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El país|Jueves, 27 de marzo de 2008
EL ALEGATO DEL REPRESOR BERTHIER EN EL JUICIO POR LA APROPIACION DE UNA NIÑA

Una defensa con citas a Videla

Alejandro Macedo, abogado del militar que entregó a María Eugenia Sampallo Barragán, utilizó todos los lugares comunes de los defensores del terrorismo de Estado. Puso en duda el análisis genético y hasta la desaparición de los padres de la joven.

Por Laura Vales
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María Eugenia Sampallo Barragán, la hija de desaparecidos que querelló a sus apropiadores.

En el juicio oral por la apropiación de María Eugenia Sampallo Barragán fue el día del alegato de defensa del ex capitán Enrique Berthier. Dijo su abogado, Alejandro Macedo: “Como expresó el general Videla, el desaparecido es una incógnita, no está ni vivo ni muerto, es un desaparecido. No podemos dar por probada la desaparición de Leonardo Sampallo ni de Mirta Barragán. Tampoco está probado que María Eugenia sea su hija; el examen genético habla de una probabilidad del 99 por ciento y resalta en negrita que se trata de eso, de una pro-ba-bi-li-dad. Dentro de 20 o 30 años podríamos encontrar que la persona que creemos que es no es”. Dijo también: “En la Argentina hubo una guerra. Los terroristas utilizaban a los niños como cobertura para los actos de terror. El código de conducta de Montoneros prohibía a los integrantes de la organización tener relaciones sexuales entre ellos, por lo que las mujeres se veían obligadas a abortar a sus hijos o a abandonarlos”. Dijo también: “En este juicio no se ha probado nada de lo que se le imputó a mi cliente, y por lo tanto pido su absolución”.

El ex capitán está acusado de haber entregado a María Eugenia Sampallo Barragán, cuando era una recién nacida, al matrimonio de María Cristina Gómez Pinto y Osvaldo Rivas, quienes la anotaron como si fuera hija propia. La querella y la fiscalía han pedido que se lo condene a 25 años de prisión.

En su defensa, Berthier negó haber tenido nada que ver con la entrega y se declaró inocente. El militar tuvo entre el público una barra de apoyo, la de Cecilia Pando y unos veinte integrantes de la Asociación de Familiares y amigos de los presos políticos en la Argentina, el grupo de respaldo de los represores llevados a juicio. El tribunal los ubicó en la bandeja del primer piso de la sala de audiencias y debió desalojarlos sobre el final del alegato, cuando se pararon para aplaudir al abogado de Berthier. El defensor alegaba en ese momento sobre la inocencia de su cliente, parangonándolo con la figura de Sócrates, condenado a muerte tras un juicio injusto.

Berthier es el único de los acusados del caso que perteneció a las Fuerzas Armadas. Según surgió en las audiencias, es un amigo de la adolescencia de María Cristina Gómez Pinto, la apropiadora de la joven. La mujer señaló en su primera declaración indagatoria que el ex capitán fue la persona que entregó a la niña a su marido, aunque más tarde se desdijo. También María Eugenia, que hoy tiene 30 años, contó que Berthier reconoció ante ella que fue él quien la entregó a Rivas.

Ayer, el abogado Macedo buscó desacreditar su testimonio y dijo que la joven, la primera hija de desaparecidos en querellar a sus apropiadores, “ya desde pequeña tenía un avezado odio hacia los uniformes”.

María Eugenia recuperó su identidad en el año 2001, después de presentarse voluntariamente a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad para hacerse el estudio de ADN. Así se reencontró con su familia de sangre: una abuela, dos tías y un hermano. En el pedido de penas que formuló como querellante, los abogados de la joven resaltaron que la apropiación la privó del vínculo con su familia, que la buscó durante 24 años.

En el alegato, el defensor de Berthier planteó varios clásicos del ideario castrense: dijo que no hubo ningún plan sistemático para el robo de bebés, que en los ’70 el país atravesó una guerra interna y que no hubo terrorismo de Estado. También acusó al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, de ser “un ex terrorista” y de haber buscado incriminar con datos falsos a su cliente. En la versión de Macedo, su defendido tampoco actuó en ningún centro clandestino de detención.

El tribunal oral fijó para el 1º de abril la próxima audiencia, cuando será el turno de que los querellantes y los fiscales hagan su réplica.

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