unanimidad. Necesitaban mostrarse como bloque compacto para evitar las críticas del porretismo, que tildó la medida de golpista.

Porretti será reemplazado por el primer concejal de su partido, el hasta ahora presidente del Concejo, Rafael De Vito, el primero en la línea sucesoria y a quien el intendente suspendido señala como uno de los traidores (ver aparte). Ese será el presente político de Pinamar. Y, como en la sesión extraordinaria, todos los concejales se prometieron estar presentes en la asunción.

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